Nekane Murga, consejera vasca de Salud, confiesa que siempre le han gustado los retos aunque en esta ocasión se ha tenido que enfrentar probablemente al más importante de su trayectoria vital. Ha pasado muy pocas horas en casa durante los meses de pandemia y ha gestionado una crisis sanitaria sin precedentes. Ahora que estamos en una nueva normalidad pide a la sociedad que no olvide lo ocurrido y mantenga la responsabilidad en la protección contra el virus.

Desde un punto de vista personal, ¿cómo se le queda a alguien el cuerpo cuando los muertos llegan a 1.600?

-Reconozco que es una enfermedad que ha hecho que fallezcan muchas personas y que además muchas lo han hecho solas y sin duelo, sin poder tener un acompañamiento de sus seres queridos. Esto es algo difícil de resolver y además en el momento de máxima epidemia era algo que tenía en la mente y que realmente para un futuro tenemos que pensar, si llegara una nueva ola, cómo actuar. Es una enfermedad especialmente dañina en determinadas personas y cada vez sabemos más sobre cómo protegerlas y cómo actuar.

¿Se podría evitar?

-En el momento de máxima epidemia, los hospitales estaban con tal cantidad de trabajo que los acompañantes podían infectarse, podían generar transmisión de enfermedad hacia otras personas y necesitaban también el apoyo para poder ponerse una EPI. Por tanto, se hizo muy difícil o imposible este acompañamiento. Se intentó resolver incluso con formas telemáticas y unidades que pudieron permitir el acceso, lo hicieron. Si hubiera una nueva epidemia habrá que ver en cada momento la situación y si este aspecto se puede mejorar.

Acabamos de inaugurar una nueva normalidad. ¿Cree que la sociedad ha respondido bien ante la crisis sanitaria?

-Creo que como sociedad se ha estado a la altura y ahí están los resultados. No hubiéramos conseguido esta desescalada si no hubiera habido un compromiso del conjunto de la sociedad. Sí es cierto que ha podido haber momentos puntuales y situaciones puntuales y, además, sí es cierto que me da miedo que se vayan relajando las medidas, porque tenemos tendencia a olvidar lo malo. Creo que es muy importante, en ocasiones, recordar lo vivido para mantener la protección, no bajar la distancia, recordar que contamos con una posibilidad de llevar mascarillas y evitar el contagio. Es lo que pido al conjunto de la sociedad en este momento: que no olvide, pero sobre todo mantener las medidas de protección frente a la transmisión de la enfermedad.

Pasamos página rápido y en este caso puede tener consecuencias graves.

-Es una respuesta psicológica buena de la condición humana seguir adelante y pensar en aspectos positivos, pero yo creo que la gravedad de esta epidemia a muchas personas las va a dejar marcadas para siempre porque han sufrido mucho. Y a aquellos que han tenido la suerte de no verse afectados directamente, les pido que piensen en estas personas y que todos mantengamos esta responsabilidad colectiva individual.

¿Le consta que se ha bajado la guardia en cuanto a las medidas de protección?

-En general veo a las personas usando más mascarillas que hace unas semanas, haciendo una vida normal, pero es cierto que creo que estamos aumentando las relaciones personales y sociales. Ahora mismo, cada vez que vemos una persona positiva preguntamos el número de contactos estrechos que ha tenido, con cuántas personas ha podido estar que haya podido contagiar. Esto es: que haya estado sin mascarilla, en tiempos de más de una hora con una proximidad de menos de dos metros. Nos sorprende que un alto porcentaje de personas han estado en los últimos diez o doce días con 20 y 30 personas en estas condiciones. Esto es algo que debemos evitar.

En los últimos días ha habido pequeños rebrotes en algunos hospitales. ¿Cuándo el número de contagiados nos debe preocupar?

-Más que en cifras absolutas lo que nos debe preocupar es dónde se ha producido y si las personas que han podido contagiarse son fáciles de identificar y localizar o no lo son. Por ejemplo, si un brote se produce en una sala de fiestas es diferente a si se origina en un banquete donde todas las personas son conocidas. Por lo tanto, tiene mucha importancia la capacidad de localizar a las personas que puedan estar implicadas porque la clave de parar un brote es identificar pronto a las personas contagiadas y aislarlas antes de que puedan contagiar.

En la fase en la que nos encontramos y con las mugas entre territorios abiertas, este control va a ser más difícil. ¿Nos hemos precipitado en la desescalada?

-Llevamos prácticamente tres meses en situación de pandemia y las consecuencias que estaban sufriendo las personas, también sanitarias, en aspectos como la falta de ejercicio, de relación y otros aspectos como pueden ser educativos, económicos... son importantes. Además, la cifra actual de contagios es buena y así llevamos más de seis semanas, por lo que no hay motivos sanitarios para no seguir avanzando.

¿Estamos preparados para la nueva pandemia que se anuncia para otoño o incluso antes?

-Estamos preparados para evitar que vuelva a aparecer con la forma de aparición probable a partir de un foco. Lo importante es que todos nosotros tengamos una actitud de evitar poder ser transmisores de la enfermedad si fuéramos portadores asintomáticos o de ser personas que aunque estemos con una de estas personas no nos contagiemos gracias a la distancia, a la mascarilla, al lavado de manos y a una actitud personal.

Como gobierno, ¿se están poniendo las bases para llegar a ser autosuficientes si se produjera una situación similar?

-Todo depende de cómo se produzca el brote de la pandemia a la que se refiere. Estamos preparados porque ya tenemos aspectos conocidos por lo que hemos vivido. Sabemos lo rápido que pasa el tiempo entre que la enfermedad entra en la población y las consecuencias sanitarias. Sabemos también las necesidades que tiene el curso de atención domiciliaria, de aislamiento, visitas de seguimiento de atención primaria, UCI, etc. También conocemos los materiales de protección que se necesitan, los proveedores y circuitos alternativos para conseguirlos. Por lo tanto, estamos mejor dotados, pero no podemos olvidar que estamos ante un virus nuevo que siempre nos puede sorprender con su forma de aparición. Debemos estar preparados para lo que ha ocurrido y para otros escenarios.

La falta de EPI ha sido una de las mayores quejas de los sanitarios.

-Ha sido una situación a nivel mundial. En enero y febrero nosotros comenzamos a aumentar las compras y a buscar nuevos proveedores pero el mercado de producción fundamental es oriente, China y Vietnam, por ejemplo, y en ese momento dejaron de fabricar y nuestros proveedores dejaron de servir pedidos que tenían ya realizados. Esto generó que en un tiempo de una demanda mundial altísima tuviéramos que acudir a mercados internacionales gracias al apoyo de empresas vascas que nos ayudaron y participaron en estas compras en un momento en el que no solo era comprar sino también conseguir las licencias de exportación, cerrar los viajes, transportes internos dentro del país y mucho más.

¿Han hecho autocrítica?

-Siempre hay que hacer autocrítica y valorar lo realizado y buscar alternativas. No cabe duda de que uno de los aspectos que hemos analizado con detalle es lo que ha ocurrido con el tema de los materiales de protección. Entiendo que es un tema clave para el que son sensibles los profesionales y nosotros también. Estamos trabajando para en un futuro tener esos proveedores alternativos y stocks estratégicos ya almacenados y comprados para evitar situaciones en las que pedir ese tipo de material sea dificultoso.

Las residencias han sido uno de los sectores más castigados. ¿Qué ha pasado? ¿Qué se debe mejorar?

-Desde luego no se pueden mejorar los profesionales, a los que quiero enviar un mensaje de reconocimiento por su dedicación y porque sé el cariño que tienen a las personas que cuidan. Pero también quiero resaltar que tenemos todos que ser conscientes de la situación que tienen las residencias. Tienen personas que son muy vulnerables, muchas con una situación de incapacidad que les hace necesitar muchos ciudadanos, movilidad... son muy dependientes. Esta condición es la situación ideal para que llegue el virus, se transmita entre ellas y tenga consecuencias graves.

¿El sistema sanitario vasco ha pasado esta prueba de fuego?

-Estoy muy orgullosa y creo que todos los ciudadanos debemos estar orgullosos del sistema vasco de salud pero también de todos los profesionales de servicios básicos que han permitido que en un momento de confinamiento el país siguiera adelante.

¿La centralización de las decisiones estratégicas en Madrid ha facilitado o dificultado la gestión de la crisis?

-Hemos intentado trabajar con una comunicación continua, pero no cabe duda de que la proximidad es algo de gran valor y que permite adoptar decisiones ajustadas a la situación de cada territorio o cada zona.

¿Llegará la normalidad que conocíamos?

-Supongo que vamos a vencer al virus y confío en la vacuna, por lo tanto creo que recuperaremos la normalidad y además traerá un aumento de higiene, un aprendizaje sobre cómo actuar ante situaciones epidémicas y también valores sociales que se han visto que hay que proteger.