Sorprende ver cómo las bolsas de plástico tras su correspondiente tratamiento se transforman en granulado con forma de lentejas grises para ser reutilizadas. Tranquiliza comprobar que no todas las bolsas de plástico que adquirimos en las tiendas con las compras van a parar al mar y perjudican a la fauna y flora. Es gratificante ver in situ las toneladas de fardos que llegan en un día hasta la planta Bizkaiko Plastiko Zabortegia (BPZ), situada en el municipio de Zornotza. Señal de que hay muchos ciudadanos concienciados con la conservación del medio ambiente. Porque, tal y como aseguró ayer el director de BZP de Amorebieta, Pedro Goikoetxea, "no hay bolsa dañina sino mal usuario".
Organizado por la empresa Ecoembes, un grupo de periodistas tuvimos la opción de conocer este interesante proceso y realizar un recorrido por esta empresa que lleva en funcionamiento cuatro años.
En fardos, con un peso medio de entre 300 y 400 kilos, al mes llegan hasta el centro de reciclaje de Zornotza alrededor de 1.000 toneladas de bolsas de plástico, lo equivalente a 10.000 o 12.000 toneladas anuales. Miles, millones de bolsas de polietileno de baja densidad se recopilan, seleccionan y se limpian en esta planta. "Las bolsas que llegan aquí, se reciclan. Estas no perjudican", afirmó Goikoetxea.
El material que llega hasta este centro de reciclaje no sólo procede del territorio vizcaino, también llegan de Galicia, Asturias, León, Burgos...
Una vez que se ha obtenido la materia prima se exporta a países como Alemania, Inglaterra, Bélgica y Portugal. "Lo vendemos todo fuera. En España no contamos con ninguna empresa que nos compre a nosotros", explicó Pedro Goikoetxea.
¿En qué se transforman? Desde juguetes a tuberías o protectores de cables, contenedores, vallado, cubos, bolsas para residuos, zonas de recreo para los niños... El proceso es curioso. La planta se divide en tres partes: en la primera, el material se trocea y se limpia en seco; en la segunda, con una centrifugadora y con agua sin jabón se vuelve a limpiar y se transforma en granza, un granulado de polietileno. Tras el proceso en el que el film (polietileno de baja densidad) es lavado, triturado y fundido, el tercer paso es recogerlo en grandes sacos para su comercialización y venta a fabricantes de plástico "más barata que la virgen derivada del petróleo, por el alza del precio".
Pero la crisis también ha afectado a esta empresa. Ha provocado que el precio de la tonelada de granza haya descendido considerablemente. En menos de 18 meses, de 550 euros ha pasado a costar 300 euros. "El precio ha caído una barbaridad", comentó.
Lo que por el momento no le ha perjudicado es la campaña publicitaria puesta en marcha por una conocida empresa francesa para reducir el uso de las bolsas.
"Aquí sigue llegando el mismo número de bolsas todos los días. Dudo que vayan a desaparecer", comentó. En el Estado, dependientes de Ecoembes, son cinco las plantas de reciclado de plástico exclusivamente. La de Zornotza, con 23 trabajadores, fue construida gracias a un convenio entre la Diputación de Bizkaia y la empresa alemana Trienekens, y supuso una inversión de seis millones de euros.