Bilbao - La Ertzaintza investiga la muerte de dos mujeres cuyos cadáveres fueron hallados el sábado por la mañana en un piso de la calle Tendería de Bilbao. Ninguno de los cuerpos presentaban signos de violencia, según confirmaron fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco, y será la autopsia que revele las causas exactas de su fallecimiento. Tía y sobrina vivían juntas en una vivienda del Casco Viejo de Bilbao. Al parecer, la más joven, de 60 años, cuidaba de la mayor, de 80. Pero desde hacía un tiempo nada se sabía ni de la una, ni de la otra. El sábado por la mañana un vecino daba la voz de alarma. De las ventanas y de la puerta de la residencia salía un fuerte olor desagradable que hacía presagiar el peor de los finales. La Policía vasca y los bomberos se presentaron en el bloque de viviendas de la zona histórica de Bilbao. Fueron los bomberos quienes accedieron a la vivienda, situada en un cantón, en el número 16 de Tendería y encontraron los cuerpos de las dos mujeres en avanzado estado de descomposición. Será necesario esperar a los resultados de la autopsia para conocer los motivos de las dos muertes. Sin embargo, la policía vasca mantiene abiertas varias líneas de investigación.

La primera, y la que cobra mayor fuerza entre los inspectores es que la más joven falleciera por causas naturales y que la mayor, posiblemente con problemas de movilidad, muriera sin poder valerse por sí misma. La otra es que una de ellas se hubiera quitado la vida.

Este trágico suceso descubre una vez más una realidad que se repite en los cascos viejos de las capitales vascas. Son muchas las personas mayores que fallecen solas y su ausencia es advertida por los vecinos. Hace unos años en Bilbao hallaron en la cama el cadáver de otra mujer de la que no se sabía nada desde hacía tres años. Los vecinos pensaban que se había ido a la residencia y solo el casero tocaba el timbre para reclamar las cuentas de la comunidad. Pero nadie salía a atender. Dos arquitectos que hacían un peritaje rutinario del inmueble en la vivienda de Bilbao la Vieja donde residía la mujer se quedaron “desencajados” al hallar el cuerpo de la víctima. Yacía en la cama, boca arriba y “momificado”.

PROBLEMA La soledad crece a un ritmo frenético en una sociedad cada vez más envejecida. En la mañana de ayer, del número 16 de la calle Tendería donde compartían casa tía y sobrina -en seis horas de guardia que realizaron los periodistas- al portal ni entró ni salió nadie. Ventanas cerradas a cal canto y solo unas toallas colgadas en un tercer piso dejaban ver que alguien residía ahí. “Es muy difícil que salga alguien. La gente es muy mayor y apenas se ve movimiento”, aventuró a decir un hombre que paseaba por el cantón.

El problema es grave. Solo en Bizkaia, según datos del Eustat, 57.171 vizcainos mayores de 65 años viven solos, y aunque en algunos casos esa situación es fruto de una elección personal, en otros -la mayoría-, lo hace porque no les queda más remedio. Enfrentarse a las cuatro paredes y en muchos casos la falta de un ascensor que les facilite la movilidad hace que estas personas terminen aislándose. Para evitar este tipo de situaciones el Ayuntamiento de Bilbao cuenta con una red de relaciones para paliar el aislamiento social de las personas que viven solas en la villa. Con Nagusi Kafegunean pretenden construir una red activa de relaciones para paliar la fragilidad, el aislamiento social y la soledad de las personas en situación de riesgo por soledad. Un centenar de “antenas” alertan hoy a los servicios sociales de situaciones anómalas. Cáritas también tienen otro de acompañamiento a mayores que se desarrolla en 22 localidades y donde colaboran 300 voluntarios. Completan la oferta Cruz Roja y Nagusilan.