Bilbao - Si Euskadi es un país con conocimientos siderúrgicos es gracias, entre otros, a profesionales como el ingeniero Fernando Capelastegui Herrero, el que fuera histórico director de la compañía vasca Altos Hornos de Vizcaya (AHV), fallecido el miércoles de la pasada semana en Bilbao a los 89 años de edad.

Capelastegui nació en Durango y era un hombre de su época. De carácter duro como la mayoría de la gente forjada en los tiempos de la postguerra, estuvo en el consejo de administración de AHV entre 1983 y 1990. Pero para ello tuvo que escalar desde abajo y formarse como ingeniero. Ingresó en la Escuela de Ingeniería de Bilbao en 1954 para saber más sobre el trabajo de su padre en un taller de ferretería. En aquellos años fue de los primeros jóvenes vascos que realizó prácticas en el extranjero. Durante cuatro veranos estuvo en empresas de Francia y Alemania. En este proceso es donde conoció el desarrollo de la siderurgia integral en Europa.

El joven ingeniero durangarra, cuya máxima era “trabajo, trabajo y más trabajo” inició su vida profesional en Bandas de Etxebarri. De ahí pasó a La Basconia absorbida en 1969 por AHV.

Le tocó los duros años de la reconversión aunque dejó AHV seis años antes de su cierre. Fiel defensor de la siderurgia integral no dudó en criticar en privado a su sustituta, la ACB. “El acero de horno eléctrico no alcanza la calidad del obtenido en un horno alto y depende del precio de la electricidad. Si perdemos los hornos altos en favor de Asturias acabaremos perdiendo todo”, afirmó en una entrevista a DEIA. - Xabier Aja