Que las tradiciones centenarias también se pueden disfrutar en igualdad es una convicción cada vez más extendida en Irun. Muestra de ello es el significativo aumento del apoyo al Alarde público que se ha producido en los últimos años, tanto dentro de sus filas como en las aceras.

Así quedó demostrado ayer desde bien temprano, cuando a las 6.00 horas cientos de irundarras se congregaron en la plazoleta del Juncal para disfrutar de la Diana.

También la cuesta de San Marcial se encontraba a las 10.20 horas llena de gente esperando a que Txomin Eskarmendi, el nuevo cabo de hacheros, realizara el giro que daría inicio a un Alarde en el que la participación fue alta y en el que el buen ambiente reinó desde el comienzo.

Aunque la arrancada se retrasó ligeramente, las tropas desfilaron de manera ágil hasta la plaza San Juan, donde esperaron a su general. Maite Vergara llegó varios minutos después y fue recibida con numerosos aplausos por parte de las tropas.

Tras los correspondientes saludos al batallón y a su comandante, Ramón Manterola, Vergara alzó la vista hacia el balcón de la casa consistorial, donde se encontraban, entre otros representantes políticos, la alcaldesa de Irun, Cristina Laborda, representantes municipales de EH Bildu, Elkarrekin Podemos, PSE-EE, PNV y PP; Eider Mendoza, diputada general; Xabier Ezeizabarrena, presidente de las Juntas Generales de Gipuzkoa, y Maddalen Iriarte, entre otros.

En la plaza San Juan pudieron escucharse ayer domingo varios irrintzis. Tampoco faltaron, por supuesto, los gritos de “Gora Irun! Gora San Martzial! Gora Alarde parekidea!”. El siguiente cometido de la general fue hacer llamar, con ayuda del cornetín de órdenes, Jon Indakoetxea, a los capitanes y jefes de unidad para darles instrucciones.

La música comenzó a sonar de nuevo después, cuando la primera fila de la Escuadra de Hacheros, la Tamborrada y la compañía Bidasoa se acercaron a los arkupes de la casa consistorial. Allí Iker Montero recibió, entre vítores, aplausos y gritos de “Emakumeak alardean!”, la bandera de la ciudad de manos de Thania Pazos, concejala de Elkarrekin Podemos. Junto a ella se encontraban representantes de otras instituciones y partidos, como Oihana Briones y Gorka Berasategi, concejales de EH Bildu, o Azahara Domínguez, diputada foral de Movilidad, Turismo y Ordenación del Territorio. Cuando Bidasoa volvió a ocupar su lugar, Vergara ordenó tres salvas de infantería. Tras las descargas, el Alarde público se dirigió hacia la iglesia del Juncal, la siguiente parada del recorrido matinal.

Tras un merecido descanso, las tropas del Alarde público se reencontraron en la calle Santa Elena a las 17.10 horas. Desde allí partieron hacia la parroquia del Juncal, para continuar por el Paseo Colón hasta la plaza del Ensanche. El resto del recorrido discurrió por la Avenida de Gipuzkoa, la calle Artaleku y la calle Mayor, y los participantes del Alarde igualitario encararon el final del desfile con especial alegría.

Finalmente, las compañías y unidades llegaron a San Juan, para devolver la bandera de la ciudad y romper filas. Después, cada una tomó su propio camino hasta los respectivos barrios, donde continuaron la fiesta hasta bien entrada la noche.