- A Unai Izquierdo el aislamiento se le empieza hacer bastante pesado, sobre todo porque, según relata, él era de los ingenuos que pensaba que la alerta sanitaria duraría apenas quince días. "Me equivoqué y lo que te rondaré morena", lanza. Sin embargo, en el confinamiento le toca trabajar y todos los días pone en marcha la imaginación y graba un vídeo que emiten en Qué me estás contando, programa de ETB donde trabaja.

¿Cómo lleva el teleconfinamiento?

—Bastante bien... Desde el principio me quedé en casa para trabajar y todos los días monto algo para el programa.

Así no se aburre.

—Para nada. Para cuando me doy cuenta es la hora de cenar. Por las mañanas doy clase on line a los alumnos de la escuela de Arte Dramático y después me pongo a preparar lo de la tele, cocino...

No se quita el delantal, ¿eh?

—Me paso todo el día con las manos en la masa haciendo pan y postres, comida de gordos. Bizcochos, rosquillas... Pero he tenido que dejar de hacer pan porque no hay harina, está agotada. Hay gente que se lleva hasta cincuenta kilos...

Le gusta la cocina.

—Mucho, de siempre. Mi ama es muy buena cocinera y lo he heredado de ella. Así que ahora, dale que te pego...

Verá cuando salgamos de casa.

—Uf, yo ya me estoy notando, ¿eh?

Habrá que ir al gimnasio.

—Ay, no me hables del gimnasio. Me había apuntado hace un mes y mira lo que me ha durado. Con lo que me costó apuntarme. Tener que recuperar las ganas de hacer deporte... Voy a tener que correr mucho para recuperarme de esta.

Ya queda menos.

—Jo, qué ganas tengo. A mí me encanta el contacto con la gente. Me meto en todos los fregados y estoy superacostumbrado a hacer mil cosas en el día. Euskaltegi, teatro, gimnasio...

De la noche a la mañana en casa.

—El cambio de ritmo ha sido brutal. De cero a cien sin darnos cuenta.

Vaya con el virus.

—Cómo nos ha cambiado la vida. Esto no lo habríamos imaginado jamás, pero ya ves cómo estamos.

¿Le preocupa el día después?

—Mucho. Con la obra Ocaña íbamos a Getxo en junio. Nos lo han aplazado al 21 de marzo de 2021.

Año perdido.

—La incertidumbre es total. Hablo con compañeros de profesión y la situación va a ser muy dura para todos. Ahora estamos todos confinados, pero ya veremos qué sucede cuando tengamos que regresar a la realidad. Eso va a ser...

¿Sale a la calle?

—Muy poco y ¿sabes una cosa?

Dígame.

—A veces me da hasta pereza.

En casa se ve menos la realidad.

—El otro día salí a hacer compras y vi tanta gente en el súper que me agobié.No sabe dónde puede contagiarse.

—Así es. Y pensé: a ver si llevo un mes en casa trabajando y protegiéndome y por una tontería haciendo las compras pillo el virus.

Hay que tomarse el tema muy en serio. Cuídese.

—Tú también. Nos vemos pronto.

"Hacía un mes que me había apuntado al gimnasio y mira lo que me ha durado; volveré con unos kilos de más"