Bilbao - Aunque su intención de constituirse como asociación fue previa al anuncio de Uber de implantarse en Bilbao, la posibilidad de que esta multinacional llegara para copar el mercado fue determinante para organizarse. La asociación Asovas VTC, que da voz a los responsables de 50 de las 97 licencias que operan en Euskadi mediante arrendamiento de vehículos con conductor de forma tradicional, nació a finales del año pasado para representar los intereses de su colectivo. En sus estatutos consta expresamente su cerrazón a prestar servicio a aplicaciones que sean disruptivas para el taxi. Toda una declaración de intenciones.

“Defendemos el servicio tradicional de los VTC”, asegura el presidente Francisco Rodríguez, quien expone la intención de la asociación de ser un agente más en la mesa para negociar una regulación vasca que les afectará directamente.

“Los VTC no fueron diseñados para sustituir el servicio del taxi. Cada uno se tiene que dedicar a lo suyo”, asegura a su lado Iker Angulo, vicepresidente de la asociación, quien considera que se les mete en el mismo saco que a plataformas como Uber y Cabify que operan con licencias de VTC. “Eso no es bueno”, aseguran estos conductores que quieren marcar una diferencia clara entre el servicio que ofrecen los VTC tradicionales y el de estas empresas internacionales. “El objetivo de estas aplicaciones es dar un servicio inmediato. Es un intrusismo dentro del sector del taxi”, aseveran tras analizar lo ocurrido en ciudades como Madrid y Barcelona. Sin embargo, muestran sus dudas sobre qué ocurriría si llegaran a Euskadi. “No sabemos si suplantarían la labor de los taxis o de los VTC tradicionales, pero aquí el servicio es bueno y está cubierto por las dos partes”, afirma Rodríguez, quien defiende que “el servicio del taxi en Euskadi es mejor que el de un Uber o un Cabify en Madrid o Barcelona”.

Sin especular sobre llegadas hipotéticas que “supondrían un desorden y una guerra entre sectores” por parte de dos colectivos que hasta ahora han mantenido “una relación cordial dentro de las tiranteces provocadas por la competencia”, temen que los VTC tradicionales salgan perjudicadas en la normativa que está promoviendo el Gobierno vasco. En ese sentido, consideran que “el taxi se quiere esconder tras la pancarta de no a Uber y a Cabify arrastrando un problema de otras ciudades y salir favorecido”. De esa forma, explica Angulo, “evitan la posibilidad de que estas plataformas se instalen aquí, pero a la vez quieren que disminuya la presencia de los VTC. Si los VTC no podemos dar servicio a nuestros clientes, los clientes llamarán a los taxis. Es una estrategia bien marcada”.

En ese sentido, los conductores de los VTC consideran que la normativa vasca otorga ciertos beneficios a los taxistas, “aunque apliquen malas praxis por inercia”. En palabras de Francisco Rodríguez, “en el resto del Estado se dice que los VTC están metiéndose en el sector del taxi, pero aquí los colores están invertidos”. El ejemplo que menciona para argumentarlo es que los distintivos del taxi en Euskadi “son de quita y pon, de imán”, con las consecuencias que ello supone: “En ciertos momentos sabemos que algunos taxistas se benefician de esta posibilidad para dar servicios destinados a nuestro sector. Sufrimos el intrusismo del taxi en nuestro servicio”. Tampoco ven con buenos ojos que quieran limitar sus horarios de forma que tengan que “cargar telemáticamente los servicios una hora antes y que ese servicio esté solicitado 24 horas antes”. “Quizás en Madrid o Barcelona tenga que ser así, aquí no. Es como castigar a tu hijo por lo que está haciendo el vecino”, afirma Angulo.

Respecto a las licencias pendientes de tramitar, que los portavoces de Asovas VTC cifran en unas 250 en Euskadi, aseguran que alrededor de 210 están solicitadas para operar a través de las controvertidas plataformas, mientras que el resto pueden haber sido demandadas por operadores locales con intención de trabajar de forma tradicional. “El problema vendría si se aceptaran esas 210 licencias, porque no hay espacio para todos”, expone Rodríguez, quien considera que actualmente el ratio de un VTC por cada 30 taxis es “justo” en Euskadi. “Ambos sectores cumplimos con el servicio”, añade.