Una mujer de 63 años falleció en la madrugada del miércoles tras ser, supuestamente, arrojada desde la terraza de un primer piso de un inmueble de la localidad leonesa de Ponferrada por un hombre con el que compartía la vivienda y que fue detenido poco después del suceso, según informaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

La fallecida y el presunto homicida, de 52 años, no mantenían ningún tipo de relación sentimental, por lo que en principio se descarta que pudiera tratarse de un caso de violencia machista aunque se investigan todas las hipótesis.

Vecinos del inmueble, ubicado en el número 22 de la calle 2 de Mayo, apuntaron que el detenido podría sufrir algún tipo de trastorno debido a su extraño comportamiento.

El Servicio de Emergencia del 112 en Castilla y León avisó a la Policía Nacional del suceso a las 00.24 horas del miércoles, tras recibir una llamada para auxiliar a una mujer que había caído a la acera desde el balcón de una primera planta.

Al lugar de los hechos se trasladaron la Policía Local de Ponferrada, la Policía Nacional y una UVI móvil, que fue la que dio traslado a la mujer al Hospital del Bierzo, donde todos los intentos por salvar su vida fueron infructuosos.

El Molar, crimen machista

La Guardia Civil confirmó que la principal hipótesis sobre el suceso ocurrido el martes en El Molar, en el que fueron encontrados tres cadáveres con signos de violencia en un chalé incendiado, es un caso de violencia de género.

También confirmó que los agentes de la Brigada Científica intervinieron dos escopetas, que mandarán al laboratorio de Criminalística. La inspección ocular del chalé tuvo que ser interrumpida porque se reavivó el fuego en el edificio.

El supuesto asesino machista de El Molar, que presuntamente mató a su mujer y a su hija de 11 años la madrugada del martes y luego se quitó la vida horas después, habría utilizado para ello estas dos escopetas que estaban en el chalé, ya que tenía licencia de armas para cazar.

En el rastreo de la casa, los bomberos hallaron lejos del foco del incendio tres cuerpos sin vida, una mujer y un hombre adultos y la niña, hija de ambos. Las mujeres estaban en una habitación mientras que él estaba en otra habitación.

Los fallecidos son María Cruz, paraguaya de 48 años; su marido español, Fausto, de la misma edad, y la hija de ambos, Isabel, de 11. Los tres presentaban heridas de bala.

Antes suicidarse, según la hipótesis de la investigación, el hombre, que no contaba con antecedentes de violencia de género ni denuncias previas, incendió la casa en dos puntos diferentes con gasolina, ya que se encontraron restos de este combustible en la casa.

Según amigos del supuesto doble homicida, llevaba tiempo en depresión por las consecuencias de la pandemia, entre ellas que había pasado muchos meses en ERTE en el taller de San Agustín de Guadalix en el que trabajaba.

Las amigas de la esposa comunicaron que en los últimos días la habían visto triste y apagada, ya que su marido no le permitía salir mucho de casa.