A finales de la década de los 80 del pasado siglo, un spot publicitario lograba encoger el corazón a muchos televidentes. En él, un perro que viajaba en un coche era abandonado en medio de una carretera desierta. El animal se quedaba quieto, mirando cómo se alejaba el vehículo mientras aparecía en la pantalla el eslogan No lo abandones, él no lo haría. Han pasado casi 40 años y, aunque parece existir una mayor conciencia en torno a este asunto, siguen dándose muchos casos de perros dejados a su suerte. Sobre todo, en estas fechas. Porque irse de vacaciones en compañía de la mascota sigue siendo para muchos toda una aventura. Es lo que se desprende de un reciente estudio, que refleja como principal conclusión que el 85% de los vascos que tienen un perro a su cargo se topa con dificultades para encontrar alojamientos pet friendly que admitan la presencia de animales.
Según los datos recabados por Rover.com, una plataforma online internacional para el cuidado de mascotas, el 65% de los dueños de perros en Euskadi quiere viajar este verano con su mejor amigo, pero de ellos el 22% solo lo hará si logra encontrar un alojamiento adecuado. Algo que no resulta tan fácil. Porque, para muchos dueños, no es suficiente que el alojamiento admita perros. Así, una de las condiciones más valoradas es que se permita a la mascota quedarse sola en la habitación. Así lo entiende el 83% de los encuestados, llegando a ser requisito imprescindible para el 33%.
También hay otros aspectos que condicionan la decisión final. El transporte o los costes adicionales son trabas a tener en cuenta para casi un 20% de los encuestados. En este sentido, un 31% de los vascos que son dueños de perros asegura que no pagaría ningún extra por llevarse a su mascota de viaje. Son más, en cambio, los que lo harían: un 43% estaría dispuesto a pagar hasta 500 euros; un 10% llegaría hasta los 1.000 y un 11% manifiesta que pagaría lo que hiciera falta.
"Sí hay hoteles que permiten mascotas, pero dentro de ellos hay muchas limitaciones"
En las agencias de viaje son también conscientes de los contratiempos que acarrea el querer pasar las vacaciones con perros o gatos. De hecho, pese a que la población de estos animales de compañía ha experimentado un crecimiento en los últimos años, en Zazpi Kale Travel no han percibido una mayor demanda de alojamientos pet friendly entre su clientela. “No hemos notado un auge, porque esto varía en función de varios factores”, apunta Karmelo Márquez, responsable de esta agencia bilbaína y presidente de Bibae, la Asociación de Agencias de Viaje de Bizkaia. “Sí hay hoteles que permiten mascotas, pero dentro de ellos hay muchas limitaciones. En algunos no le permiten al cliente estar con el perro en la zona de la piscina por si acaso se mete en el agua, otros solo les dejan estar en las zonas comunes o no les dejan que salga de la habitación…”, detalla.
En Zazpi Kale Travel cuentan con una red de establecimientos que admiten mascotas, con los que contactan en función del perfil del cliente, pero no siempre es fácil hacer match. “Si buscas un hotel de características muy concretas, uno a pie de playa, por ejemplo, quizás no sea pet friendly… El llevar una mascota, por muy dócil y bien enseñada que esté, puede generar algún conflicto y hay hoteles que prefieren evitarlo”, explica Márquez, que cita otras cortapisas, como el transporte: “En cuanto se añade un extra por llevar un animal, muchos deciden dejarlo en un hotel para perros o con algún familiar”.
El estudio de Rover.com indica que los destinos predilectos de los vascos para viajar con su perro son zonas de playa (40%) o entornos rurales (44%). Esta suele ser la opción de María Estrella, una gasteiztarra dueña de Leia: “Busco sitios a los que la puedo llevar, sobre todo pensando en que la perra esté bien, que no esté estresada. Lo más habitual es ir a una casa rural en la que admitan perros”.
"Busco sitios a los que puedo llevar a la perra, sobre todo pensando en que esté bien, que no esté estresada. Lo más habitual es ir a una casa rural en la que admitan perros”
Reconoce María que “muchas veces hago las vacaciones pensando en ella”, pero no considera que Leia le condicione los planes: “Disfruto cuando voy con ella, porque hago un tipo de actividades que me apetecen, como pegarme una caminata por el monte... Me resulta muy fácil amoldarme a eso, lo haría de cualquier manera”.
En ocasiones, María, que antes de Leia tuvo a su cargo otros dos perros, se ha ido de vacaciones al extranjero, pero en esos casos no ha explorado la opción de los alojamientos pet friendly: “Nunca he ido a un hotel con el perro… Al final, suelta pelo y por mucho que limpies, ahí va a quedar para el siguiente. No me apetece. Además, en el entorno de un hotel está sobre asfalto todo el día y el perro necesita hierba. Cuando he ido a un hotel, lo he dejado con la familia”.
Residencia canina
Cuando no se dispone de ningún allegado, otra opción es la de los hoteles para perros. No obstante, en estas fechas, encontrar una plaza libre es una misión harto complicada. “La oficina es una locura estos meses, llega un momento en que ni puedes coger el teléfono”, señala Eusebio Calderón. Él es el propietario de la Residencia Canina Kadagua, que con sus 40.000 metros cuadrados en terrenos de Gordexola es la de mayor extensión en Bizkaia. Afrontan la época de más trajín del año, junto a la de Semana Santa: “Ahora estamos al 87%. Nos queda el margen de seguridad para clientes habituales, pero desde el 15 de julio hasta el 15 de septiembre estamos siempre al 100%”.
“Tenemos 80 habitaciones, todas individuales o para más de un perro si son del mismo dueño. Si tuviéramos 200 las llenaríamos en verano, pero hay que mantenerlas el resto del año"
Si el resto del año albergan de media a unos 50 perros, en estos meses pueden alcanzar en fines de semana picos que superen el centenar. “Tenemos 80 habitaciones, todas individuales o para más de un perro si son del mismo dueño. Si tuviéramos 200 las llenaríamos en verano, pero hay que mantenerlas el resto del año y sacarlas rentabilidad”, indican desde la Residencia Kadagua, donde por 20 euros al día cada animal está bien alimentado y dispone de espacio verde de sobra “para correr y disfrutar”.