EL científico británico Robert Edwards obtuvo ayer, 32 años después del nacimiento de la primera bebé probeta en el mundo, el premio Nobel de Medicina "por el desarrollo de la fecundación in vitro" (FIV). Las investigaciones realizadas por Edwards "hicieron posible el tratamiento de la infertilidad, un problema médico que afecta a una gran proporción de la humanidad que incluye a más del 10% de todas las parejas en el mundo", indicó la Asamblea Nobel.

Más de cinco millones de personas nacieron gracias a la fecundación in vitro desde 1978, cuando nació Louise Brown, la primera bebé de probeta. "Su contribución constituye un hito en el desarrollo de la medicina moderna", subrayó el Comité Nobel. Para muchas parejas la infertilidad es una gran decepción, para algunas hasta se transforma en un trauma psicológico de por vida. Edwards, de 84 años, vive actualmente en un hogar de ancianos en el Reino Unido. Debido a su precario estado de salud, está en duda si podrá asistir el 10 de diciembre a la ceremonia de entrega del premio, dijo un portavoz del Comité Nobel. El investigador le dijo a su esposa que estaba muy contento por la distinción.

En la década de 1950, Edwards comenzó sus investigaciones en el campo de la biología de la fertilización. Pronto comprendió que la fecundación extracorpórea podría convertirse en un tratamiento posible para la infertilidad. "Trabajó sistemáticamente para alcanzar su objetivo, descubrió principios importantes de la fecundación humana y finalmente logró fecundar un óvulo humano en un tubo de ensayos", indicó la Asamblea Nobel. El éxito de sus investigaciones se vio coronado con el nacimiento de Louise Brown, el 25 de julio de 1978. La mujer vive en el Reino Unido y concibió un hijo de manera natural. Junto con el ginecólogo Patrick Steptoe, fallecido en 1988, Edwards fundó el primer centro de fecundación in vitro, la Clínica Bourn Hall en Cambridge.

La técnica desató una fuerte discusión entre líderes religiosos, expertos en ética y científicos. "Edwards superó con su trabajo un desafío monumental. También tuvo que enfrentarse a una fuerte resistencia del establishment", dijo Christer Höög, miembro del Comité Nobel.