Hace justo un mes, con motivo de la conmemoración del Día Internacional del Agua, las instituciones internacionales volvían a hacer hincapié en otro fracaso de la Humanidad: el desigual acceso al agua en el planeta. Una de cada tres personas que habitan la Tierra no tiene grifo en su casa, con lo que eso supone en materia de salud y de alimentación principalmente.

Sin quererlo, esas comunidades se ven arrastradas a un escenario de pobreza y subdesarrollo crónico. Pero un pozo puede cambiar la vida de esas poblaciones rurales de Senegal, Mali, Sierra Leona o Bolivia, por ejemplo.

Y en esas anda la Escuela Móvil del Agua, una ONG con raíces en Bilbao y ramificaciones por medio mundo, fundamentalmente en su latitud sur. Jaime Aguirre, alma mater de esta iniciativa que enseña a construir una bomba de extracción con materiales baratos y locales, se encuentra estos días en el botxo para apuntalar otro de los pilares de este proyecto: la sensibilización social. El otro día fueron unos chavales de ESO del Colegio Salesianos Deusto y hoy les ha tocado el turno a los jóvenes que cursan estudios de FP Mecanizado en ese centro.

Todos, gracias a la colaboración del Ayuntamiento y de las entidades sociales TADEH y Jóvenes y Desarrollo. Su portavoz, Óscar Pérez, valoraba positivamente este proyecto que buscar transmitir hábitos sostenibles entre el alumnado. Ya inciden sobre el reciclaje y el compostaje; e incluso tienen un huerto,...

Esta vez, la misión a conseguir era que aprendieran a valorar el acceso a un recurso limitado como el agua. Y a tenor de los comentarios que se escapaban a los chicos lo han conseguido. Decía Leandro después de haber manejado el equipo de perforación que "el agua puede ser la diferencia entre la vida y la muerte".

Y Adrián, otro de los participantes en esta acción, ha subrayado que mientras estaban fabricando las bombas de extracción caseras "ha aprendido cosas sobre otras gentes. Y a reflexionar sobre cómo viven ellos y el privilegio que tienes tú".

FORMAR E INFORMAR

Medio centenar de jóvenes han tenido la oportunidad de ver con sus propios ojos cómo es posible fabricar en apenas media hora un artilugio para sacar agua. Y solo con un par de canicas, tubos de PVC y poco más. Lo más trabajoso siempre es levantar la torre de perforación y hacerla funcionar.

En Deusto han construido una de 4 metros para que la chavalería pueda ver in situ cómo se ejecuta el proceso. "Solo es una simulación", puntualiza Aguirre a pie de obra en un modesto trozo de jardín. La broca eso sí, es un trozo de acero viejo, de ferralla, como los que se usan en las comunidades rurales donde son requeridos.

Tal y como indicaba Unai Martínez, profesor de Mecanizado, "han estado entretenidos, salen de aula, aprenden,... Y ven que con pocos recursos se pueden hacer cosas. Que haya algo de soldadura también les llama la atención; y que el funcionamiento sea manual porque en esas comunidades no hay electricidad,..."

Esta acción de calle ha estado precedida de otra de carácter más formativo apelando a la conciencia individual y colectiva. El consumo per capita de agua en Euskadi ronda los 140 litros de agua que se destinan para uso doméstico, lavar, cocinar, beber,... pero en realidad, como enfatiza Aguirre, hay otro 97% de consumo de agua de uso indirecto diario: una camisa son 2.500 litros, los vaqueros otros 10.000, un coche más de 125.000 litros de agua,€

Beñat Urturi, integrante también de TADEH-Escuela Móvil del Agua, resumía en este sentido que "se han motivado. Creo que les ha gustado. Han tomado parte y preguntado". Lo corriente de los materiales empleados sorprende a los asistentes tanto o más que a los propios beneficiados de este artilugio mecánico que salva vidas.

Recientemente han estado en el sur de Senegal y después de lograr financiación la idea es ir al norte en octubre, "que tienen más problemas y luego dar un salto a Bissau. Y extendernos por el oeste del África subsahariana. Estamos creando tejido con ONG para que conozcan nuestra tecnología", apostillaba el fundador de la Escuela Móvil del Agua.

AUTOESTIMA, EMPODERAMIENTO,...

A su favor, que enseñan a abrir y a aprovechar pozos de agua siguiendo un modelo sostenible, barato y con materiales al alcance de la mano. "Bueno, en realidad en Sierra Leona no venden canicas [son empleadas como válvulas antirretorno] todo el año, solo en Navidad,...", sonríe este ingeniero cooperante; o al revés.

"Se quedan maravillados de que en un sitio donde no había agua ahora haya un pozo. Y ellos son capaces de hacerlo y de arreglar todos los mecanismos. Se les sube la autoestima. Son poblaciones muy pobres y ahora son capaces de suministrar algo tan básico como el agua a un precio muy bajo a sus vecinos", apunta Aguirre. Y es que muchos se lanzan al emprendimiento y construyen más pozos en la misma o en otras comunidades.

Además, ese proceso contribuye a impulsar otra evolución: el empoderamiento femenino. Y es que, según ilustra el fundador de la Escuela Móvil del Agua, normalmente es la mujer quien asume el rol de cabeza de familia y convence al hombre de la comodidad y provecho de disponer de una fuente de agua propia y a cualquier hora del día.

"Y eso no es boicotear al sistema público -apostilla Aguirre-. Es que el gobierno no tiene planes de abastecimiento para esas pequeñas poblaciones. Es todo Sálvese el que pueda y nosotros damos soluciones".

Una de las cosas que más enorgullece al equipo de TADEH es la implicación de la comunidad. Su trabajo sobre el terreno no tiene nada que ver con el "modelo paternalista" desplegado años atrás por la cooperación internacional. Y tampoco los costes de llevar agua a una comunidad: una bomba de extracción puede costar 20 euros y estar fabricada en media hora y el pozo estar hecho en un par de jornadas por 200 euros, lo que equivaldría a cinco cabras.