Fundadora de Bilbao Paso a Paso y de Asoarte –la Asociación de Agencias Receptivas de Euskadi–, proactiva y con visión de futuro. Así es Garbiñe Naverán, quien lleva más de dos décadas y media orientando a los turistas en su paso por la villa.

¿Cómo empezó?

Recuerdo que cuando empecé y logré el apoyo económico para montar la empresa, hace años, nadie entendía por qué quería fomentar el turismo en la ciudad. De hecho, en la primera entrevista me dijeron que solo se comía bien, pero que era sucio y feo.

¿Y ahora?

Bilbao es una ciudad limpia, que se ha redescubierto y de la que los bilbainos estamos orgullosos. Es una ciudad de vanguardia.

¿Cómo ha ido este verano?

Lo valoro muy positivamente. En nuestro caso, normalmente, nos dedicamos a los grupos, por lo que no trabajamos con todos los tipos de turistas. Aún así, hemos tenido muchos más grupos de lo habitual. Solemos trabajar con cruceros y hace años agosto era un mes muy tranquilo. Hoy en día, por suerte, es muy movido.

¿Persisten los síntomas de la guerra de Ucrania y del covid?

Por un lado, Ucrania ya no es primera plana por lo que el miedo a viajar a Europa ha disminuido. Por otro lado, el confinamiento dejó un gran resquicio: la gente ha recordado la importancia de vivir el momento. Antes la gente guardaba el dinero y esperaba, ahora, está loca por salir y viajar.

¿Cómo valora la agenda de Bilbao este verano?

—Ha sido fantástica. Especialmente, el Tour de Francia ha sido una gran campaña de publicidad a nivel mundial. No hay ninguna otra acción publicitaria capaz de superar el escaparate del tour. Ha permitido enseñar nuestro paisaje al mundo. El BBK Live y Aste Nagusia, en cambio, tienen públicos objetivos diferentes, pero el impacto de la prueba francesa ha sido abismal.

¿Cómo es el turista que visita el botxo?

Al turista que nos visita le mueven más las motivaciones culturales y gastronómicas que el sol y la playa. No es un turismo barato, es un público medio-alto con mucha cultura. Además, las conexiones, salvo por la vía férrea, son muy buenas. El aeropuerto y las carreteras traen muchos viajeros.

¿Qué percepción tienen de Euskadi?

Se ve Euskadi como un destino de calidad. Hay muy buenos alojamientos, restaurantes y servicios. Además, cada vez hay más visitantes interesados en la diáspora vasca. Muchos quieren conocer sus raíces.

¿Y a dónde les lleva?

Los vascos somos únicos –incluso raros– permitimos la modernidad, pero estamos muy orgullosos de nuestro pasado. Eso nos hace únicos y diferentes. Por eso, les llevamos a conocer la democracia ancestral de la Casa de Juntas o el coraje que tenían las neskatillas de Bermeo. El otro día un danés se quedó alucinando viendo un entrenamiento de cesta punta –algo que no había visto jamás anteriormente– y luego había una exposición de vascos en California en el Museo Euskal Herria. En la agencia contamos con un programa especial sobre la diáspora.

¿Qué nos queda pendiente?

Debemos aunar las tres capitales vascas. Las tres ciudades son totalmente diversas y están cerca. Hay que quitarse la mentalidad de que están lejos. Un madrileño hace una hora para ir al trabajo. También, me gustaría fomentar el interior y otros puntos de Bizkaia, es espectacular, desde una vuelta por el Puente Colgante hasta el Puerto Viejo de Algorta como Bermeo, Gernika, la Arboleda...

¿Y sobre el turista que se aloja en Airbnb?

No es nuestro perfil. Hay que dar a entender que una agencia no tiene porqué salir más caro, respondemos cuando surge un problema y generamos empleo y riqueza.

¿Qué le falta a Bilbao?

Necesitamos actividad nocturna. Especialmente, entre semana y para gente de cuarenta años en adelante. No tiene que ser una discoteca, ni tampoco tiene que estar hasta las seis de la mañana. Puede ser un perfil de copa bien servida con música donde las parejas que nos visitan puedan tomar algo después de cenar. Hay días que para las once de la noche no hay nada.

¿Seguimos siendo un lugar óptimo para la celebración de congresos?

Sí y eso es una muy buena noticia. Contamos con muy buenas infraestructuras: el aeropuerto cerca de la ciudad, muy buenas comunicaciones y buenos recintos como el Palacio Euskalduna o el BEC.

¿Cómo es dedicarse a este sector?

Hay que poner en valor todo lo que se ha hecho con las empresas y con ayudas de las instituciones. Hemos vivido de todo. Desde el primer día hemos superado muchos obstáculos y todavía quedan otros tantos, como la regularización de los guías o la falta de autobuses y chóferes. Poco a poco vamos avanzando.

¿Qué le diría a quien cree que Bilbao es solo el Guggenheim y San Mamés?

Ese es mi trabajo. Mostrar una gran oferta. El turismo en Bizkaia es muy reciente y todavía queda mucho por fomentar. Hace 25 años venían por negocios y se marchaban. Hemos progresado muchísimo, pero hay que tener paciencia. Tenemos que mejorar los puntos débiles y diversificar. l