No está tipificado en ningún libro gordo del buen psicólogo, pero los expertos lo llaman el Síndrome de la cara vacía porque genera estrés y ansiedad. Un síndrome que puede agudizarse a partir de este miércoles cuando ya no sea obligatoria la mascarilla ni siquiera en la mayoría de espacios cerrados.

Es ese miedo a enseñar unos dientes no demasiado perfectos, a una ortodoncia incómoda, a un acné desaprensivo o, simplemente a unos rasgos que no responden a los cánones de Instagram. Y son los adolescentes los más afectados por el fenómeno de tener que mostrarse de nuevo en público a cara descubierta después de dos años de cubrir sus inseguridades con una tela quirúrgica.

La mascarilla ha actuado de escudo, de refugio donde ocultar teóricos defectos y supuestas vergüenzas. "En la cara se manifiestan de manera fisiológica nuestras expresiones emocionales. El enfado, la alegría, cuando algo nos molesta, el rubor... la cara es el espejo del alma se llega a decir y con la mascarilla también se tapan ciertos signos que hablan de la persona", explica Laura López, psicoanalista del Grupo Cero.

Los expertos se refieren al sentimiento de vulnerabilidad y desprotección que provoca ir sin la protección facial, ya que muchas personas se sienten más confiadas con la cara medio tapada. "De igual forma que nos sentíamos extraños los primeros días tras el fin del confinamiento, resultará raro volver a vernos sonreír en clase o ver el rostro de los demás, oculto durante tanto tiempo. Y es que, como en todo, esta nueva etapa requerirá de un proceso de adaptación".

Conocen bien esta dura vuelta a la normalidad en la Asociación de Ayuda Mutua contra Fobia Social y Trastornos de Ansiedad (Amtaes), donde ya se han detectado, desde el pasado mes de febrero cuando se abolió su uso en el exterior, muchos ciudadanos reacios a abandonarla incluso por la calle. "Han encontrado en la mascarilla una autoprotección y tienen verdaderos problemas para quitársela", explican.

En el punto de mira

La chavalería, inmersa en una etapa crucial de cambios físicos, no debe ser forzada a dejar la mascarilla aparcada y hay que darle su tiempo. "Algunos de mis amigos reconocen que sienten vergüenza al quitársela por miedo al qué dirán los demás sobre su aspecto físico", admite Amaia Martín a sus 16 años.

La solución pasa por trabajar la autoestima y por no forzar. Convertida ya en costumbre, necesitan su tiempo para volver a mostrar su rostro sin complejos. Para María Campo, profesora de la Universidad Internacional de La Rioja, "la mascarilla, impuesta como medida para evitar contagios, para muchos ha servido de introversión y en algunos adolescentes para sentirse más protegidos".

"La cara es el espejo del alma y con la mascarilla se tapan muchos signos que hablan de nosotros". Laura López. Psicoanalista

Desde el Colegio de Psicólogos se señala una doble vertiente. "Hay que distinguir entre aquellas personas que tienen miedo a contagiarse y las que quieren tapar algún defecto estético. En el caso de los primeros, se debe optar por respetar su decisión porque han podido pasar por alguna experiencia traumática. En el segundo de los casos, es necesario estar muy pendientes de que no limiten por este motivo sus interacciones sociales o restrinjan su vida social".

En los colegios catalanes, los chavales y preadolescentes darán el paso sin red porque serán los primeros en descubrirse. Y es que la consejería de Salud de la Generalitat de Cataluña publicará la noche del lunes 19 al martes 20 en el Diario Oficial de la Generalitat (Dogc) la resolución para "flexibilizar el uso de las mascarillas" entre los alumnos de primaria y secundaria a partir del propio martes, día en el que los alumnos catalanes vuelven a la escuela.

El conseller de Salud anunció su disposición de levantar el uso de la mascarilla en las aulas un día antes porque no ve "ningún sentido" en hacerlo un día después de la vuelta a las clases.

Menores y bebés Mientras tanto, el síndrome de la cara vacía podría aparecer también en niños pequeños si los padres manifiestan ansiedad. "Si queremos que los más pequeños no muestren extrañeza cuando alguien se descubra la cara, conviene que vivan en el día a día en un ambiente rico en interacciones con sus padres". Además, también "sería interesante que los padres no sufrieran esa ansiedad para no transmitírsela al menor".

Capítulo aparte es lo que ocurrirá con los bebés que nacieron antes de la pandemia y que solo han tenido contacto con caras tapadas. "Igual que se adaptaron rápido y bien a ellas, se volverán a acostumbrar a no verlas más. Será anecdótico el caso de niños sanos que muestren ansiedad por ver el rostro de la gente que les rodea sin mascarilla".

Cara y cruz en el resto del mundo

  • En Chequia ni en el tranvía. La República Checa, uno de los países más afectados por la pandemia, decretó el jueves a medianoche fin del uso de la mascarilla en el transporte público. La mascarilla seguirá siendo obligatoria en hospitales y centros asistenciales para mayores, aunque se baraja finales de abril como fecha para su total abolición. La República Checa tiene una incidencia acumulada de 251 contagios por 100.000 habitantes.
  • En Chile se quita al aire libre. Chile, uno de los países con las medidas más estrictas para contener la covid-19, inauguró el jueves una nueva fase de la pandemia: la mascarilla deja de ser obligatoria al aire libre en 14 de sus 16 regiones. Los cubrebocas siguen siendo obligatorios, sin embargo, en espacios cerrados y en todo espacio abierto donde no se pueda mantener una distancia física de más de un metro, como ferias o plazas. Se trata de una de las medidas más esperadas en Chile.