Es manifiesta la crudeza que hemos sufrido, y en parte estamos sufriendo, con las restricciones derivadas de la pandemia, pero si en todos los ámbitos esto es evidente y generalizado existe en Bizkaia y Euskadi, en general, un espacio, no diría único, pero bastante específico, donde los controles, las prohibiciones de reuniones han sido especialmente sentidos en nuestra sociedad. Hablamos de los txokos y las sociedades gastronómicas.

Lugar de encuentro de familias, de amigos, compañeros, vecinos... en cualquier caso un sitio de reunión para disfrutar y pasar un buen rato y donde el contacto es inherente a la propia reunión.

Han sufrido los cierres de manera drástica y continuada, por eso, que desde este sábado hayan podido abrir y ponerse en marcha, es todo un rayo de esperanza para estos establecimientos. Parece que el túnel se ha terminado, al menos por ahora, porque entre la alegría por la apertura está también la preocupación para que no vuelvan a producirse rebrotes y nuevos cierre.

Este es el punto en el que se encuentra el Txoko Mazarredo Zuloa, fundado en 1988, en Bilbao en la calle del mismo nombre, y que cuenta con 89 socios y socias, la mayoría profesionales liberales: abogados, periodistas, arquitectos, médicos, notarios, entre otros.

"La apertura de los txokos y las sociedades gastronómicas de Bizkaia se ha hecho esperar en exceso, aunque somos conscientes también de las complicaciones que supone legislar sobre esta materia, porque cada txoko es un mundo. El nuestro es de los más grandes del territorio y en los aforos lo tenemos más fácil, pero la mayoría atraviesan serias dificultades", explica a DEIA, Josu Garai, presidente del Txoko Mazarredo Zuloa esperanzado porque la actividad vuelva, aunque sea más lenta de lo deseable, a la ansiada normalidad.

"Aunque a pesar de que hemos podido abrir desde ayer, la mayoría no lo han hecho porque se precisa acondicionar los locales cerrados durante diez meses y comprar el género; muchos no han querido anticiparse. Además, en nuestro caso, vamos a realizar unas obras en el local por lo que tardaremos unas semanas en abrir".

MÁS QUE GASTRONOMÍA

Javier Vadillo, secretario de Mazarredo Zuloa también muestra su satisfacción por la apertura de estas entidades, "no solo gastronómicas, sino también culturales. Aquí, organizamos exposiciones de fotografía, de pintura, presentaciones de libros y el último evento que hicimos fue la Asamblea europea del movimiento LGTBI. Juntamos a 150 personas en una cena para enseñarles cómo funcionaba un txoko y quedaron encantados", dice sonriente.

El WhatsApp de la Asociación de Txokos de Bizkaia estaba desde el viernes por la mañana echando humo y cuando se conocieron las medidas concretas les surgieron muchas dudas, "hasta que se supieron todos los detalles, como el horario de 9 a 2 de la madrugada, la mitad del aforo, etc ". Garai y Vadillo reconocen que la limitación al 50% del aforo, Mazarredo Zuloa se lo puede permitir "porque es grande, pero la mayoría no son así. Ocurre algo parecido con los bares; depende de la dimensión del establecimiento".

Los directivos del txoko bilbaino tuvieron una Junta dos días antes de que se declarase el estado de alarma. "Antes de que se anunciaran las medidas restrictivas nosotros ya las habíamos adoptamos; cerramos el txoko al 50%, instauramos una política de limpieza y limitamos el aforo y el uso", añade Garai.

Un miembro de la Junta con relaciones profesionales con China ya les alertaba de que los chinos estaban alarmados porque en Europa no se estuviera haciendo nada. "Y nos puso los pelos de punta. Además, aquí las tiendas de chinos cerraron todas. Entonces nos dimos cuenta de la gravedad de lo que nos llegaba. Con ese cóctel de circunstancias, la Junta tomó las medidas con antelación", añaden.

Consideran que la comparativa que hicieron de los txokos con los locales juveniles fue injusta. "Nos hizo mucho daño, porque los txokos tienen otra filosofía", recalca Garai.

Un txoko colectivo, sustentado por una Asociación registrada en el Gobierno vasco, "funciona en medidas de seguridad mejor que un bar, porque el socio de la entidad tiene ya interiorizado que su normativa debe de cumplirla; este local es nuestro; es la casa que debemos de cuidar. Por otro lado, la edad media de los integrantes está por encima de los 43 años, nuestra mentalidad está más asentada. Por eso nos molestó la comparación con las lonjas juveniles y los clubes deportivos. Eso nos hizo mucha pupa", inciden.

Les gustaría volver con celebridad a la actividad prepanddémica, en el que ofrecían cerca de 5.000 menús anuales. "Habrá que esperar a ver cómo reacciona la gente, porque todavía hay mucho miedo", apunta esperanzado el Secretario del txoko.

Son conscientes de las pérdidas a las que se enfrentan los txokos tras diez meses cerrados. "La media es de 14.000 euros; generan muchos puestos de trabajo; algunos se han salvado por los ERTE, otros están vilo. La apertura es una enorme alegríaen lo laboral y en poder volver a socializar en ellos con las amistades.