Kike Alonso, voz de las tardes de Onda Vasca, combina humor, empatía y pasión por las historias cotidianas. Fuera del estudio, disfruta de la montaña, la bici eléctrica y hasta del walking football. Un locutor clásico con alma de disfrutón, que hoy vive por el placer de seguir haciendo buena radio.
Llevas muchos años en la radio, con experiencia en casi todos los formatos. ¿Qué es lo que todavía te sigue atrapando de este medio?
Llevo toda la vida en la radio y todavía me sigue dando un leve cosquilleo cuando se enciende la luz roja. La radio tiene alma. Saber que hay alguien, en alguna parte, que dedica su tiempo a escucharte es fantástico. Y por supuesto, seguir.
¿Crees que los estudios de audiencia en los medios de comunicación reflejan la realidad de la sociedad o nos muestran solo una parte de ella?
Creo que los estudios de audiencias son la fotografía, pero no la radiografía. Miden una parte, pero no todo lo que pasa entre el oyente y el programa. Hay muchas formas de escuchar y de conectar que los números no reflejan. Y aunque los números mandan, al final lo importante es notar que la gente está ahí, que te escribe, que responde.
Tu programa se caracteriza por la empatía, el humor y la cercanía. ¿Cómo se construye esa conexión con el oyente cada tarde?
La conexión con el oyente se construye siendo tú mismo. No hay truco. Si finges, se nota enseguida. Yo intento hablar como hablaría con un amigo: con cercanía, con respeto y con humor. Eso también lo he ido aprendiendo a lo largo de los años.
"La conexión con el oyente se construye siendo tú mismo. No hay truco. Si finges, se nota"
¿Qué tipo de historias disfrutas más contando: las que hacen reír, las que emocionan o las que sorprenden?
Disfruto mucho con las historias que me emocionan, pero también con las que me aportan conocimiento. En realidad, lo que más me gusta es cuando una historia tiene un poco de todo: una sonrisa, un recuerdo, una enseñanza. Las que te dejan pensando un ratito después de apagar la radio.
Eres un enamorado de la montaña y del contacto con la naturaleza. ¿Qué encuentras ahí que no te da el estudio?
En la montaña encuentro paz y ese contacto con la naturaleza que me recarga las pilas, sobre todo cuando voy sin prisas, que no siempre ocurre. Allí me recoloco, me oxigeno y vuelvo con la mente limpia.
También te podemos ver sobre la bici eléctrica. ¿Qué papel juega el movimiento o el deporte en tu equilibrio personal?
No concibo la vida sin hacer algún deporte. Siempre he tratado de practicar alguno, pero hay que ir aceptando que pasan los años y el cuerpo da para lo que da. Por eso, desde que he probado la e-bike he vuelto a disfrutar de la bici de montaña sin morir en el intento, a pesar de las burlas de algunos de mis amigos, que por cierto, no se levantan del sofá.
Has probado el walking football, una manera distinta de vivir el fútbol. ¿Qué te aporta ese hobby?
También he sufrido ciertas bromas por jugar al fútbol sin correr, más que nada por desconocimiento. Descubrí el walking football gracias a una entrevista en Onda Vasca. Jugar al fútbol ha sido una de mis mayores pasiones, y después de muchas lesiones pensaba que esa etapa de mi vida ya estaba cerrada. Nunca hubiese pensado en volver a calzarme unas botas de fútbol a mi edad, pero he encontrado una manera de volver a sentir esas viejas sensaciones con un fantástico equipo en Plentzia, con el que disfruto tanto sobre el césped como en el tercer tiempo.
"La primera canción de mi playlist mental es Insurrección, de El Último de la Fila"
En tu juventud llegaste a cantar en un grupo de verbenas… ¿queda algo de aquel músico en el locutor de hoy?
¡Ni un pelo! (risas). Tan solo me queda el gusto por la música y un par de cintas de cassette grabadas; era una época en la que no había móviles. Éramos muy jóvenes y aquella fue una experiencia muy divertida con varios amigos de la cuadrilla que aún recordamos con cariño y nostalgia.
¿Qué canción o artista nunca falta en tu lista de imprescindibles?
Uf… difícil elegir. La música tiene el poder de colocarte en un momento concreto de tu vida en dos segundos. La primera canción de mi playlist mental es Insurrección, de El Último de la Fila.
Si tuvieras que definir la vida en tres palabras, desde tu mirada actual, ¿cuáles serían?
Curiosidad, humor y amor. Cada día vivo más el presente; esa podría ser la cuarta.
 
        
     
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