Save the Children alerta de la muerte de niños y niñas "a una escala nunca vista" por armas explosivas en la guerra
Son responsables del récord del 70% de los casi 12.000 menores muertos o heridos en zonas de conflicto en 2024
La organización no gubernamental Save the Children denuncia que las armas explosivas están matando a niños y niñas “a una escala nunca antes vista”, ya que las guerras se trasladan cada vez más a las ciudades y son responsables de un récord del 70% de los casi 12.000 niños y niñas muertos o heridos en zonas de conflicto en 2024.
En un informe de la ONG recuerda que este jueves se conmemora el Día Mundial de la Infancia en todo el mundo y la organización visibiliza que, durante décadas, los menores de las zonas de guerra “tenían más probabilidades de morir por desnutrición, enfermedades o el colapso de los sistemas sanitarios”. Sin embargo, en la actualidad, a medida que los conflictos armados se vuelven más urbanos, “las bombas y los drones están atacando escuelas, hogares y hospitales, lugares que deberían ser seguros según el Derecho Internacional Humanitario”.
El documento ‘Infancia y lesiones por explosiones: el impacto devastador de las armas explosivas en los niños y niñas’, muestra que “más del 70 % de las víctimas infantiles en zonas de guerra en 2024 fueron causadas por armas explosivas”. Esto se compara con una media de alrededor del 59 % entre 2020 y 2024 y señala un cambio en la forma en que mueren los niños y niñas en los conflictos modernos.
Récord de víctimas infantiles en 2024
El año pasado, las cifras de la ONU apuntaron que 4.676 niños y niñas murieron en zonas de conflicto y 7.291 resultaron heridos, lo que eleva el número total de víctimas a 11.967. Se trata de la cifra más alta registrada, un 42% más que las 8.422 víctimas infantiles de 2020, a medida que las guerras se han vuelto más urbanas, más destructivas y se han caracterizado por una creciente impunidad.
Durante tres años consecutivos, las fuerzas gubernamentales han sido identificadas como las principales responsables, en gran parte debido al uso de armas de amplio alcance en zonas densamente pobladas. Los explosivos fabricados por los Estados causan ahora el 54% de las muertes y lesiones de civiles, frente al 17% en 2020.
"Destrucción deliberada de la infancia"
Save the Children afirma que esto es consecuencia del “fracaso de la comunidad internacional a la hora de exigir responsabilidades a los gobiernos”. Narmina Strishenets, asesora principal de conflictos y defensa humanitaria de Save the Children en Reino Unido y autora principal del informe, explica: “El mundo está siendo testigo de la destrucción deliberada de la infancia, y las pruebas son innegables. Los niños y niñas están pagando el precio más alto en las guerras actuales, no solo a manos de los grupos armados, sino también por las acciones de los gobiernos que deberían protegerlos”.
Strishenets señala que “Los misiles caen donde los niños duermen, juegan y aprenden, convirtiendo los lugares que deberían ser los más seguros, como sus hogares y escuelas, en trampas mortales”. Así, “las acciones que antes eran condenadas por la comunidad internacional y provocaban la indignación mundial ahora se descartan como ‘el precio de la guerra’. Esa rendición moral es uno de los cambios más peligrosos de nuestro tiempo”.
La asesora añade: “Estamos viendo cómo se desmoronan las reglas de la guerra. Si aceptamos esto como algo normal, estamos aceptando un mundo en el que la propia infancia está siendo atacada”.
Los niños que sobreviven a un conflicto armado se enfrentan a un dolor, una discapacidad y unos efectos devastadores para su salud mental que durarán toda la vida.
"Miniadultos"
Advierte Save the Children de que, en demasiados conflictos los niños son tratados como “miniadultos” y se pasan por alto sus necesidades médicas específicas, “lo que hace que los que sobreviven se enfrenten a un dolor, una discapacidad y unos efectos devastadores para su salud mental que durarán toda la vida”.
Y puntualiza: “Una lesión por explosión en un niño o niña en crecimiento no es una herida puntual, sino un reto médico para toda la vida, lo que hace que la recuperación sea más larga, más compleja y mucho más costosa que en el caso de los adultos”.
Paul Reavley, médico especialista en urgencias pediátricas, es cofundador y presidente de la Paediatric Blast Injury Partnership, una coalición entre Save the Children Reino Unido y especialistas médicos, afirma: “Los niños y niñas son mucho más vulnerables a las armas explosivas que los adultos. Su anatomía, fisiología, comportamiento y necesidades psicosociales hacen que se vean afectados de manera desproporcionada. Muchos no sobreviven hasta llegar al hospital, y los que lo hacen se enfrentan a un riesgo de muerte mayor que los civiles adultos en cualquier sistema sanitario".
Respuestas sanitarias para adultos
Reavley explica que "a menudo sufren múltiples lesiones graves que requieren un tratamiento complejo y cuidados de por vida. Sin embargo, la mayoría de las respuestas sanitarias a los conflictos están diseñadas para adultos, pasando por alto las necesidades específicas de los niños y niñas. Los supervivientes se enfrentan a dolor crónico, discapacidad, trauma psicológico y estigma que pueden durar toda la vida”.
El médico califica las lesiones por explosiones de "devastadoras para la infancia y suponen un enorme reto para los trabajadores sanitarios que la tratan". Poe eso cree que "debemos dotar a los médicos de los conocimientos, las habilidades, la resiliencia mental y las instalaciones necesarias para atender a los niños y niñas más gravemente heridos del mundo”.
El informe advierte de que las guerras modernas ignoran los costes a largo plazo para la infancia. La atención médica, la rehabilitación y el apoyo psicosocial siguen sin contar con la financiación necesaria.
Las protecciones para los niños y niñas en la guerra "se están derrumbando", advierte el documento. A pesar de las pruebas cada vez más evidentes de ataques indiscriminados, la rendición de cuentas es casi inexistente. Los tribunales internacionales carecen de poder y el estancamiento de la ONU protege a los Estados poderosos, lo que alimenta un peligroso ciclo de impunidad.
Conflictos más mortíferos
En la investigación se han identificado varios países entre los conflictos más mortíferos para los niños y las niñas en los últimos años, incluidos el Territorio Palestino Ocupado, donde más de 20.000 niños y niñas han muerto en Gaza desde octubre de 2023, y Ucrania, donde más de 3.000 han muerto o resultado heridos desde 2022.
El informe también incluye conclusiones sobre Siria, Líbano, Yemen, Somalia, República Democrática del Congo, Malí y Afganistán, y destaca que la infancia de múltiples regiones se enfrenta a graves riesgos derivados de las armas explosivas.
Por último, la ONG hace un llamamiento a los líderes mundiales para que dejen de utilizar armas explosivas en zonas pobladas, y les conmina a aplicar "políticas militares y políticas más estrictas para proteger a los niños y niñas en los conflictos". Además, les invita a invertir en asistencia a las víctimas, investigación y rehabilitación de los niños afectados por lesiones causadas por explosiones.
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