Mientras expertos y gobiernos de todo el mundo debaten en la Cumbre del Clima (COP28) que se celebra hasta mañana en Dubái –paraíso del petrodólar– sobre las estrategias para combatir del cambio climático, las consecuencias del calentamiento global ya se dejan sentir en la costa vasca. La evolución a medio-largo plazo del mismo esboza, además, un panorama con olas gigantes, desaparición de las playas, inundación de zonas urbanas y puertos o cambios en los calendarios de ciertas costeras, como la del bonito o la de la anchoa, dos de los pilares de la economía de la pesca en Euskadi. Esta es la fotografía que proyecta la memoria que acaba de presentar el centro tecnológico AZTI, especializado en la investigación marina y alimentaria. En ella se repasan décadas de trabajo para buscar una respuesta científica al impacto del cambio climático sobre los mares en base a mediciones continuas en el golfo de Bizkaia.
En el caso de la temperatura del mar, monitorizada mensualmente desde 1986, los expertos de AZTI constatan que ha aumentado entre 0,19ºC y 0,26ºC por década desde 1980, en particular en la zona más sureste y costera. “Si se mantiene este incremento, para finales de siglo se prevé que pueda alcanzar un aumento de 3,5ºC”, destaca Guillem Chust, coordinador del área de cambio climático en AZTI. El calentamiento global de los océanos, tal y como indican desde AZTI, provocará una reducción de las biomasas de fitoplancton y zooplancton de un 6% y un 11% a nivel global, respectivamente, también para finales de siglo; el desplazamiento de la vida marina hacia los polos; y puede tener consecuencias como veranos más calurosos en las ciudades del litoral.
“Quizá lo más preocupante de esta mayor temperatura sea que lleva asociada una incertidumbre difícil de acotar por el papel en parte desconocido que pueda jugar el océano en la regulación del clima y las múltiples respuestas de los ecosistemas marinos”, añade el experto de AZTI.
Respecto al nivel del mar y el oleaje, los datos señalan que el incremento del nivel del mar se produce a un ritmo de 1,5 a 3,5 centímetros por década desde 1990 y las proyecciones indican que este ascenso podría alcanzar entre 50 y 80 centímetros en la costa vasca para finales de este siglo. Por otro lado, se han registrado incrementos significativos en la altura extrema de las olas en el sureste del golfo con un aumento promedio de 16 centímetros por década. Según el informe, este fenómeno probablemente está relacionado con las condiciones tormentosas de la última década y está teniendo un impacto notable en la erosión de las playas de la zona. En cuanto al riesgo de inundación costera, los resultados indican que se espera un aumento del 12% en la superficie en riesgo para el año 2050 y un rango de entre el 24% y el 59% para el año 2100.