Los jóvenes resultan en estos momentos los principales vectores de expansión del coronavirus en Euskadi. Su perfil asintomático les convierte en una diana engañosa y en los positivos más numerosos, por lo que se encuentran en el punto de mira de Osakidetza. En este sentido, la consejera de Salud, Nekane Murga, expresó ayer en Radio Euskadi su preocupación por la gran cantidad de jóvenes de entre 15 y 35 años contagiados que están siendo identificados. “Son personas con muchos contactos y movilidad”, puntualizó. Además, subrayó que hay decenas de niños infectados y afirmó que, “dentro de poco, contemplamos que empiecen a aparecer casos entre personas de mayor edad y enfermen las personas más vulnerables”. Por ello, insistió en “la obligatoriedad de que todos los ciudadanos lleven siempre mascarilla para frenar los contagios”.

Aunque en las últimas 24 horas se detectaron 59 nuevos casos, Murga reiteró que los brotes están controlados, al afirmar que “una segunda oleada sería una situación de incremento descontrolado de la propagación, sin poder evitarla salvo con medidas muy estrictas”. Y “en este momento -indicó la consejera-, esa no es la situación”.

Lo novedoso es que este segundo impacto de la pandemia incide en un paciente con un retrato robot muy diferente al de marzo y abril. Así, Murga reveló que Osakidetza registra decenas de infectados en reuniones de personas jóvenes, “que luego van a sus casas y lo propagan entre niños y personas mayores o vulnerables”. Ante ello, Salud se prepara ante la posibilidad de que se vuelvan a multiplicar los casos en aquellos colectivos entre quienes la enfermedad causa más complicaciones.

Las autoridades sanitarias consideran que es “difícil” saber el origen de las infecciones, pero muchas de ellas se producen en reuniones de grupos amplios de amigos o familiares y en el contexto de relaciones de ocio, que generan “focos de infección difíciles de controlar”. Por lo tanto, indicó, que “es en el momento en el que más se debe utilizar la mascarilla”.

Sobre los 59 casos detectados el miércoles, reconoció que se trata de cifras que remiten a principios de mayo, pero “la población es diferente”. Según explicó, en aquel momento se realizaban PCR exclusivamente a personas sintomáticas, de riesgo o en centros sociosanitarios y no se hacían a los contactos estrechos. En la actualidad, según reveló, entre un 30 y un 40% de los test positivos se obtienen de contactos estrechos y también un porcentaje se obtiene de personas que buscadas en zonas de riesgo. “Esto hace que el número actual no suponga la sobrecarga asistencial de las cifras de mayo. Sesenta personas detectadas en mayo no representan el mismo riesgo para el sistema sanitario que las sesenta personas de aquellos momentos. Esto es como un iceberg. En estos momentos vemos más parte del iceberg, aunque todo no lo vemos, siempre se nos escapan zonas asintomáticas”, agregó.

Murga añadió que en aquel momento probablemente también hubo jóvenes infectados pero “no se detectaron” porque no se realizaban pruebas PCR a contactos o asintomáticos y es la razón que llevó a que en marzo se produjera “un incremento exponencial de casos en muy pocas semanas”.

“Dentro de poco, contemplamos que puedan aparecer casos y comenzar a enfermar personas de más edad”

“Ahora vemos más parte del iceberg que en marzo o abril, pero no significa que lo veamos todo”

Consejera de Salud