Gasteiz - ‘Fundamentos para la búsqueda terrestre y perfiles de personas perdidas’. ¿Cómo surge la idea de escribir este libro?

-Es un proyecto al que llevaba mucho tiempo dándole vueltas. Soy voluntario de Cruz Roja desde 2001, entré en el grupo de montaña, estudié cursos de Protección Civil y soy responsable de los grupos de búsqueda y salvamento terrestre del País Vasco. He impartido formación de Protección Civil y montañismo, y vi que absolutamente toda la documentación y bibliografía disponible estaba en inglés. Me animé a comenzar con explicaciones básicas y lo fui ampliando. Lo que presento ahora es una formación con la que he ofrecido charlas en Guadalajara, Pamplona, País Vasco... Soy asesor de formación de los bomberos de Guadalajara y también emplean parte de esta información los miembros de la unidad canina de rescate de la Policía Nacional, la Ertzaintza, la Guardia Civil...

Y ahora, todo ese conocimiento y experiencia se presenta en forma de libro.

-Siempre me ha preocupado la prevención, así que lo primero que hice fue crear una web, www.bspp.es, sobre búsqueda y salvamento de personas perdidas. Recoge recomendaciones para evitar que alguien se pierda y, si esto sucede, consejos para minimizar la situación. Gracias al libro, he podido profundizar mucho más y ofrecer más información.

Hablando de recomendaciones, ¿qué es lo que no se debe hacer cuando alguien se pierde?

-El libro está fundamentalmente orientado para el que busca, pero en el caso del que se pierde, muchas veces lo que sucede es que la gente se mueve. En el momento en el que es consciente de que se ha perdido y pide ayuda, empieza a moverse. Algo que resulta un poco contradictorio si lo que quieres es que te encuentren, pero suele pasar.

¿Cuál es el motivo más habitual por el que alguien se pierde?

-Salir poco preparado. Basta con llevar una pequeña mochila con algo de ropa, un poco de agua y comida. Eso, y preparar con antelación un poco el recorrido.

Eso por la parte del que se pierde ¿Qué hay de los que buscan?

-El mayor problema es la falta de información. Muchas veces es un familiar el que avisa y tienes que intentar adivinar para empezar a trabajar. El libro ofrece pautas para esos primeros momentos en los que no hay información. Contiene perfiles que clasifican a la población e indica con porcentajes en qué lugares han sido encontrados y qué estaban haciendo. Es un punto de partida que permite arrancar y ponerse en marcha, aunque cada circunstancia es distinta. A medida que se va obteniendo información se encauza la búsqueda. También se incluyen tablas con medidas de ropa para, en caso de encontrar una prenda, saber si corresponde a la persona que se está buscando, información sobre huellas, pisadas, organización de grupos de búsqueda, análisis de mapas...

Hasta ahora hemos hablado de personas perdidas en la montaña o en el bosque, pero cada vez tenemos más noticias de desaparecidos en entornos urbanos...

-En el libro también se recogen directrices para realizar búsquedas en este entorno. El problema fundamental en las ciudades es que las posibilidades de desplazamiento son mucho mayores. Hay autobuses, taxis, metro, tranvía, alguien te puede llevar... Las áreas de búsqueda son mucho mayores y aunque estamos rodeados de gente no es fácil darse cuenta de las circunstancias. La búsqueda urbana es más complicada, aunque también es cierto que muchas veces los ciudadanos colaboran y la simplifican. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

¿Cuál es el perfil del desparecido?

-Hay muchas personas mayores con algún tipo de demencia. Sobre todo por Alzheimer, que es muy puñetero porque se pasa de estar razonablemente bien, con pequeños despistes, a la fase siguiente en cuestión de segundos. También los menores de edad son un grupo de riesgo. A la Policía Nacional le preocupa especialmente este asunto, ya que en muchos casos no es tanto una desaparición como una necesidad de llamar la atención como reacción a problemas de acoso. Los menores no saben cómo expresarlo y se esconden. Es su forma de dar la voz de alarma. Además, en dos de cada tres desapariciones de menores está involucrado un conocido o familiar, lo que resulta preocupante.

Gracias al móvil nos sentimos más seguros. ¿Nos confiamos?

-El móvil está muy bien, tiene muchas herramientas, es muy recomendable y ayuda mucho, pero tiene pegas. Se queda sin batería, o se te cae, se pierde, se moja o estás en una zona en la que el GPS no tiene cobertura...

Se cumplen tres años de la desaparición de Borja Lázaro. De acuerdo con su experiencia, ¿podemos esperar novedades?

-Después de tanto tiempo, resulta muy complicado. Además, en zonas como Colombia o como sucedió en Marruecos hace un par de años, los procesos se dilatan mucho y resulta difícil conseguir información. De todas maneras, sé por experiencia que la Policía está con ellos. Los agentes no dejan de investigar y pueden llegar novedades en el momento menos pensado.

¿Cómo pueden los ciudadanos colaborar en las búsquedas?

-Lo primero es ser voluntario del Departamento de Socorro y recibir formación básica en primeros auxilios. Luego hay que formarse en búsquedas terrestres o acuáticas.