- El foco está puesto en Goierri, y a él se dirigen miradas expectantes desde todos los rincones de Gipuzkoa. El brote de covid-19 detectado el fin de semana en Ordizia, que ha tomado un curso inexorable, es un aldabonazo que parece marcar el punto de inflexión de una enfermedad que ha dejado de estar presente en las residencias de mayores para dar un salto cualitativo, afectando de lleno a un sector de población menos añosa.

Este espejo en el que ningún municipio quiere mirarse, con un número creciente de positivos, ha tenido en el ocio nocturno su caldo de cultivo. "No es fácil buscar un equilibrio entre salir por la noche y garantizar la seguridad. Es un tema que nos preocupa mucho". Mikel Olabe es de los que tienen la mirada puesta en Goierri, aunque su establecimiento esté a más de 40 kilómetros del epicentro del brote. Regenta el bar Belea de la calle Juan de Bilbao de la Parte Vieja de Donostia, punto de encuentro habitual de centenares de jóvenes veinteañeros a los que frenar con dos tragos de más cuesta lo suyo. "Se ha puesto el foco en ellos pero a decir verdad tras dos gin tonics no solo son jóvenes quienes se olvidan de ponerse la mascarilla. Desde este lado de la barra se ven darse abrazos a todas las edades". Todos los bares de esta calle, que comparten grupo de Whasapp, han acordado iniciar una campaña de sensibilización a través de las redes sociales. Va a estar especialmente dirigida a la población más joven para que interioricen que es vital acudir a la barra con mascarilla y cuidar la distancia de seguridad. "Las medidas las cumplimos a rajatabla, ¿pero qué haces con tantas personas que una noche se quedan en la calle, fuera del establecimiento? Hablamos de mucha gente en vías estrechas en las que no se pueden garantizar las distancias. ¿Qué hacemos, vallamos la Parte Vieja para que no entren?".