DONOSTIA. El presidente de esta asociación, Enrique Franco, ha explicado que en esta época resulta "normal" la aparición de ejemplares jóvenes de esta especie en distintos puntos de la costa vasca.
Franco ha precisado que "suelen ser crías de unos tres meses, nacidas en lugares situados de Bretaña hacia el norte". "Están con sus madres varias semanas en las que maman una leche muy energética y después la madre las deja, se vuelven divagantes" y "algunas llegan hasta la costa vasca".
El especialista ha indicado que se trata de jóvenes que, a partir de febrero o marzo, se marchan hacia el norte y no vuelven más a la costa vasca.
"Aunque ahora son pequeñas, lo importante es que la gente no se acerque a ellas porque son animales salvajes y tienen unos dientes muy potentes", ha aclarado el experto.
"Como aún son jóvenes tienen un pelo que les hace parecer un peluche y la gente se piensa que son muy monas y que pueden acercarse", ha advertido Franco, quien ha alertado de que, por el contrario, pueden resultar "muy peligrosas".
El naturalista ha pedido además que quienes acudan a las playas con perros los lleven atados "por el bien de la foca, pero sobre todo por el bien del perro".
Ha recalcado también que, al tratarse de mamíferos, alguna de estas focas podría "traer alguna enfermedad que sea transmisible a los humanos".
Por este motivo, ha pedido que si alguien avista a un ejemplar en estas condiciones alerte a las autoridades competentes y que se mantenga a unos metros de distancia, dejando siempre al animal "una salida hacia el mar".
Según recoge Ambar en su página de internet los machos de foca gris pueden llegar hasta los 3,3 metros de longitud y los 310 kilos de peso, mientras las hembras son ligeramente más pequeñas, aunque alcanzan los 2 metros.