El mantenimiento y conservación de la red de carreteras vizcainas aumentará su coste en un 20% durante los próximos cinco años como consecuencia de la inclusión de nuevos tramos y de controles con la innovación tecnológica por bandera.

La Diputación sacó a concurso el contrato de continuidad más jugoso del departamento de Infraestructuras y Desarrollo Territorial con el objetivo de que entre en vigor a partir de septiembre. La malla viaria encardinada en los municipios que rodean Bilbao es la más densa y prolongada de todo el territorio histórico, además de asumir el mayor número de vehículos, el 80% de todo el tráfico, unos 3.500 millones de vehículos por año. Como es lógico, es la que cada año más cuesta mantener a las arcas forales. El contrato ahora en licitación prevé por ello un desembolso anual que no superará los 28 millones anuales, una cifra que implica un aumento de un 20% con respecto al contrato al que le quedan unos meses para su conclusión.

Fuentes forales explicaron ayer que el incremento es debido al establecimiento de nuevos requisitos de calidad del servicio y de aspectos relacionados con la innovación tecnológica y la sostenibilidad. Algunos ejemplos son la aplicación de metodología de trabajo colaborativa BIM, la explotación de datos Bluetooth, utilizando la red de sensores instalada en los últimos años para identificar puntos de congestión y proporcionar información al usuario en tiempo real o la colocación de detectores en estructuras y taludes para conocer el estado en el que se encuentran.

Además, la contrata que resulte ganadora empleará materiales reciclados en las tareas de conservación y mantenimiento, como los áridos siderúrgicos o los procedentes del reciclaje de firmes, e instalará luminarias led en túneles, con mayor eficiencia energética y que mejoran la visión de los conductores.

El aumento del presupuesto, que llegará a los 138,5 millones durante el lustro de vigencia, también es debido a la suma de nuevas infraestructuras, como los túneles de las variantes de Ermua y de Autzagane, y de tramos antes gestionados por otras áreas, como la carretera BI-636 entre Aranguren y Zalla, los accesos al Puerto o el tramo de la BI-2731, junto al campus de la UPV/EHU.

El objetivo de la licitación es que "las carreteras se encuentren en todo momento en las mejores condiciones de seguridad y comodidad para las personas usuarias", indicaron fuentes forales. Para ello son necesarias actuaciones en la propia carretera, que integra 883 kilómetros de carril; en 33 túneles, que suman casi 14 kilómetros de longitud; en 359 taludes, con una superficie conjunta de 1,42 millones de metros cuadrados, y en 449 puentes y viaductos. También se actualizarán los elementos de señalización y seguridad, así como los sistemas telemáticos, estaciones meteorológicas, de gestión de tráfico y de comunicaciones. Y para que el servicio de la contrata sea mejor, el concurso introduce por primera vez la evaluación de su calidad.