OLO tres de los 251 municipios que hay en Euskadi han podido sortear hasta ahora el covid sin un solo infectado; Beizama, en Gipuzkoa, y Lagrán y Kripan, en Araba. En los tres casos son pueblos rurales, con una población que no supera los 180 habitantes, en su mayoría de edad avanzada y alejados de grandes núcleos urbanos. En el centro geográfico de Gipuzkoa se encuentra Beizama, el único municipio de este territorio sin ningún caso desde el inicio de la pandemia. Con una superficie que ronda los 17 kilómetros cuadrados y tan solo 143 habitantes, es una de las localidades guipuzcoanas más despobladas y su emplazamiento accidentado, entre bosques y montañas, la convierten en un paraíso natural a salvo del virus.

La baja densidad poblacional ayuda sin duda a la hora de eludir los contagios, asegura el secretario e interventor municipal, Oihan Ostolaza, quien no obstante cree que están teniendo "mucha suerte" porque gran parte de sus vecinos se desplazan habitualmente fuera del pueblo. En torno a una cuarta parte de la población es mayor de 65 años y se desplaza muy poco, pero los menores de 18, del orden del 15%, se trasladan a diario a colegios e institutos de Azpeitia, salvo los más pequeños, que van a la escuela infantil de Albiztur. Pero el grueso de los vecinos de Beizama va a trabajar o a comprar a otros municipios, sobre todo a Azpeitia y Azkoitia, donde la pandemia ha tenido mucha incidencia.

La única "medida extraordinaria" adoptada por el Ayuntamiento ha sido cerrar desde el principio el parque infantil, comenta el secretario, que agrega que cumplen todas "las restricciones" porque "la gente está muy concienciada y ve lo que pasa alrededor". El único bar-restaurante, ahora cerrado, ha estado funcionando durante los periodos autorizados pero "sin ningún problema".

KRIPAN

El segundo municipio que ha esquivado al virus es Kripan, uno de los pueblos más altos de la Rioja Alavesa. Su alcalde, Joseba Fernández, revela que una de las claves que ha podido alejar al virus es que ninguno de sus casi 180 vecinos se ha ido de vacaciones. Además, los visitantes que han acudido este verano "son de Gasteiz, siempre los mismos y se han quedado todo el verano". El único bar también "ha hecho las cosas bien", dice el alcalde. Se han guardado las distancias en la terraza, la gente ha llevado mascarilla y se han respetado las medidas "a rajatabla". "En mi cuadrilla, si nos hemos juntado 14 o 15 personas, nos hemos sentado en varias mesas", relata Fernández.

La mayoría de los vecinos en activo se dedica a la agricultura y, aunque vayan al médico o a comprar a Logroño, Oyón, Laguardia y Lanciego, respetan todas las restricciones. Ese cumplimiento, la escasa movilidad y "un poco de suerte" son también los tres ingredientes que menciona el alcalde de Lagrán, José Mari Martínez, para evitar los contagios. Ubicado a escasos 20 kilómetros de Kripan, Lagrán tiene 170 habitantes y más de la mitad están jubilados. Quienes trabajan, lo hacen en Bernedo y Gasteiz. "Tenemos bastante cuidado, evitamos las aglomeraciones y en el bar del pueblo, donde hay más peligro, estamos separados", explica el primer edil, que confiesa no obstante su temor a que estas Navidades "la gente se meta dentro del bar por el mal tiempo y haya algún contagio".