La pandemia ha disparado los problemas de salud mental de la población, especialmente entre los menores, y ha puesto sobre la mesa las carencias que existen para darles respuesta en el ámbito sanitario. La apertura estas semanas de dos hospitales de día para tratar a adolescentes de Bizkaia con problemas emocionales contribuye a paliar ese déficit, según explica la jefe de Sección de Psiquiatría infanto-juvenil del Hospital Universitario de Basurto, Arantza Fernández Rivas, quien realiza un diagnóstico de la situación con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra hoy.¿Cuál es la radiografía del estado de la salud mental de la población, y en especial de la de los menores de edad, tras haber vivido más de año y medio de pandemia?

—Aunque es verdad que la situación epidemiológica en cuanto a los casos de infecciones ocasionadas por la pandemia va mejorando ostensiblemente, las consecuencias de la pandemia en la salud mental de la población, y especialmente en los menores, aún siguen siendo un problema crucial. En este sentido, es importante destacar el sufrimiento emocional que los adolescentes siguen presentando, lo cual sigue llevando a que precisen más ingresos psiquiátricos hospitalarios, más atención ambulatoria y atención en los servicios de urgencia de psiquiatría.

En lo que respecta a los casos más graves, ¿cuánto han aumentado los ingresos psiquiátricos infanto-juveniles este año con respecto al mismo periodo de 2019?

—A lo largo de estos nueve meses ya hemos atendido en la Unidad de hospitalización psiquiátrica de adolescentes del Hospital Universitario de Basurto -por lo tanto, son datos de toda Bizkaia, dado que somos la única unidad de hospitalización del territorio- más pacientes que en todo 2019 e incluso con un aumento de un 16%. Es importante destacar que aún faltan tres meses para finalizar el año, un periodo en el que habitualmente hay una alta frecuencia de ingresos psiquiátricos.

¿Sigue aumentando la ola de anorexia? ¿Qué otras patologías se dan?

—Sí, la ola de la anorexia sigue en activo y ha empeorado en este año. Como dato a destacar, el número de ingresos de adolescentes con Trastornos de Conducta Alimentaria en los meses de enero a septiembre de 2021 es más de tres veces superior a todo el número de ingresos por el mismo motivo en 2019. Las patologías que siguen siendo más frecuentes son la anorexia nerviosa y las conductas autolesivas o intentos de suicidio. Los ingresos psiquiátricos siguen aumentando en lo que llevamos de año, de enero a septiembre.

¿De qué manera influyen la relajación de las medidas restrictivas por el coronavirus y las cada vez mayores relaciones sociales, dentro y fuera de los centros escolares, en la mejora del bienestar emocional de los menores?

—Esperamos que estas medidas vayan haciendo su efecto y la recuperación del contacto social, el descenso del nivel de temor general por la pandemia en la sociedad y la menor incertidumbre, por tanto, por el futuro, lleve todo ello a una mejoría. No obstante, los menores que están padeciendo los trastornos mentales o emocionales más graves deberán seguir un tratamiento específico para poder superar su padecimiento. Por otra parte, además de reconocer socialmente y enorgullecernos por el esfuerzo tan notorio que han realizado los adolescentes y jóvenes a lo largo de la pandemia, debemos recomendarles que recuperen su vida y ocio, pero que sigan cuidándose, no dejándose llevar por la impulsividad que puede hacerles tomar decisiones que los pueden poner en situaciones de vulnerabilidad, como, por ejemplo, el consumo de alcohol o drogas. Dicho esto no como una crítica, sino alentando a que la misma responsabilidad que han demostrado a lo largo de la pandemia sea la que les siga guiando actualmente en sus decisiones.

¿La pandemia ha puesto en evidencia que la salud mental, especialmente la infanto-juvenil, es la asignatura pendiente de nuestro sistema sanitario? ¿Confía en que a partir de ahora se tomen medidas para paliar estas carencias?

—La pandemia ha destacado no sólo que la salud mental es fundamental para la sociedad, sino que un grupo poblacional crucial para cuidar de su salud mental son los niños y adolescentes. Es importante destacar que vivimos en una comunidad autónoma con un buen desarrollo de los dispositivos de salud mental, aunque es cierto que la pandemia ha evidenciado algunas debilidades, que se están abordando y subsanando.

¿De qué forma se han solventado?

—Hay que destacar la apertura estas semanas de dos hospitales de día para el tratamiento de adolescentes con problemas emocionales de Bizkaia. Uno de ellos pertenece a la OSI Bilbao Basurto, dispone de 15 plazas y se inauguró el pasado viernes en el Centro infanto-juvenil Saralegi, en Bilbao La Vieja. El otro hospital de día depende de la Red de Salud Mental de Bizkaia, contará con 30 plazas y está previsto que entre en funcionamiento el próximo miércoles en la zona de Zabalburu.

"La ola de anorexia ha empeorado este año. Los ingresos por TCA triplican ya la cifra de todo 2019"

"Otras de las patologías más frecuentes son las conductas autolesivas o intentos de suicidio"

"La pandemia ha evidenciado algunas debilidades en los dispositivos de salud mental que se están subsanando"