Donostia - El Departamento de Salud ya han formado a más de 1.000 profesionales que actuarán en el nuevo Programa Menores y Alcohol, ideado por el Gobierno vasco en su anterior legislatura para “atajar el consumo excesivo de alcohol entre menores y acabar con el clima social de permisividad”. Para ello, están desplegando una batería de medidas de forma coordinada entre las distintas instituciones vascas en el entorno comunitario, educativo, el terreno de las adicciones, la vertiente normativa, la sensibilización y difusión, y la atención sanitaria. Mari Luz Peña, enfermera y coordinadora del programa, detalla los pasos que siguen para ponerlo en marcha desde el ámbito sanitario.
¿En qué consiste el programa de Osakidetza y cuál es su objetivo?
-Hemos homogeneizado la intervención de menores sobre el consumo de alcohol. No solo es un protocolo, sino que coordina a Osakidetza para que desde todos los ámbitos se actúe de la misma manera. El objetivo es abordar de una forma integral desde la Red Sanitaria Pública del País Vasco la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de consumo del alcohol en menores, en el marco de actuación de conductas saludables y definiendo actuaciones a través de los diferentes ámbitos sanitarios.
¿El aumento de menores que consumen alcohol a edades tempranas ha influido en la puesta en marcha del programa?
-El problema se ha hecho más patente, y desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se nos ha hecho la recomendación de que trabajemos en este ámbito. Las consecuencias que el alcohol produce en los menores a nivel cerebral y que han cambiado los patrones de consumo, nos ha hecho darnos cuenta de que estaba habiendo problemas y teníamos que abordarlos desde el punto de vista sanitario, porque es nuestra obligación.
¿En qué fase se encuentra el programa?
-La estructura ya está hecha, con cinco grupos de trabajo (salud mental, ámbito hospitalario, consejo sanitario, atención primaria y matronas). Hemos sistematizado el registro de la historia clínica para poder tener datos y sacar indicadores. Pero estamos en un periodo de formación hasta que se realice el despliegue de los referentes.
¿Cuál es el papel de la figura referente?
-Es una nueva figura que hemos creado. En cada organización sanitaria y cada centro de salud tienen un referente de alcohol en estos momentos. Ahora va a haber más formación para que sea una oferta normalizada y, por lo menos, una persona por cupo pueda abordar al menor. Hasta la fecha hemos formado a 163 profesionales desde que empezamos en junio.
¿En qué consiste este curso de formación?
-Son 18 horas de formación online para todos los ámbitos de Osakide-tza. Tiene una parte troncal de sensibilización, para recordar a nuestros profesionales los efectos del alcohol en el adolescente, y de ahí cada uno se dirige a la intervención que va a realizar: el cribado, la detección del riesgo y el derivar al referente.
¿Cuáles serán las diferencias entre la intervención que se lleva a cabo a estos menores en la actualidad y el nuevo modelo?
-Hemos cogido como referencia la guía NIAAA, avalada por la Academia Americana de Pediatría, porque esa la que mejor podíamos adaptar a nosotros. Estamos intentando cambiar la manera de abordar al menor y hacerlo a través de las emociones para acercarnos mejor. Trataremos todas las etapas de la persona, desde el momento preconcepcional. Trabajaremos con niños de 10 años y con los padres, para lo que hemos elaborado una batería de preguntas de forma que reflexionen sobre qué hacen en su tiempo de ocio con respecto al alcohol. Es una oferta nueva y diferente. Antes la prevención no estaba pensada de forma sistemática.