Madrid - El anuncio del posible final del cambio de hora en la UE ha resucitado el viejo debate sobre la utilidad de esta medida. El Estado español se rige por la hora que se corresponde con el meridiano de Greenwich (hora GMT) desde 1940, aunque por su posición geográfica la hora de Madrid debería ser la de Londres o Lisboa, la misma de Canarias. En contra de la creencia popular según la cual la asunción de este huso horario se debe a las simpatías del régimen franquista hacia el entonces rampante III Reich, lo cierto es que fue una medida general en toda Europa. De hecho, la decisión española siguió a la de Francia, por entonces en guerra con Alemania, que equiparó el horario parisino con el berlinés en febrero de 1940 y, en 1941, el Reino Unido hizo lo mismo. Por razones casi siempre económicas, muchos países en todo el mundo usan una hora distinta a la “natural”, incluyendo algunos europeos como Bélgica u Holanda.

Antecedentes históricos aparte, el debate es extenso y hay opiniones diversas. Algunos expertos como el presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles, José Luis Casero, están a favor de acabar con un sistema que “tenía una justificación en los años 70, pero no en 2018” y cuya desaparición permitiría “racionalizar jornadas laborales”.

Otros especialistas como el catedrático de Física Aplicada, Jorge Mira, son partidarios de mantener el cambio bianual porque fijar un huso único perjudicaría a la mitad del país; eligiendo el horario de verano en las comunidades autónomas del oeste amanecería más tarde durante meses -entre las 09.00 y las 10.00 en el caso de Galicia-, mientras que escogiendo el de invierno amanecería muy temprano en las del este, entre las 05.00 y 06.00 en Catalunya.