No hay datos buenos ni siquiera con valor cuando hacen referencia a personas fallecidas. Sin embargo, las estadísticas sanitarias que reflejan la batalla diaria contra el coronavirus apuntan maneras. Son números que buscan convertirse en tendencia. Por ejemplo, la presión sobre las UCI se ha suavizado esta semana con menos pacientes ingresados y más altas. Ayer, sin ir más lejos, 17 personas pudieron abandonar esas unidades y otras 291 que estaban en planta se llevaron para casa su parte de alta médica. 1.559 seguían ayer hospitalizadas: 160 menos en planta y seis menos en UCI que el martes. Esto significa que hay ochenta camas de UCI libres.

Por desgracia, la pandemia se mantiene firme y en el último recuento se llevó por delante 52 vidas, la cifra más alta desde que esta crisis sociosanitaria mundial alcanzó la geografía vasca. Se rompió así el techo de víctimas fechado el pasado día 1, con 44 decesos. Una buena parte de los fallecimientos se producen entre personas mayores, muchas de ellas en residencias. Un trágico hecho que ha acelerado la respuesta institucional para controlar la expansión del virus en esos centros asistenciales.

Ayer mismo se empezaron a hacer test rápidos para detectar la presencia de patógenos a todas las personas que tengan síntomas. El anuncio de esta medida por boca del lehendakari, Iñigo Urkullu, materializa esa "prioridad" con que las instituciones vascas han calificado su atención sobre el parque de residencias existentes en la CAV durante estos días negros. Y los que vendrán, ya que en próximas fechas podría ser que emergieran nuevos casos de usuarios, y trabajadores, contagiados con el virus a finales del pasado marzo.

"Toda nuestra atención se centra en las residencias. Sigue siendo una prioridad", insistía el lehendakari ante el Comité asesor de ayuda del Plan Vasco de Protección Civil de Euskadi. Además de los test rápidos, el Gobierno vasco ha habilitado una vía de contacto telefónico directo de Atención Primaria con cada residencia. Y ha creado cuatro unidades de referencia con 389 plazas "especialmente pensadas para una gestión centralizada de las personas enfermas del virus en las residencias". Hasta ayer estaban ocupadas 129 camas distribuidas en la residencia alavesa Zadorra, en las vizcainas Birjinetxe e Igurko-Unbe y el centro sociosanitario de Cruz Roja en Donostia.

"Alto impacto"

En momentos "tan duros" como los actuales, el director de Planificación, Ordenamiento y Evaluación Sanitaria del Ejecutivo vasco, Mikel Sánchez, trasladó sus condolencias y apoyo a familiares y allegados de todas esas personas mayores fallecidas o que están ingresadas. Asimismo, mostró su preocupación "por el alto precio que están pagando las personas de edad avanzada o aquellas con patologías crónicas".

La última estadística sobre la red de residencias en Bizkaia habla de 474 personas mayores usuarias afectadas por el coronavirus, de las cuales 369 permanecen en los centros y 105 hospitalizadas, y 140 trabajadores también con positivo confirmado y otros 390 en situación de aislamiento. El análisis comparativo de esos números con el anterior informe ni es favorable ni prometedor. No en vano, los centros afectados por este virus son ya 35, tres más que el lunes; los 369 residentes con positivo confirmado que siguen en los centros son 79 más que en el último registro y las 105 personas mayores de las residencias que se encuentran hospitalizadas son doce más de las que lo estaban dos días antes. En cuanto al número de trabajadores afectados, son 54 más.

El propio Ararteko, Manu Lezertua, mostró ayer su preocupación por las secuelas que la pandemia deja entre la población vasca de edad avanzada y reclamó que, cuando termine la crisis sanitaria, "se haga una reflexión serena y profunda sobre el modelo de cuidado" de las personas mayores. "La fuerte incidencia sanitaria y social que este virus ha tenido en las personas mayores deberá, sin duda, incitar en el futuro inmediato a una reflexión sobre el modelo de cuidado que queremos para nuestros mayores", consideró Lezertua.