Bilbao. El domingo se cumplieron cinco meses del fallecimiento de Iñaki Uribarri Martínez, conocido por todos en el Bilbao de sus amores y colores como Txupi. Enamorado de su mujer, hijos y, sobre todo, de su nieto fue un futbolista que llegó al Sestao River, aunque cuando mejor ficha tuvo optó por estudiar Empresariales y crear una empresa dedicada a la sierra. Uno de sus lemas y consejo al mismo tiempo era: "Quédate con las cosas buenas de las personas y no con las malas", recuerda su hijo Eneko.

Llegado al mundo el 13 de agosto de 1953, lo hizo en un piso del que él llamaba Callejón del Gas, de Bilbao. Era hijo de Rafa Uribarri Zuazo, empleado en la Fábrica de Echevarría, y de Mari Carmen Martínez Gandiaga, ama de casa nacida en Bilbao.

La familia de Txupi le retrata en su infancia como "un niño feliz". En la casa del Callejón del Gas vivían Iñaki, sus padres y su aitite Rafa ("eran muy amigos"). Iñaki estudió en los Maristas y acabó graduándose en Empresariales.

"con la más guapa" Iñaki conoció a Aurora Gorroño y, tras siete años de bonito noviazgo, se casaron el 27 de marzo de 1981. Él decía que "con la chica mas guapa de Uribarri" y se fueron a vivir a Galdakao. Tienen dos hijos: Nekane y Eneko, además de un nieto, Unax, de cuatro años y medio. El pequeñajo no se olvida de aitxitxe Iñaki -como él le llama-. "No se le olvida todo lo que su aitxitxe le transmitió para que juegue al fútbol", enfatiza la familia. El fútbol fue su gran pasión. Txupi militó en numerosos clubes, entre ellos, llegó al Sestao River, pero el "club de sus amores" fue el Gallarta, donde era conocido como el "11 gallartino".

Sus cualidades eran principalmente buenísima persona, atesoraba montones de amigos, de conocidos, aquel hombre que era de mediar siempre en todos los conflictos, con buenísimos consejos. Eso sí, aunque nacionalista, nunca le gustó portar simbología política alguna.

Su lema que más repetía era "vive y deja vivir". Él defendía lo suyo y a los suyos con uñas y dientes, si alguien intentaba meterse con él "sacaba toda su mala hostia, tenía mucho carácter, lo daba todo por todos y de la misma manera quería que las personas le respondieran", valora su mujer Aurora y ponen un ejemplo: "Si decía mañana te llamo a las diez, a esa hora te llamaba; si alguien le decía mañana te llamo a las diez y no cumplía, el que llamaba era él, pero para decirle que no era persona de palabra". Así era Iñaki, hombre de palabra, "le sobraban los notarios, los abogados, lo que el decía era palabra de ley. Desgraciadamente ya no vivimos en la época del oeste y por eso muchas personas se aprovecharon de Iñaki", lamenta la familia.

sangre de gudaris Por Txupi corría sangre de gudaris. Era nieto y sobrino de soldados del Euzko Gudarostea. Durante la Guerra Civil, la familia de su madre vivía en Mundaka. Tras el bombardeo de Gernika la familia partió a refugiarse a Bilbao. Los gudaris fueron Rafa Uribarri y Agustín Martínez Gandiaga.

Hoy, los suyos quieren recordar a Txupi, aquel hombre de palabra y cumplidos, alegre, muy simpático y que se desvivía por su familia y el Athletic: "Lo máximo para él era su nieto". Y como era habitual en las celebraciones, su mujer y sus hijos le siguen cantando Paloma blanca, blanca paloma. De su parte, Txupi, que te llegue donde estés: "Uso zuria, zuri usoa. Gure bihotzean eramango zaitugu".