Interiorizar los contenidos de la Agenda 2030 por parte de la ciudadanía es imprescindible para su desarrollo. Roberto San Salvador del Valle, director de Deusto Cities Lab, precisa que las personas tienen que ser conscientes de “qué usos se le dan al agua, al aire, al suelo y a la energía”.

¿Qué impulsos se tienen que dar para que la ciudadanía colabore en lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Creo que la Agenda 2030 y los ODS conformaron un debate en el ámbito institucional y en el ámbito social y empresarial de un cierto nivel, de nivel mundial que poco a poco ha ido calando en otros niveles. Hay que intentar llevar los contenidos de la agenda al día a día de la ciudadanía, de tal manera que la ciudadanía interiorice la agenda. Es algo que tengo que ir desarrollando en mi día a día más allá de decisiones que se escapan a mi alcance.

¿Cómo puede entender la ciudadanía que los ODS son parte de su vida cotidiana?

La agenda se posiciona en cuatro grandes áreas y en primer lugar nos plantea que el desarrollo actual no puede ser eficiente y eficaz sino es sostenible medioambientalmente. Desde ese punto de vista, a cada ciudadano nos pone en la tesitura de cuál es el uso que hacemos del agua, del aire, del suelo y de la energía. Desde el punto de vista medioambiental, el ciudadano tiene que plantearse qué usos hace de estos elementos. Por ejemplo, en la movilidad consumimos suelo, energía, agua y también contaminamos el aire. La movilidad es una de las actividades en nuestra vida cotidiana con mayor impacto. ¿Cómo convertir en agenda propia? Pensar en cuál es mi modelo de relación con estos elementos. Hay que dar pistas a los ciudadanos sobre cómo consumir menos recursos.

¿Hay más ámbitos imprescindibles?

“Nuestra preocupación es generar un modelo de gobernanza que permita diálogos más fluidos”

Sí, un segundo ámbito muy importante en la agenda es el desarrollo social. Hay varias miradas importantes. Una es desde los grupos de edad. Se nos pide una especial protección de la infancia que es un grupo muy débil y vulnerable. También un trato a los jóvenes para que consigan emanciparse lo antes posible y de la mejor manera. Están las personas mayores, el envejecimiento del planeta, la convivencia con los mayores y las personas dependientes. La otra mirada es por colectivos sociales. Ahí la agenda nos pone a todos en la tesitura de un logro efectivo de la igualdad y la equidad. También es necesaria una mirada hacia la accesibilidad universal, un diseño para todas y todos desde el punto de vista de la diversidad funcional y la discapacidad. También una agenda del migrante.

¿Habría que comenzar a gestionar todo ello desde el ámbito económico para que llegue al social y de ahí al personal?

Hay que ir planteando una batería de 40-50 propuestas al ciudadano para que vaya haciendo un chequeo de su vida: desde la movilidad, la acogida de migrantes, el modo en que somos sensibles a la diversidad funcional, el modo en que creamos condiciones de trabajo digno...

¿Hay algún ámbito que se haya quedado fuera?

“Hay que ir planteando una batería de 40-50 propuestas al ciudadano para que vaya chequeando su vida”

El desarrollo cultural creo que fue el aspecto peor tratado en la Agenda 2030. Solo hay dos pequeñas referencias: cuando se trata el patrimonio cultural y las prácticas y hábitos culturales. Hay muchos temas que tienen que tener una especial agenda: identidad, diversidad cultural, los valores democráticos, que salen de la Declaración de Derechos Humanos... y esto es desarrollo cultural. Además, está la creatividad, que alimenta las soluciones a los retos planteados. Y trabajar el talento de dos millones de ciudadanos y ciudadanas vascas, tenemos dos millones de talentosos. Ver dónde se ubica ese talento y se saca el mejor provecho de esas personas y para el conjunto de la comunidad en la que vive. Necesitamos llevar todo a la agenda personal.

Por lo tanto, habría que crear conciencia social.

“A cada persona se nos plantea cuál es el uso que hacemos del agua, del aire, del suelo y de la energía”

Hay que empoderar a la gente, comunicar con las personas de que gran parte de los retos que les angustian tienen que ver con esta agenda y estos objetivos. Si le preocupa como migrante su dificultad para incorporarse a la sociedad en la que está residiendo, si a una persona mayor le preocupa el envejecimiento... se trata de escuchar esas situaciones para hacer entender a las personas que las soluciones están en el avance de la agenda.

¿Qué proyectos se están poniendo en marcha desde Deusto Cities Lab?

El eje central es la persona. Gran parte de nuestros laboratorios y actuaciones reivindican la presencia del ciudadano y la ciudadana en los procesos de análisis, de diagnóstico, de reflexión, de toma de decisión pero también luego de implicación y desarrollo de lo decidido. Por otro lado, las personas que han asumido la responsabilidad de ejercer responsabilidades políticas, empresariales o en el liderazgo de entidades sociales deben de generar un ecosistema de innovación transformadora que vaya en esta línea de desarrollo sostenible integral. Nuestra preocupación es generar un desarrollo y modelo gobernanza que permitan diálogos más fluidos y orientados a este fin entre instituciones, empresas y entidades sociales.