PLENTZIA. Ayer falleció Antón de Madariaga Zobarán, considerado por algunos como uno de los vascos relevantes del siglo XX. Durante 41 años de dedicación laboral fue presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao, interventor general y director financiero de Altos Hornos de Vizcaya, director general y consejero de Petronor y, una vez jubilado, alcalde de Plentzia por el PNV durante una legislatura. El entierro tendrá lugar hoy, mientras que el funeral se oficiará el próximo martes, 2 de abril, en la parroquia Santa María Magdalena de Gorliz, a las 19.00 horas.

Antón de Madariaga Zobarán nació en Gorliz en 1921 y creció en Plentzia. Consiguió la licenciatura en Ciencias Económicas por la Universidad Comercial de Deusto en 1944 y en Derecho por la Universidad de Valladolid en 1945. Su primer empleo lo consiguió en el Banco Bilbao donde permaneció tres años. A continuación, trabajó en Iberduero, entre 1949 y 1959. Su siguiente cambio de trabajo le llevaría a convertirse en el interventor general y director financiero de Altos Hornos de Vizcaya. En 1943, por ejemplo, consiguió en un viaje a Estados Unidos un acuerdo con United States Steel.

En 1969, arribó a Petronor, donde permaneció hasta su jubilación en 1987. En la empresa petrolera llegó a ser vicepresidente, según editó Juan José Alzugaray en el libro Vascos relevantes del siglo XX, tomo en el que hizo pública una biografía de Madariaga. El exalcalde de Bilbao, el plentziarra José María Gorordo, compartió consejo con su convecino en la firma petrolera y le sitúa como director general y consejero de esta empresa. Gorordo, es más, reivindica su persona: "A Antón le vetaron ser presidente de Petronor porque era nacionalista vasco. Eso fue así", lamenta.

El senador del PNV en Madrid, Iñaki Anasagasti, también reconoce la trayectoria de Madariaga. "Fue una referencia en Bizkaia, no solo en la Cámara de Comercio sino en el nacionalismo y en la presencia en las instituciones vascas en los primeros años de la Transición. También es de destacar su amistad con el pueblo de Chile, país del que es originaria su viuda", enfatiza Anasagasti.

El matrimonio dio al mundo cuatro hijos. Uno de ellos es Iratxe Madariaga, quien ensalza la labor de su padre que logró "posicionar a Bizkaia" y, además, fue uno de los que consiguió que el aeropuerto de Bilbao no fuera cerrado y trasladado a Gasteiz. "Movilizó a los empresarios y el aeropuerto acabó quedándose aquí", subraya una Iratxe muy consternada con el fallecimiento de su padre en la mañana de ayer. En este capítulo, la hija recuerda que su padre fue también presidente del Depósito Franco del Puerto de Bilbao.

Madariaga cosechó en vida diferentes premios y galardones. "Fue curioso cómo llegó a alcalde. Fueron los jóvenes de EGI los que fueron a casa a buscarle para que se presentara a primer edil de Plentzia y salió elegido", relata la familia. Gobernó durante una legislatura.

La familia reconoce también el apoyo que dio el vizcaino al euskera, incluso en tiempos es que se impartía en pisos durante la clandestinidad. Sus hijos estudiaron en ikastolas.

Gorordo evoca una de las numerosas anécdotas que vivió al lado de Antón. "Yo fui presidente de la comisión de fiestas de Plentzia y me vinieron Antón y José Luis Etxegarai al Palace y me dijo: Toma 25.000 pesetas para montar una fiesta vasca. Él era muy nacionalista, uno de los primeros nacionalistas vascos que logró cargos de prestigio, de los pocos".

A juicio del doctor ingeniero industrial, natural de Irun y fallecido en 2006, Juan José Alzugaray, Madariaga fue un hombre "íntegro, siempre al servicio de pocas y grandes empresas, a poder ser vizcainas, de hecho solo cuatro durante 41 años de profesión", dejó escrito en uno de sus libros.

El paso de Madariaga por la Cámara de Comercio de Bilbao vivió un momento de rivalidad. Optaron a la presidencia Madariaga, del PNV, y Mario Fernández, de EA, que había sido exvicelehendakari en el Gobierno vasco que presidió Carlos Garaikoetxea. Ganó el primero.

La vida anterior al mundo laboral del de Gorliz fue dura para él. Su padre era marino y "por ser nacionalista se vio obligado a volver a la mar", señala su hija. En un ataque a su barco -la familia desconoce la batalla en la que se vio implicado- falleció, por lo que dejó a su viuda al cargo de nueve hijos. Fue Antón quien los sacó adelante poniéndose a trabajar como abogado economista. "A ver si llego a decirlo -advierte la hija emocionada-, aita fue una bellísima persona".