Bilbao - La búsqueda de los dos trabajadores desaparecidos tras el deslizamiento de un vertedero en Zaldibar prosiguió hasta última hora de la tarde de ayer, cuando fueron suspendidas, con la espada de Damocles de la seguridad encima. Dos fueron las razones. La primera es el hallazgo de amianto -material considerado cancerígeno- entre los elementos desprendidos con el corrimiento de la escombrera y la posible afección a los equipos de búsqueda. La segunda es la inestabilidad de toda la lengua de material movido, la cual llegó a enterrar la autopista AP-8, que impide a las brigadas de rescate utilizar maquinaria pesada por lo que el proceso es mucho más laborioso y arduo. Unos grupos de trabajo que pasaron de estar compuestos por ertzainas y bomberos a ser integrados por empleados de la empresa IGR, una de las firmas más importantes del Estado en el tratamiento de amianto con sede en Sopelana.

Fue la detección de este material peligroso lo que sobre la 1.30 de la madrugada del viernes obligó a la suspensión de las labores de búsqueda de los dos desparecidos. Según pudo saber DEIA, uno de los operarios, el que controlaba la báscula de la instalación, es Alberto Soraluze, natural de Eibar, pero residente en un caserío del municipio de Markina. Antes de empezar a trabajar en el vertedero fue responsable de ventas y gerente del concesionario de Ford en Eibar.

El nuevo escenario y el riesgo que podía suponer para la salud de los rescatadores la presencia de amianto supuso que a primera hora de ayer se reuniera una mesa de crisis integrada por Emergencias del Gobierno vasco, Osakidetza, Diputación Foral de Bizkaia, Interbiak -la sociedad foral que gestiona la autopista- y Osalan. Tras más de dos horas de reunión decidieron reanudar la búsqueda con la ayuda de la empresa especializada y con unas directrices claras. Lo primero fue instruir a los equipos sobre cómo actuar y dotarles "de material adecuado", indicó el viceconsejero vasco de Seguridad, Josu Zubiaga. Los bomberos y ertzainas equipados marcaron las denominadas zonas calientes, donde las unidades caninas indicaron que podrían estar las víctimas para luego entrar los trabajadores de IGR con sus buzos blancos y máscaras de protección para efectuar las excavaciones. Todo ello en un trabajo manual, debido a las indicaciones de los geólogos por la inestabilidad del terreno.

Respecto a las críticas de los sindicatos por la ausencia de medidas de prevención, cuando se sabía que el vertedero tenía permiso para admitir, entre otros, residuos procedentes de la fabricación de fibrocemento, que contiene amianto, Zubiaga destacó que en el trabajo de emergencias "se prima salvar vidas". "En un primer momento no se sabía que allí había amianto, pero una vez que se supo, tomamos medidas. Pero aunque se hubiera sabido que había amianto, si hay posibilidad de salvar vidas, esto es lo prioritario", apuntó.

Respecto a la situación de inestabilidad de la ladera del barrio de Eitzaga, Zubiaga comentó que "siempre hay riesgos de desprendimientos posteriores". Por ello las recomendaciones de los geólogos son decisivas. El director general de Osalan, Alberto Alonso, también especificó que las personas que trabajaron sin protección serán sometidas a un protocolo de seguimiento y vigilancia específica para garantizar que no están afectadas. Todo el material, ropa y vehículos usados en la primera fase del rescate fueron ayer desinfectados o desechados.

En cuanto a la AP-8, la Diputación se encuentra a la espera de los informes geológicos que permitan conocer si es posible retirar las toneladas de tierra que ocupan los carriles en sentido Donostia, ya que la ladera sigue siendo inestable y el material sobre ella hace de pantalla aguantando el desprendimiento que viene del vertedero. Tras una noche trabajando, a primera hora de la mañana de ayer consiguieron abrir la calzada hacia Bilbao con un carril por sentido. Tras confirmarse la presencia de amianto, los 45 operarios adoptaron "las medidas de protección oportunas", detalló el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Imanol Pradales.