Cuanto más se alarga el periodo de confinamiento y menos se despeja el panorama sobre la extensión de la pandemia, la probabilidad de la celebración normalizada de los Sanfermines va reduciéndose irremediablemente a cada semana que pasa.

En mayor o menor medida, los pamploneses ya dan por hecho de que las restricciones se van a mantener y que la obligación de tener que salir a la calle -cuando se pueda- con mascarillas no resulta muy compatible con la posibilidad de un Chupinazo multitudinario el 6 de julio, acudir a la procesión del santo o presenciar una corrida desde los tendidos de sol.

En los portavoces municipales las sensaciones son las mismas. A expensas de lo que dictaminen las autoridades sanitarias y de la evolución del coronavirus, la que más claro lo tiene es Maite Esporrín, concejal del consistorio pamplonés (PSN), que da por hecho de que no se celebrarán en la fecha de siempre y ve muy improbable que se pudieran celebrar en otra.

"Con lo que está cayendo, está descartado que haya Sanfermines en julio y tampoco está claro que se pudieran celebrar en septiembre. Es ridículo pensar que en poco más de dos meses se van a poder llenar los bares de gente o que haya miles de personas apretujadas en la Plaza Consistorial. Los Sanfermines son fiestas de aglomeraciones, de gente en la calle, y es evidente que podría haber contagios si no se resuelve antes y no tiene pinta de que sea así", comentó la portavoz socialista.

En su opinión, podría suponer un riesgo ante las medidas tan estrictas para la contención del COVID-19 que se han ido adoptando y no cree factible que los responsables sanitarios lo autoricen a la vista de cómo se encuentra la extensión de la pandemia en estos momentos. "Ya se tenía que haber empezado a contratar actuaciones y reservar espacios, pero está todo parado", comentó Esporrín, que adelantó su intención de plantear la cuestión al equipo de Gobierno en cuanto el alcalde se haya recuperado totalmente.

Patxi Leuza, portavoz de Geroa Bai, también piensa que no se van a celebrar y cree que los efectos de esta crisis global pueden traer consecuencias para el futuro de las fiestas de Pamplona. "No es descartable que ya no volvamos a ver tanta gente en los Sanfermines, que precisamente se caracterizan por el contacto y las aglomeraciones en espacios concretos, como el Chupinazo, la plaza de toros o los fuegos artificiales".

El representante de Geroa Bai también se manifestó en contra de que se pudieran celebrar coincidiendo con San Fermín de Aldapa en septiembre, en la misma línea que Joseba Asiron, que rechazó con contundencia tal posibilidad con el argumento de que supondría alterar las fiestas del Casco Viejo y consideró que la actual situación no es comparable a la de 1978, cuando se celebraron en esas fechas algunos actos festivos tras los altercados ocurridos el 8 de julio que obligaron a la suspensión de los Sanfermines de ese año.

Pendientes de la decisión

El asunto fue tratado en la reunión telemática de los portavoces celebrada el miércoles, a la que asistió por vez primera el alcalde Enrique Maya tras abandonar el hospital a principios de semana, donde se planteó qué va a suceder con las fiestas y a quién correspondería declarar la suspensión en el caso de que se decidiera no celebrarlas. Sobre esto último, la cuestión no termina de estar clara ni para el propio alcalde, que según las fuentes consultadas, reconoció que se trata de una situación excepcional y que habrá que analizarlo dado que hay decisiones municipales y contrataciones pendientes de la decisión que se adopte.