Miles de vizcainos han visto cómo sus procesos de aprendizaje para dominar algún instrumento musical se han visto alteradosAsier Garrido y Jokin San José, dos profesores de guitarra y trikitixa, respectivamente, que han puesto todo de su parte para seguir formando a sus alumnos.

Asier Garrido desempeña su labor en Akademia Soinu ARTean de Santutxu y tiene entre su alumnado desde niños de 5 ó 6 años hasta jubilados. Tener que cerrar la academia por el estado de alarma ha sido una faena, pero agradece la comprensión y la reacción de sus aprendices: “Mantenemos las clases particulares de los alumnos que han querido seguir. Hay que decir que han reaccionado muy bien y han arrimado el hombro. En las clases grupales hacemos un soporte enviándoles vídeos, tutoriales, ellos nos mandan sus vídeos tocando… Dentro de lo malo, nos estamos organizando”.

El golpe laboral y económico ha sido “durísimo”, no solo por el cierre de la academia, sino porque se ha cerrado drásticamente el grifo de extraescolares que hacían para diferentes colegios o ikastolas. “Ahora he decidido seguir con la actividad para seguir dando el servicio a unos alumnos que han arrimado el hombro y para seguir posibilitando que aprenda el que quiera seguir”, explica Asier, “las clases particulares no son iguales, es mucho más frío y el sonido de los instrumentos tampoco es tan claro. Para salir del paso nos está valiendo en algunos instrumentos. Cada uno de ellos se enfoca de la mejor manera para dar el servicio y el objetivo para los próximos meses. Otra fórmula es dar menos clases este mes y en los siguientes dar más clases. Cada caso es particular y la última palabra, de seguir o no durante el confinamiento, siempre la ha tenido el alumno”.

Así que, aunque Garrido reconoce no ser un maestro de la tecnología, se sirve de videoconferencias para dar clases individualizadas a sus alumnos. Pero en lo que incide Asier Garrido es que no solo es importante no descuidar el aprendizaje, lo que pone en valor es lo que la música puede aportar en el confinamiento: “Para entretenerte la música es muy útil. Pero, más que para entretenerse, yo diría que en el confinamiento la música te sirve para sacar todo eso que tienes dentro. Lo que sale en forma de música, bien sea como crítica social o para agradecer algo, es una forma que tenemos los músicos de expresarnos. Es algo que necesitamos, es una necesidad: componer y compartir”.

En esa línea surge un vídeo que Garrido ha compartido en redes sociales. Se trata de una canción compuesta por él mismo e interpretada con la guitarra y su voz para agradecer el esfuerzo de los profesionales que siguen al pie del cañón durante la crisis sanitaria. “Es el primer vídeo que subo a YouTube en mi vida, pero ahora ha sido el momento en el que me ha apetecido publicar algo para agradecer a la gente que se está jugando el tipo por los demás”, explica el guitarrista y cantante. El vídeo termina justo con el momento de los aplausos a las 20.00 horas, algo que confiesa que fue fruto de la casualidad: “Fue algo de mucha suerte. Salgo todos los días a aplaudir y el día que grabé el vídeo fue el único que salí un poco tarde por estar grabando. Terminé la canción y pensé que si la toma estaba bien, era ideal, porque no había mejor momento para terminar el vídeo. No tenía trípode ni nada. Hice un invento encima del estuche de la guitarra para poner el teléfono y ponerlo todo en marcha me llevó tiempo. Que coincidiese en el tiempo fue casualidad y estuvo guay”.

El vídeo ha tenido mucha repercusión entre sus alumnos y confiesa que el feedback ha sido muy bueno. Su intención es que, si se consigue algo de dinero con el vídeo, se emplee íntegramente en la lucha contra el coronavirus.

Hasta que llegue el final del confinamiento Asier ha metido en la nevera el proyecto de su grupo 180GR, con el que acaba de editar un disco y con el que quería empezar a dar conciertos.

Jokin San José, por su parte, también ha tenido que ser creativo para seguir con sus clases de trikitixa. Los centros escolares para los que trabaja también le informaron de que no se iba a poder dar más clases presenciales y, sin que desde los centros se le propusiese nada, él mismo les preguntó a los alumnos si querían dar las clases a través de internet. “La mayoría de los alumnos lo han tomado bien y siguen así las clases”, explica el trikitilari, “en algunos centros, también, les han dado la opción de posponerlo para cuando todo esto se recupere. Pero en los centros en los que seguimos yo voy dando las clases igual, con vídeos y partituras. La mayoría tiene muy buena aceptación. Está claro que en persona es mucho mejor, pero como alternativa lo ven bastante bien y les gusta”.

De todos modos, Jokin no es nuevo en esto de dar clases virtuales. “En el fondo yo tengo experiencia porque llevo años enseñando a personas a tocar la trikitixa a distancia”, confiesa, “he enseñado a gente de Catalunya, Galicia, Argentina e incluso Japón. Si quieres, vas a aprender. Mis clases son solo dar indicaciones, pero cada uno tiene que hacer por aprender. Yo doy consejos y el que tiene que hacer es el alumno”.

Una de sus máximas es que el que quiera aprender, tiene que meter muchas horas con el instrumento. “Ya no hay excusas”, apunta, “ya no te pueden decir que no tienes tiempo para meterle horas a la triki. Seguro que confinado en casa tienes algo más de tiempo”.

Al igual que Asier Garrido, Jokin San José reconoce que la música le ayuda a superar estos días extraños de confinamiento: “El otro día hablaba con un amigo músico y decíamos eso, que hay muchas maneras de matar el tiempo y no aburrirse, pero además los músicos tenemos esa ventaja, que nos podemos abrir al mundo interior y tenemos un plus. A mí se me van las horas tocando. Hay veces que me pongo a tocar y de pronto son ya las ocho, ya está la gente aplaudiendo”.

En estas semanas no han faltado vídeos e imágenes de músicos de todo el mundo tocando en el balcón o la ventana para deleite de sus vecinos. San José reconoce que ya ha pasado por ese trance de tocar en el balcón: “Me pidieron que tocara para el programa Gure Kasa y toqué Txoriak Txori. De todos modos, suelo tocar con las ventanas abiertas y a la gente le gusta”.