La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reivindicado la necesidad de mejorar la capacidad de los países para prestar servicios de salud a los refugiados y los migrantes en todo el mundo, definiendo la gama de competencias que deben incorporarse a la formación y las prácticas de los trabajadores sanitarios.

Hoy en día, más personas que nunca viven en un país distinto al que nacieron. Más de mil millones de personas están desplazadas. Mientras que muchas emigran por elección, muchas otras lo hacen por necesidad. De hecho, una de cada 30 personas es emigrante, y una de cada 95 es desplazada forzosa.

La ONU prevé que estas cifras aumenten debido a "la pobreza, la falta de seguridad humana, la falta de acceso a los servicios básicos, los conflictos, la degradación del medio ambiente y las catástrofes naturales". "Aunque se enfrentan a riesgos sanitarios similares a los de sus comunidades de acogida, los refugiados y los migrantes pueden tener necesidades sanitarias específicas y a menudo son vulnerables a resultados sanitarios adversos debido a su movilidad y a sus condiciones de vida y de trabajo", ha resaltado el director del Programa de Salud y Migración de la OMS, Santino Severoni.

Así, ha lamentado que los refugiados y los migrantes se enfrentan a obstáculos para acceder a servicios sanitarios tanto en los países de tránsito como en los de destino: "Entre ellos, se encuentran las diferencias lingüísticas y culturales, la discriminación institucional y el uso restringido de los servicios sanitarios, todo lo cual condiciona sus interacciones con el sistema sanitario y el personal sanitario del país de acogida".

Estas nuevas directrices de la OMS permitirán a los trabajadores sanitarios "mejorar las prácticas de atención culturalmente, lo que redundará en mejores resultados sanitarios para los refugiados y los migrantes de todo el mundo". "El personal sanitario tiene un papel fundamental en la prestación de servicios sanitarios inclusivos y respetuosos con las necesidades culturales, religiosas y lingüísticas de las personas. Con la formación adecuada, el personal sanitario puede desarrollar las competencias necesarias para adaptar y prestar servicios adecuados a la cultura y las necesidades de cada persona", apunta la OMS.

"2021 es el Año Internacional del Personal Sanitario y Asistencial, en el que se reconoce la inquebrantable dedicación de millones de trabajadores que están al frente de la respuesta a la pandemia del COVID-19, y se les agradece su papel vital para garantizar nuestra salud y bienestar. Estos mismos trabajadores deben ser apoyados con una formación para acercarnos un poco más a la cobertura sanitaria universal para todas las poblaciones, incluidos los refugiados y los migrantes", ha remachado el director del Departamento de Personal Sanitario de la OMS, Jim Campbell.