Bilbao - “En realidad no debería sorprendernos la noticia si lo pensamos bien, porque tenemos lo que educamos, promovemos y enseñamos”, asegura Iratxe López Fuentes, psicóloga clínica y presidenta de la Asociación Arnastu, de apoyo contra el acoso escolar. Según esta profesional, nunca existe una sola causa que explique una agresión como la ocurrida en Jaén, sino la confluencia de varias realidades, en este caso, alarmantes.

Por un lado, subraya, “una mala gestión de la información a través de la cual se están normalizando ciertos comportamientos y conductas violentas”. “Lo más grave es que estamos culpabilizando a las víctimas; el caso del juicio a La Manada es un ejemplo. En redes sociales y otros medios, los niños, niñas y adolescentes vieron cómo se culpabilizaba a la víctima. Esto es un problema social en sí mismo, es una cultura del todo vale y envía el mensaje de que la violencia está permitida”, explica la presidenta de Arnastu.

Un segundo punto serían los contenidos que consumen a través de Internet y las redes sociales. “Cada vez más material con contenido sexual en el que la sexualidad y los comportamientos sexuales no son sanos”, sostiene la psicóloga clínica. “Hay que educar en una sexualidad sana, pero la educación sexual que están recibiendo los menores es a través de Internet y las redes sociales”.

Relación de poder “Uno de los aspectos que tiene el acoso escolar es que hay una relación de poder desigual. ¿Y qué formas tienen los agresores de ejercer poder? Un montón de ellas y una es la violación, que es una forma de poder absoluta y extrema”, apunta. “Un grupo poco sano es uno en el que se acata todo y nadie puede romper esa armonía. El componente que tiene el grupo es otro aspecto importante en estos casos”, destaca. Además, “en el grupo la responsabilidad se diluye”, agrega.

Iratxe López asegura que siempre existen señales cuando un niño está sufriendo acoso escolar. “En Arnastu vemos muchos casos en los que están informados los profesores, en los que los alumnos son testigos, las familias. Y la violencia sigue ocurriendo”. Por un lado, afirma la psicóloga, hay miedo a denunciar, pero también “insensibilidad”. “Muchas veces hemos oído la expresión son cosas de niños, y no se le está dando la importancia que merece”. - M. Martínez