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Tres miradas rotas diez años después

Santi Yaniz, único superviviente del accidente del helicóptero de 'La mirada mágica' en Markina, vuelve la vista atrás y recuerda a sus compañeros

yo no tenía que estar en el helicóptero, tampoco estaba previsto volar ese día. Pero yo estaba allí y volamos. Era la primera vez que salía a hacer un reportaje de La mirada mágica", Santi Yaniz recuerda diez años después el accidente que sufrió el helicóptero de EITB en el lugar en el que ocurrió, la cantera de mármol de Aulesti. Fue el único superviviente. Sus tres compañeros de vuelo, Iñaki Pangua (director), Rubén Cortijo (cámara) y Roberto Arenas (piloto) fallecieron.

DEIA ha vuelto con él y con Andoni Ortuzar, entonces director general de EITB, al lugar donde cayó el helicóptero. Diez años después, el lugar ha cambiado. Dos trabajadores de la cantera, Javier Arana e Iñaki Elordi, que vivieron de forma muy especial el trágico suceso, señalan el punto exacto en el que se estrelló el aparato.

reencuentro "Yo hacía señas para que se fueran, pero no me vieron. Cuando vi que no había remedio, me protegí detrás de un bloque de mármol. Fue terrible. Me fijé que él se movía -señala a Santi-, y llamé al encargado, a Javier, por el walkie talkie para que avisara a los servicios de emergencia". Esta es la primera vez que Iñaki Elordi y Santi Yaniz se estrechan la mano. "Yo te veo muy bien, mucho mejor que aquel día, ¿verdad?", la nota de humor de este trabajador de la cantera rompe un momento de emoción y recompone para el único superviviente del accidente lo que él vio. "Nunca lo olvidaré, es como si lo estuviera viendo ahora".

Andoni Ortuzar recuerda que ese día estaba relativamente cerca, en Elorrio. Le avisaron de que había habido un accidente con un helicóptero y que podía ser el de EITB: "Yo no sabía que estaba volando. Me trasladé lo más rápido que pude hasta aquí y confirmé que eran ellos. Cuando yo llegué, salía la ambulancia que trasladaba a Santi al hospital". A él le tocó una dura tarea, identificar a los tres fallecidos, algo que no olvidará nunca. "Estuve aquí hasta las nueve de la noche y después fui a Cruces, allí estaba Santi, nadie esperaba que pudiera salvar la vida, las explicaciones médicas eran terribles, no daban nada por él", recuerda.

Celebración "¿Por qué me salvé? No lo sé. Era el único que no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Son cosas que ocurren. A esa pregunta no hay respuesta. Desde entonces, todos los 21 de mayo lo he celebrado igual que celebro el día que nací, el 25 de julio". Santi no recuerda nada del momento del accidente. "No tengo conciencia de nada hasta que desperté doce días después en Cruces y me dijeron que había tenido un accidente. Pregunté si había sido con la furgoneta y me dijeron que no, que era con un helicóptero. ¿Por qué me salve yo? Mi madre dice que fue porque ella rezó mucho", sonríe Yaniz.

No recuerda cuándo se enteró del desenlace completo, cuando le comentaron que sus compañeros habían muerto: "No lo sé. Para aguantar los dolores estaba muy medicado y hay cosas que no recuerdo". Lo que sí recuerda fueron las horas previas: "Estaba haciendo un reportaje para la sección de rutas de DEIA en un barranco de Gordexola. Me llamó Iñaki Pangua y me dijo que ese día íbamos a volar. Fui a Iurreta, ETB estaba allí entonces, y salimos. El que volaba siempre era Alberto Santana; ese día no fue, fui yo".

Era una tarde clara y soleada, ese fue el motivo por el que Iñaki Pangua decidió salir a grabar: "El mármol de la cantera Aulesti recubre el suelo del vestíbulo del Empire State y eso es lo que motivó que Pangua quisiera enfocar una parte del reportaje sobre la cantera", comenta Andoni Ortuzar. Santi, por su parte, recuerda cómo sobrevolaron la zona, cómo se acercaron a la cantera y nada más.

Sorprende la serenidad de Yaniz a la hora de contar su recuperación. "Dura. Pensé que no iba a poder volver a andar". También señala que cuando le dieron el alta médica, esta indicaba que las lesiones le impedirían realizar su trabajo habitual. Ni una cosa, ni otra. Su empeño no le ha apartado de algo que le emociona, fotografiar y escribir sobre la geografía de Euskal Herria.

volar de nuevo Cuando volvió a la normalidad, Santi Yaniz quiso volver a la cantera y estar con la gente que había estado allí en los primeros momentos. Uno de ellos fue el encargado, Javier Arana. Esta semana han vuelto a estrecharse las manos. "Estoy muy agradecido porque la rapidez con la que llamaron a bomberos y Ertzaintza, lo rápido que llegaron, fueron determinantes, creo yo, para que hoy estemos aquí hablando de lo que ocurrió hace diez años".

Si para muchos el tiempo ha pasado muy rápido y nos parece increíble que hayan transcurrido diez años, no ha ocurrido igual para los testigos presenciales del accidente. Cuando nos acercamos a Iñaki Elordi para explicarle que queríamos hacer un reportaje sobre el helicóptero de EITB, comentó: "El sábado hará diez años". No olvida los detalles del momento.

Tampoco Javier Arana: "En cuanto me enteré, empecé a llamar. Santi estaba vivo, el resto vimos que no. Llegaron muy rápido y se lo llevaron en una ambulancia". Este hombre, más parco en palabras que Iñaki, se emociona cuando habla de ese 21 de mayo de 2001.

Santi Yaniz no habla mucho las lesiones que tuvo, hace una vida normal, sigue recorriendo rutas que ofrece a los lectores de la revista On de DEIA, entre otros trabajos. "¿Sabes lo que no puedo hacer ahora? Gritar, no puedo gritar porque tengo una cuerda vocal rota". Es optimista por naturaleza y no dudó en volver a volar.

Año y medio después, se montó de nuevo en un helicóptero para continuar el trabajo interrumpido, Euskal Herria: La mirada mágica. "Cuando volví de nuevo a volar tuve una sensación rara durante diez minutos. Después pasó y todo fue normal. He hecho desde entonces muchos reportajes desde el aire, no hay ningún problema". Dice que se ha vuelto más prudente, que siente cierto miedo cuando alguien se acerca al vacío, nada más. Mañana cumplirá 10 años y los celebrará con su gente. Zorionak.