Bilbao. Acaba de publicar Me cuesta tanto olvidarte (Esfera de los Libros), un manual que se niega a clasificar como de autoayuda. "Yo proporciono un mapa y digo al lector; aquí hay un barranco, más adelante hay una pendiente, más allá te puedes aliviar con agua fresca, un poco más lejos te puedes encontrar con una tormenta que es la rabia... Y cada cual decide cómo atravesar esos lugares, si usa zapatos de tacón, botas de agua o chancletas", asegura metafóricamente.

Los divorcios han empezado a remontar después de años de estancamiento. ¿Era por la crisis o por el terror que generan?

La crisis influye en todo. También hay más parejas que viven con los padres. Pero ha sido algo momentáneo porque la crisis continúa y las separaciones aumentan. En un momento determinado hubo gente que pudo decir: no es hora de hacer ningún cambio con la que está cayendo, pero si la situación sigue siendo de enorme infelicidad terminan separándose.

¿Sirve de ayuda una aventura?

Yo hablo del momento clavo porque un clavo saca a otro clavo y hay muchos momentos para agarrarse a un clavo ardiendo. Las mujeres también tienen ese tipo de relaciones efímeras. Lo que pasa es que a nosotras nos encanta atender a los desvalidos, comprender a los pobres de espíritu... Y debemos tener cuidado con este tipo de relaciones porque si nos entregamos con devoción a una relación clavo, podemos terminar con un martillazo en la cabeza.

Pero ¿es aconsejable o no debemos recurrir a ellas?

A veces aferrarse a una relación efímera o relación clavo sirve como terapia, como solución. La relación clavo es un puente y ayuda a pasar algunos momentos terribles. Yo tengo alguna paciente que más que una relación clavo, tiene dos. Ella sigue sin olvidar a su ex pero sale con uno, sale con otro. Se acuesta con uno, con otro y cuando le da la gana, llora a mares por el ex.

Usted dice que una ruptura amorosa es un duelo en toda regla, con las fases de negación, rabia, dolor...

La gente no es consciente de las etapas, porque esa es una descripción de un duelo tipo que se hace a posteriori. Pero el personal sabe muy bien lo mal que se pasa en una separación y eso es lo que explica la permanencia en relaciones infelices. Y sobre todo muchas mujeres permanecen amarradas a relaciones destructivas y sin futuro porque saben que lo que les espera es duro. Sin embargo, la única manera de terminar con el dolor es atravesar el dolor.

Nadie se separa porque sí.

Nadie se separa como un gesto banal. La gente se separa porque no tiene otra alternativa. Además tenemos mecanismos para atender el duelo de una persona que ha sufrido un fallecimiento cercano, pero no hay redes sociales para acompañar a alguien que se ha separado. Al contrario, más bien presenciamos que familia y amigos dicen; vamos a tomar una copa, venga, anímate, sal, diviértete... Y entonces esa persona se siente todavía más sola. La gente no se imagina que duran tanto los duelos.

El proceso de duelo suele durar mucho, incluso un año o dos.

Sí, eso no quiere decir que la gente se vaya a pasar un año o dos en el momento sofá y manta. Eso puede superarse en dos meses. Pero lo que es el duelo, desprenderse del todo de un amor importante, de una persona con la que has pasado años de tu vida... eso requiere su tiempo y la gente necesita permiso para estar triste.

¿Hay muchas mujeres dispuestas a ser el felpudo de su pareja por una relación de dependencia, incapaces de romper con una relación enfermiza?

Es dificilísimo romper con relacione destructivas y con relaciones de dependencia. Algunas de mis pacientes suelen ser mujeres brillantes de una gran autonomía económica. Y, sin embargo, tienen un sufrimiento y un enganche que no se explican. No pueden dar un paso si el teléfono no ha sonado o si no reciben el sms o el WhatsApp. Son mujeres omnipotentes que se hacen cargo de todos los aspectos de la relación como si fueran unas madres con sus bebés.

¿Cree que algo así puede ser el germen de algunos casos de violencia machista?

Cualquier mujer maltratada ha sido una mujer malquerida. No hay que estar con la pareja a cualquier precio, ni pase lo que pase. Hay que hacer un gran trabajo con las adolescentes que se someten a relaciones de maltrato, que podrían criticar a sus madres o a sus vecinas, chicas con ideales feministas, de igualdad y que, sin embargo, en sus relaciones se someten a situaciones de maltrato.

De los duelos amorosos no solo se sale con otra relación, también con una vida en soledad.

Es que rehacer o reconstruir la vida no solo supone reconstruir la pareja. Rehacer la vida supone reconstruirse después del duelo independientemente si hay pareja o no. Es preferible rehacer la vida en soledad. Los hombres rompen una relación cuando ya tienen una sustituta pero nosotras nos separamos a tumba abierta, sin una tercera persona.

Parece que solo son las mujeres las que sufren con las rupturas amorosas.

Hablar de hombres y mujeres es simplificar, lo adecuado sería hablar de posiciones masculinas y femeninas porque hay muchos hombres que sufren terriblemente por amor. Pero para nosotras el amor es el centro de nuestras vidas. Por eso suelo decir que en el amor, como en los aseos, los hombres entran y salen rápidamente, mientras las mujeres guardamos cola.

¿Hay que sufrir siempre?

Vivimos en la época de la inmediatez, de las burbujas, todo es algo inmediato y artificial... En una sociedad donde la felicidad parece que es una obligación, donde el dolor parece que está prohibido, una persona triste no está permitida. Venga, toma una copa, venga, vamos a ligar... ¿Cómo no vas a llorar por el padre de tus hijos o por una relación de 15 años?