Bilbao - Se enteraron ayer mismo de que han obtenido las mejores calificaciones de toda Euskadi en la prueba de selectividad de este año. Pero la mungiarra Araitz Peña y la bermeotarra Claudia Miruna Filip dinamitan todos los estereotipos. Risueñas y con intereses y aficiones muy dispares, ninguna de las dos se ha decantado por las carreras con las que tradicionalmente se vincula a los cerebritos. Las dos mejores estudiantes vascas de 2015 estudiarán grados de Relaciones Internacionales y Periodismo.
“Mi madre lloró cuando se publicaron las notas”, reconoce entre risas Araitz. Y no es para menos, porque sus calificaciones rozan la perfección. Ha obtenido un total de 9,92 puntos sobre 10 en la fase general y 13,85 en la global. Para lograr tamaña gesta ha tenido que llegar a la puntuación máxima en todas las asignaturas, salvo en Lengua y Biología, en las que ha tenido que conformarse con un 9,6. Y eso que afrontaba la prueba sin presiones, sabedora de que no necesitaba una nota muy alta porque ya estaba admitida en la Universidad de Deusto para estudiar Relaciones Internacionales y Derecho. “Me interesa la política exterior y todo lo concerniente a las relaciones entre países, y me parecía que tener conocimientos jurídicos me podría ayudar”, explica.
Araitz niega que haya fórmulas mágicas. Su único secreto es estudiar mucho y marcarse siempre el 10 como objetivo. Le enseñaron a ello en la Ikastola Lauaxeta, donde ha transcurrido toda su vida estudiantil.
Contraviniendo todos los clichés, la lista de aficiones de esta joven inquieta es interminable. Toca el piano en la Escuela de música municipal, canta en un coro, estudia francés avanzado y también se ha sacado recientemente el título de monitora de tiempo libre. Cuando recibió la llamada de DEIA, subía con un grupo de amigos hacia Urkiola, donde pensaban pasar la noche.
Llegada de RUMANÍA Más elogiable es, si cabe, el caso de Claudia Miruna Filip, la segunda mejor nota de 2015 (9,90 en la fase general y 10 en todas las asignaturas salvo un 9,5 en Historia del Arte). Nacida en Rumanía, Claudia se asentó con su familia en Bermeo cuando ya había cumplido los 10 años. Llegó, como ella misma reconoce, siendo “una auténtica hoja en blanco” y sin saber ni una palabra de castellano o euskera.
Pero nada de eso le impidió ser la mejor estudiante primero en el colegio Carmelitas, y más adelante en el Instituto de Bermeo, donde cursó Bachillerato Humanístico. Como Araitz, también pensó en hacer Relaciones Internacionales y Derecho, pero finalmente se decantó por su gran pasión: el Periodismo. Estudiará la carrera en Leioa. Aunque la suelen tachar de “empollona”, Claudia asegura que empieza a estudiar “dos o tres días antes de los exámenes”. Le encanta el cine y ha hecho teatro. De hecho, tiene pensado compaginar los dos primeros años de la carrera con un curso en la Escuela de Cine del País Vasco. Pero no tiene prisa. Después de un año “muy exigente”, reconoce que dedicará el verano exclusivamente a descansar.