BILBAO. En un comunicado, Azti ha destacado que el cambio climático es una realidad que está modificando la distribución de las especies, los ecosistemas y el nivel del mar en todos los rincones del planeta.

Según ha subrayado, la temperatura media mundial el pasado año fue la cuarta más elevada desde que se tienen datos y 1ºC superior a la registrada en la era preindustrial (1850-1900), según un informe de la Organización Meteorológica Mundial.

Una investigación sobre pesquerías, liderada por el centro tecnológico especializado en la cadena de valor de la alimentación y el mar, ha revelado que el cambio climático podría afectar especialmente a la anguila, mientras que la anchoa del golfo de Bizkaia, al ser una especie con distribución que va de zonas tropicales a templadas, podría verse beneficiada ligeramente en el golfo de Bizkaia.

El objetivo de esta investigación, que aglutina varios proyectos financiados por el Gobierno vasco y el Ministerio para la Transición Ecológica, ha consistido en conocer el impacto que tendrá el cambio climático sobre las pesquerías, así como la evolución futura de los stocks, para minimizar las posibles pérdidas económicas en el sector pesquero.

Según explica el experto en calentamiento global de Azti, Guillem Chust, el estudio pretende anticipar los efectos que tendrá el cambio climático sobre las pesquerías.

"Ya hemos detectado que el calentamiento de las capas más superficiales del océano está conllevando un desplazamiento de algunas especies de peces hacia los polos, la entrada en el golfo de Bizkaia de especies de aguas más cálidas y la disminución de las de aguas más frías, así como cambios en la estacionalidad de las migraciones", ha destacado Chust.

"ESPECIES GANADORAS Y PERDEDORAS"

Además, ha destacado que también se está produciendo un desplazamiento vertical para buscar aguas más frías en profundidad, así como una mayor estratificación térmica de la columna de agua que conllevaría un descenso de la biomasa del plancton (principal fuente de alimento de los pequeños peces pelágicos). Ello, a su juicio, tendrá también consecuencias en la explotación de los recursos marinos en el golfo de Bizkaia, "con especies ganadoras y perdedoras".

Un ejemplo claro de los efectos que tendrá el cambio climático está en la distribución de la puesta del verdel, ya que se ha detectado un desplazamiento de su centro latitudinal de unos 16 km por década hacia el norte desde 1992. Asimismo, en un estudio reciente del ICES (International Council for the Exploration of the Sea) en el que Azti ha participado sobre las principales 21 especies de peces comerciales de Europa, se ha detectado que la distribución de 16 de ellas se ha modificado y la variabilidad en la temperatura del mar es uno de los principales factores.

Los estudios del centro tecnológico ofrecen un "diagnóstico optimista" para la anchoa del golfo de Bizkaia, puesto que prevén que a medida que avance el siglo XXI aumentará la producción de huevos y del área de desove. Chust ha destacado que, aunque tiene una vida corta y se reproduce con apenas un año, la anchoa "es una especie con una gran amplitud de nicho termal que va de zonas tropicales a templadas y por lo tanto su tolerancia al calentamiento del mar es mayor".

El estudio la considera una especie resistente a la que este fenómeno podría incluso favorecer en esta zona, si bien la competencia con otros pelágicos o la interacción con sus predadores, cuya abundancia también puede cambiar, "puede modificar a su vez dicho escenario futuro".

El análisis, además, ha desvelado que la puesta de la anchoa se ha adelantado unos seis días por década desde 1987. La estacionalidad es un factor esencial en el ciclo de vida de muchas especies pelágicas, porque determina el momento de la puesta o el inicio de la migración y viene inducido entre otros factores por la temperatura del mar y la mezcla de las diferentes capas. Otro ejemplo detectado por Azti es el avance en la llegada del bonito al golfo de Bizkaia, del orden de 2 días por década desde principios de los 80.

Sobre el atún rojo, especie con gran capacidad termorreguladora, se prevé que su distribución pueda ampliarse a aguas del Atlántico norte, sobre todo la de los ejemplares grandes. En el caso de los juveniles, se prevé que sigan visitando el golfo de Bizkaia, sobre todo si sigue habiendo anchoa.

En el caso del atún patudo, el estudio indica un posible desplazamiento de la distribución de la especie hacia el norte. Este hecho podría afectar a la pesca de esta especie en la zona tropical con una posible traslación de las capturas desde zonas más tropicales hacia el Cantábrico. La distribución hacia zonas más al norte del patudo sería, según Azti, beneficioso para la flota del cerco tropical, cuyas especies objetivos son el listado y el rabil, ya que el patudo es una captura accesoria difícil de evitar.

En todo caso, los investigadores de Azti advierten de que "antes de adoptar medidas concretas sobre estos túnidos es necesaria una monitorización continua de las tendencias, y una mejora de las proyecciones para ir confirmando los resultados y reducir el grado de incertidumbre".

En relación a la anguila europea, que se encuentra en estado crítico, el estudio muestra que el cambio climático se podría sumar a las "severas amenazas" que ya se ciernen sobre ella (pérdida de hábitat, explotación pesquera insostenible y mortalidad en las turbinas de las centrales hidroeléctricas, entre otras).

Por ello, teniendo en cuenta esta "posible amenaza adicional", se recomienda reforzar y ampliar las medidas de conservación previstas en el marco del Plan de Recuperación para intentar asegurar su supervivencia futura.