El Estado español ha recuperado este viernes, día de Nochebuena, la obligatoriedad de llevar mascarilla al aire libre independientemente de la distancia de seguridad pese a que no dejan de arreciar las críticas a una medida cuya utilidad cuestionan los expertos. El real decreto ley aprobado por el Consejo de Ministros supone que “cada vez que salgamos, tenemos que ir con ella puesta” salvo en “espacios naturales” o para practicar deporte individual, según la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

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Y esa es la diferencia con el real decreto ley que dio luz verde en junio, que liberó de su uso al aire libre siempre y cuando se pudiera mantener la distancia de seguridad interpersonal de 1,5 metros. Ahora tendrá que usarse en cualquier circunstancia, independientemente de la distancia, salvo dos supuestos, el de practicar deporte individual o estar en un espacio natural, aunque si es con no convivientes sí que habrá que mantener el metro y medio. “Si estás en una ciudad y sales a hacer deporte estás excepcionado, o en la playa con convivientes, e igual en el campo”; pero “en una plaza de un pueblo, será obligatorio llevarla”, ejemplificó Darias. En cualquier caso, se trata de una “medida temporal” que estará en vigor durante “el tiempo imprescindible hasta que mejore la situación epidemiológica”.

La nueva normativa mantiene el resto de lo fijado por su predecesora: el cubrebocas seguirá siendo obligatorio en espacios cerrados de uso público, en los medios de transporte público de cualquier tipo, así como privado complementario de hasta 9 plazas si los ocupantes no conviven. Quedan eximidos los colectivos que viven en espacios cerrados de uso público como instituciones de mayores o de atención a personas de diversidad funcional, y dependencias destinadas a trabajadores esenciales.

CRÍTICAS A LA MEDIDA

Las críticas siguieron: expertos de la Sociedad de Epidemiología (SEE), de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), de los Médicos de Familia y del Consejo de Enfermería coincidieron en señalar su decepción. El vicepresidente de la SEE, Óscar Zurriaga, lamentó que sea la única medida para luchar contra la sexta ola cuando se ha demostrado que “nunca ha sido de especial eficacia”. “Lo que no puede ser es que ahora sea obligatoria en exteriores y cuando entremos en un bar nos la quitemos. Esto no tiene ninguna lógica. Lo importante es que la usemos en interiores, que haya ventilación y que evitemos las aglomeraciones”, zanjó. “Implantar la mascarilla en exteriores es inútil porque sabemos desde hace tiempo que tenemos un riesgo hasta 20 veces mayor de contagio en interiores”, añadió Manuel Franco, portavoz la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), que considera que “es una medida contraproducente y mal tomada”, además de “perjudicial porque nos estamos yendo de foco y desanima, porque ahora la población ya sabe mucho”. Al presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familiar y Comunitaria (Semfyc), Salvador Tranche, le parece de “dudosa eficacia”.

Mientras tanto, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha avalado la petición del Govern para aplicar un nuevo toque de queda, reducir al 70% los aforos en varios sectores y limitar los encuentros sociales a un máximo de 10 personas.