Con la desescalada y la vuelta a una deseada normalidad poco a poco los hosteleros han ido abriendo sus negocios en ciudades y pueblos adaptándose de manera estricta a las medidas sanitarias exigidas para que la pandemia no se extienda. Sin embargo, esta vuelta a la que muchos consideran una "ficticia normalidad" no está resultando nada fácil para un sector castigado duramente por el covid-19. Aunque hay quien ha arrancado con fuerza, la inmensa mayoría asegura que las cuentas no les dan, ni para recuperar del ERTE a los empleados, ni para sacar algún beneficio, al menos en los próximos cuatro o cinco meses. "Solo abrir ya cuesta dinero", afirman. En estos términos, según explican algunos hosteleros consultados por DEIA, el panorama se presenta bastante negro e incierto. "Ya no solo falta con tener ilusión. Hay mucho miedo y lo que está pasando es ajeno a nosotros; poco podemos hacer", confirman desde el sector.

Lo que más les preocupa es ofrecer un servicio con seguridad, con garantías sanitarias. Por eso unos 240 hosteleros de Bizkaia se han apuntado a un curso on linepara conocer qué deben de hacer y cómo se debe funcionar en un local de hostelería cara a los clientes. El precio del curso es de casi 300 euros y para las personas asociadas a la asociación de hostelería de Bizkaia es gratuito. "Tengo muchas dudas de si lo que estoy haciendo lo estoy haciendo bien. Ahora mismo, todo es necesario", relata Joana García, responsable del bar Label en la calle Ávila de Bilbao. Ella, que junto a su marido regenta el local desde hace dos décadas, decidieron abrir la persiana el lunes 25, con la entrada en la segunda fase. Sin embargo, la vuelta está siendo muy complicada. Enrique Thate del Ein Prosit del Ensanche y Mónica Padró, del bar Globo en la calle Diputación han decidido retrasar la apertura al 8 de junio, con el inicio de la tercera fase. Desde ahora saben que regresar al bar les va a suponer al principio más pérdidas que ganancias. "Es un gran esfuerzo y sin mucha recompensa".