Como serpiente informativa de verano, no hay día en el que no se conozca un nuevo caso de pinchazo en una discoteca, un concierto o un recinto festivo. Hasta la fecha en Euskadi 12 mujeres han denunciado haber sido víctimas de una práctica importada de Europa que, pese a no existir evidencias de ser una nueva forma de sumisión química, ha generado un estado de alarma, sobre todo entre las más jóvenes.

La ministra de Justicia, Pilar Llop, acaba de decir que los pinchazos pueden ser un delito grave de lesiones con el agravante de género. ¿El Gobierno vasco se personará como acusación popular en caso de que alguna de las denuncias llegue a juicio?

—En primer lugar, me gustaría enviar un mensaje de calma a la ciudadanía, especialmente a las jóvenes vascas. Por el momento, tenemos denuncias y la Ertzaintza está investigando, pero no se han relacionado estos incidentes con ningún tipo de agresión sexual o inoculación de sustancia tóxica alguna. También apelo a la responsabilidad y a la cautela para no generar psicosis generalizadas en la ciudadanía. Por lo tanto, hablar de acusaciones populares en estos momentos es cuando menos precipitado, si no, un brindis al sol.

¿Estudiarán personarse?

—Vayamos paso a paso.

¿Qué le parece esta oleada de pinchazos a mujeres en entornos festivos y de ocio?

—Esto no es una gracia ni una broma. Se trata de violencia machista contra las mujeres que no puede suponer un retroceso en nuestras libertades ni una vuelta al miedo. Las mujeres, las jóvenes, las chicas tenemos derecho a ser libres, a divertirnos como queramos. Queremos vivir y disfrutar de nuestras fiestas en igualdad. La verdadera amenaza es la vuelta al miedo y el retroceso en el camino avanzado en nuestras libertades. Me preocupa el efecto imitación, que esto se extienda como una acción de unos insensatos que no han calibrado el alcance de lo que están haciendo, que es grave y tiene consecuencias también muy graves.

A instancias de su Departamento, el Gobierno vasco ha activado un protocolo con Ertzaintza, jueces y Osakidetza. ¿Qué pretenden con ello?

—Se trata de unas pautas, un flujograma, para que todos trabajemos en la misma dirección. En la medida en que cada Departamento (Justicia, Salud, Seguridad…) sepa cuáles son sus funciones, todo el proceso se agilizará y la atención a la víctima será más rápida y eficaz. Se trata de que todos vayamos en la misma dirección para que todo fluya con la mayor celeridad. Ertzaintza, Policías Locales y Osakidetza estarán en continua comunicación. Se tomarán muestras de orina y sangre y se custodiarán, mientras Seguridad determina la comisión del delito y su traslado o no al Juzgado de Guardia, que será quien dirija la investigación policial y determine si es necesario que el equipo forense examine las muestras. Todo ello redundará en beneficio de la víctima y en una atención más cercana, más rápida y menos dolorosa. No obstante, repito, no hay evidencias de que los pinchazos denunciados estén relacionadas con la comisión de ningún delito grave ni con sumisiones químicas; por lo tanto, seamos prudentes y no generemos más alarma de la necesaria.

¿Qué mensaje cabe trasladar a la sociedad? 

—Tranquilidad, estamos trabajando por prevenir estas acciones. Ayer mismo la Ertzaintza ha anunciado la presencia de agentes de paisano en los recintos festivos, para incrementar la vigilancia. Nuestra guía para la organización de fiestas ha incluido un apartado sobre cómo actuar ante estas situaciones… Nos tomamos muy en serio cada denuncia; no puede ser de otra manera.

¿Y si alguien sintiera un pinchazo?

—Lo primero que hay que hacer es pedir ayuda al 112, a la Policía o a un centro sanitario. La víctima no debe quedarse sola. Si siente que su estado de conciencia se ve alterado, debe ser conducida a un centro de salud, antes de poner la pertinente denuncia ante la Ertzaintza al objeto de que se produzca una investigación. Aun así, vuelvo a pedir prudencia. Con firmeza, tenemos que ser contundentes en la denuncia y condena de este tipo de acciones, pero también hay valorarlas en su justa medida.

¿Qué les diría a esos que van pinchando a las mujeres?

—Les exijo respeto y que sepan que tienen a toda la sociedad vasca en su contra, que no acepta estos comportamientos bajo ningún concepto. Las fiestas, la calle y la noche también son nuestras. Esto, como todas las expresiones de violencia hacia las mujeres, es una cuestión de respeto, de educación y de defensa de derechos humanos. No es una broma, no es una gracia. Tal y como expresó hace poco César San Juan, es la clara demostración de cómo unos pocos inconscientes e irresponsables pueden provocar una situación de alarma en nuestra sociedad. Espero y deseo que las fiestas se desarrollen con normalidad y que podamos disfrutarlas en libertad e igualdad.