CUESTA-URRIA (Burgos) es un pequeño municipio de apenas 452 habitantes, situado a escasos 80 kilómetros de Bilbao. Hasta hace poco se barajaba como uno de los cinco posibles candidatos a albergar el almacén de residuos nucleares. El desinterés de sus gentes ha ganado la partida a las múltiples supuestas ventajas económicas y de desarrollo local que el Gobierno central promete en su versión springfieldiana del plan Marshall. El gancho del cementerio nuclear es francamente goloso: 800 millones de euros de inversión, un parque tecnológico en energía nuclear, 500 empleos y 12 millones de euros al año, en concepto de impuestos de los residuos.
Ayer, día en el que la localidad manchega de Yebra aprobaba su candidatura para acoger el Almacén Temporal Centralizado (ATC), el alcalde de Merindad de Cuesta-Urria confirmaba a DEIA que no presentará la de su pueblo. Con la negativa de Cuesta-Urria se aleja de Euskadi el riesgo que siempre entraña la cercanía de cualquier instalación nuclear y deja la lucha por ubicar el ATC en manos de dos provincias: Guadalajara (Yebra) y Tarragona (Ascó, Valdellós y Tivissa). Al menos por ahora. Y no parece que el proceso vaya a ser sencillo.
Como muestra, lo sucedido ayer en Yebra (Guadalajara), con un pueblo dividido a partes iguales y un Partido Popular mosqueado desde Génova con sus concejales en Yebra, sobre los que podría caer una sanción. Y es que, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal -más que probable candidata a la presidencia de Castilla-La Mancha- no quiere ningún cementerio nuclear en la tierra de Zorrilla, Almodóvar o Sara Montiel.
Y por Catalunya la cosa no pinta mejor ya que las candidaturas en Tarragona han fracturado el tripartito, con un Montilla que se lava las manos porque la decisión de conceder la licencia corresponde al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, mientras que CiU no ve con malos ojos la posibilidad y ERC se opone frontalmente.
Alfonso Ribote, portavoz de Ekologistak Martxan y miembro de la Plataforma Anti-Garoña, acogió la noticia del no de Cuesta-Urria sin demasiado entusiasmo ya que una victoria para el movimiento sería el cierre de todas las nucleares. "La energía nuclear es error tecnológico, medioambiental y económico y debería irse abandonando progresivamente. Antes de buscar un emplazamiento para ver dónde ubicar los residuos, lo que habría que hacer es dejar de producirlos. No vamos a apoyar ningún cementerio nuclear. Nos opondremos, salga donde salga, a cualquier confinamiento de residuos mientras no se plantee un abandono progresivo de la energía nuclear y un calendario de cierre de centrales nucleares".
Un pueblo y el PP dividido A muchos kilómetros de distancia, el pleno del Ayuntamiento de Yebra aprobó ayer con los votos a favor de los cinco concejales del PP y los votos en contra de los dos ediles del PSOE su candidatura para albergar el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Residuos Nucleares, en una sesión abarrotada de gente, partidarios y detractores de la iniciativa. La sesión tuvo que ser interrumpida en varias ocasiones por imprecaciones y gritos de los ciudadanos, y con numerosas llamadas al orden por parte del alcalde, Juan Pedro Sánchez, quien incluso amenazó con echar a los ciudadanos del pleno y celebrarlo a puerta cerrada.
Para justificar su oposición, el portavoz municipal del PSOE, Claudio Padrino, dijo no conocer ningún estudio de viabilidad sobre empresas a las que se puede perjudicar, al tiempo que criticó que no hay un plan de evacuaciones en caso de emergencia. "Yebra lleva cuarenta años siendo vecino de la central de Zorita y hemos tenido que comprar la luz, y eso que pasan cuatro líneas de alta tensión por el término municipal, y ahora, después de todo esto, nos tenemos que tragar los residuos de los nucleares", lamentó.
Tras el pleno, los vecinos contrarios a esta instalación nuclear profirieron gritos de "alcalde dimisión" en medio del tumulto que se montó en el salón de plenos y que continuó en la calle ante un fuerte dispositivo policial.
El regidor de Yebra, Pedro Sánchez (PP), defendió su voto favorable diciendo que "supone una oportunidad para el municipio que no debemos dejar pasar y que generará empleo y desarrollo empresarial". Aunque el alcalde reconoció que la postura que defiende no es el camino más fácil ni más cómodo -su partido se opone al ATC a nivel provincial y regional- "es lo mejor para Yebra", población de unos 600 habitantes y que está dentro de la zona de influencia de la central de Zorita, cerrada en abril de 2006, y cuyo desmantelamiento se iniciará en breve.
La decisión de los concejales populares de Yebra soliviantó a su jefa de filas en la calle Génova. Ayer, María Dolores de Cospedal reiteró su resistencia a que Castilla-La Mancha se convierta en el emplazamiento del Almacén Temporal Centralizado de Residuos Nucleares, argumentando que Castilla- La Mancha "ya ha sido muy solidaria en materia nuclear".
La dirigente del PP recordó que ya ha hablado con claridad sobre este asunto, pero insistió en que "no debe procederse a la instalación de este cementerio nuclear" en territorio castellanomanchego, donde ya hay dos centrales nucleares, una de ellas inactiva. Además, dijo que su rechazo al ATC en Castilla-La Mancha "no entorpece y es compatible" con la postura estatal del PP, que defiende que "la energía nuclear debe seguir desarrollándose siempre que se combine con el resto de fuentes energéticas".
Por su parte, los ecologistas que se movilizaron en Yebra denunciaron que el ATC condenará al municipio al "desastre económico" y ahuyentará "todo tipo de iniciativas empresariales sostenibles" a medio plazo. El portavoz de Greenpeace, Carlos Bravo, consideró que la acogida de esta instalación "traerá la muerte social y económica" al municipio y a su entorno, destacando que "nadie" querrá instalarse en una zona que tiene un cementerio nuclear y un centro tecnológico que tildó de centro de experimentación.