donostia - Cinco locales de Gipuzkoa estarían implicados en una red de prostíbulos acusada de defraudar al menos 180 millones de euros, según informó ayer el diario El Mundo, dentro de la operación Pompeya que está llevando a cabo la Policía Nacional y que ha derivado en la reciente detención de 66 personas en todo el Estado. El golpe a esta red se produjo en julio, después de años de investigación. Algunos de los cinco establecimientos guipuzcoanos implicados son muy populares.
El periódico de tirada estatal detalló ayer los nombres de los locales y empresarios vinculados a esta red de prostitución de 33 clubes de alterne de todo el Estado, cuyo epicentro se situaría, según la Policía, en Gipuzkoa. Precisamente en una empresa de Donostia: Larratruk. A través de ella, propiedad del empresario José María Larrañaga Azpitarte -informó el citado medio-, se gestionaban los dispositivos TPV a través de los cuales los clientes de todos los clubes implicados pagaban con sus tarjetas.
Esta red habría defraudado al fisco, según los informes de la Policía, “al menos 180 millones de euros” a través de un entramado de ingeniería financiera. En la investigación han trabajado Vigilancia Aduanera, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (Udef) y la Unidad de Inmigración Ilegal (Ucrif). Uno de los 66 detenidos pagó, de hecho, un inmueble de un millón de euros en efectivo con billetes de 500 euros.
Los cinco establecimientos de Gipuzkoa son L’Arroxa (Lezo, en la N-I), junto a Lintzirin; el antiguo La Rosa, situado justo enfrente; Frontera (Irun), Ontza (Legorreta) y Errotaberri (Donostia), que actualmente no estaría explotado por esta red pero sí lo habría estado años atrás. Hay otro local en Nafarroa, Eros, de Tutera.
Madrid, con diez locales, y Gipuzkoa, con cinco, serían los focos más importantes de esta red que también cuenta con clubes de alterne en Girona, Barcelona, Valencia, Alicante, Murcia, Ciudad Real, Sevilla, Badajoz, Ciudad Real, Valladolid, Segovia y Zaragoza. Hasta un total de 33 de los que actualmente estarían siendo gestionados por esta red 15. El resto habrían sido alquilados a terceros, vendidos o cerrados, pero también forman parte de la operación Pompeya, en tanto que estuvieron dentro de la red.
Lo más novedoso de todo, apuntaba el diario madrileño en su edición de ayer, es que fuentes policiales admiten haber encontrado “miles de nombres” de clientes de los prostíbulos de esta red, muchos de ellos acompañados del DNI de los clientes. Algo absolutamente inusual.
Según fuentes policiales, el hecho de guardar datos de los clientes resulta “sorprendente” en este tipo de negocios. Según las mismas fuentes, los investigadores no se atreverían aún a interpretar los motivos por los que los presuntos responsables de estas tramas anotaban el nombre de sus usuarios habituales. Pero lo cierto es que estos listados aparecieron durante los registros realizados en 14 de los locales.
casi 800 cuentas intervenidas La envergadura de la operación es enorme. Se han detenido hasta la fecha a 66 personas, se han intervenido casi 800 cuentas corrientes -siempre según el diario-, se han registrado catorce clubes de alterne y cerca de 200 vehículos -muchos de ellos de alta gama- y siete embarcaciones, una de ellas de 24 metros de eslora.
La red se distribuía a través de seis tramas. Y de todas ellas, dos tendrían presencia en Gipuzkoa, la de Santos Pérez Vargas y la de José Arsenio Pérez Viéitez. Ambos figuran, según El Mundo, como propietarios de los locales guipuzcoanos implicados, además de otro buen número de establecimientos. En el caso de Arsenio Pérez, además del popular club On-tza de Legorreta, el citado periódico le sitúa al frente de clubes en Alicante, Nafarroa, Murcia, Madrid, Valencia y Sevilla. Hasta un total de once de los que en la actualidad estaría explotando cuatro.
Esta red tendría contactos con personas de relevancia social para ampliar su negocio y según las investigaciones de la Policía citadas por la información periodística, estaban adquiriendo hoteles en varios sitios de España para convertirlos en clubes.
De hecho, el País Vasco era una de las zonas de crecimiento, donde también tenían intención de adquirir un hotel en Oiartzun para convertirlo en un club.