AGAN los mismos impuestos por servicios básicos que el resto de vecinos y abonan las facturas de sus compañías telefónicas como el resto de los mortales. Pero, según sus cálculos, en la actualidad hay más de 50.000 viviendas en Euskadi que no tienen conexión a banda ancha ultrarrápida. A esa fibra óptica que les conecta con el mundo actual de Internet. Más si cabe, durante un confinamiento en el que se ha impuesto el teletrabajo, las clases escolares on line Es el caso de muchos núcleos rurales como el de Almike, en Bermeo. Un grupo de vecinos relata sus experiencias estos dos últimos meses para tratar de trabajar o estudiar que, en todos los casos, les ha resultado "imposible. Ni trabajar, ni seguir las clases, ni nada...No hemos estado incomunicados, pero sí hemos estado desconectados

Hablan de "dificultades, incluso para llegar a comunicarnos con nuestras familias por Internet en una simple videollamada de WhatsApp", como apunta Joseba Ugalde, el alcalde del núcleo rural bermeotarra que "tantas vueltas" viene dando por las diferentes administraciones vascas para que Almike finalmente disponga de una banda ancha en condiciones. "O para hacer conferencias de trabajo. Era ponerme a ello y tener que salirme seguido porque el sistema no conectaba", agrega Jon Oienarte. "O ver cómo tus hijos tienen que desplazarse hasta donde trabajan, y hablo de Lemoa, para poder hacerlo en condiciones", incide Arrate Larruzea. "Desde luego que la brecha digital de la que tanto se habla se ha ensanchado estos días para nosotros", asienten todos ellos. Y eso que viven a menos de dos kilómetros del centro de Bermeo. Es por ello que a muchos no les ha quedado más remedio que poner "soluciones", ya fuera "desplazarse a casas de familiares o tirar de gigas de móvil o comprar un router inalámbrico, con el gasto que supone. Y andar racionando. Somos cuatro en casa y mi mujer y yo trabajamos, y mis hijas estudian. No ha quedado otra que dosificar", señalan. "Apaño tras apaño para poder conectarse en condiciones", según resumen. El nudo gordiano de la cuestión que estos vecinos del barrio rural han venido padeciendo estas semanas "es que las compañías no quieren invertir para dar servicio a zonas como la nuestra. En Almike somos unas 31 viviendas, unos 65 habitantes. Y no les sale rentable", zanjan. Es entonces cuando las administraciones deben adoptar su papel. Existen planes, como el PEBA 2020 o programas de ayudas a la extensión de redes de banda ancha de nueva generación en poblaciones de Euskadi, dirigida por el Gobierno vasco. "Pero Almike no ha estado incluida en la última convocatoria" de marzo, en las que se incluyeron 58 emplazamientos rurales de la CAV. Y se han visto abocados a tocar numerosas puertas en el Ayuntamiento de Bermeo, la Diputación de Bizkaia y Lakua. Incluso, han llegado a contactar con el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital encabezado por Nadia Calviño. "Están en ello en el Ayuntamiento de Bermeo, nos dicen que están con el tema, pero todas las administraciones deben darnos una respuesta efectiva", asienten. Así que la llegada de la banda ancha a Almike "se demora".

Considerada ya como zona blanca NGA, lo que les incluye entre los núcleos rurales candidatos a disponer de los servicios de acceso a Internet en condiciones de banda ancha, Almike suspira "por ver que nos tiren el cable o lo hagan por los postes vía aérea". Confían en que sea "cuanto antes", al menos antes de que llegue el otoño y se vuelva a decretar un confinamiento. "Entonces volveríamos a la misma situación", evidencian. Su tabla de salvación puede llegar en una futura convocatoria del plan PEBA "en diciembre", auguran. Aunque para entonces ya pueda ser tarde, confían en "que la brecha digital que padecen los barrios rurales vaya dando pasos para que se estreche".

"Antes ya teníamos un problema con la conexión, pero este confinamiento lo ha agravado", señalan los habitantes de Almike