El rey emérito aterrizó ayer por la tarde en el aeropuerto de Peinador (Vigo) tras casi dos años sin pisar el Estado español y en medio de un revuelo mediático, político e institucional de proporciones considerables; revuelo del que parece totalmente ajeno un Juan Carlos I que ha decidido pese a todo llevar a cabo un viaje de placer, haciendo gala de la impunidad de la que goza ante la Justicia española.

El regreso de Juan Carlos I se venía intuyendo desde que la Fiscalía del Tribunal Supremo cerrara todas las líneas de investigación en su contra debido tanto a la inviolabilidad de la que gozaba como a la prescripción de los hechos delictivos. Pero la fecha final del retorno ha estado rodeado de secretismo y de especulaciones que se han intensificado en las últimas semanas y el viaje no se ha concretado hasta el último momento, debido básicamente al enfado que han provocado en Zarzuela las prisas del antiguo monarca.

Felipe VI hubiera preferido que la vuelta de su padre se produjera más adelante y en otras circunstancias, pero se ha visto obligado a aceptar a regañadientes la pretensión de Juan Carlos I al no tener ya éste cuentas pendientes con la Justicia española. En cualquier caso, el aterrizaje del exjefe de Estado en Galicia vuelve a perjudicar los intereses y el crédito de una monarquía española que no termina de levantar cabeza tras sucesivos escándalos. Molesta en Zarzuela el motivo del desplazamiento del emérito: un viaje de placer y ocio, sin importarle la imagen, la repercusión y el daño que puede causar al reinado de su hijo.

Donde tampoco ha sentado bien este regreso temporal del antiguo jefe de Estado es en el Gobierno de Pedro Sánchez, que lleva días reclamando a Juan Carlos I que debería aprovechar su vuelta para ofrecer explicaciones públicas a la ciudadanía por su negocios irregulares y actividades delictivas durante años. Los socios morados y nacionalistas de Sánchez van más allá y consideran que el rey emérito se ha burlado de la Justicia y ha actuado como un delincuente sabiéndose blindado por la Constitución.

Actitud despreocupada

Con todo, Juan Carlos I permanece impasible e indiferente, por encima de los consejos o advertencias, e interesado únicamente en visitar a sus amigos y asistir a las regatas del fin de semana. La imagen de despreocupación es total, como se evidenció ayer en su llegada al aeropuerto de Vigo en un jet privado que voló directo desde Abu Dabi.

Allí fue recibido por su primogénita Elena, con la que el emérito mantiene una relación muy estrecha, y a continuación se trasladaron al municipio pontevedrés de Sanxenxo, donde se aloja desde anoche en casa del presidente del Club Náutico de la localidad costera. Permanecerá allí hasta el lunes, cuando se trasladará a Madrid para mantener un encuentro con su hijo, Felipe VI, con quien no se ha visto en persona desde su marcha a Emiratos Árabes Unidos.

Se espera que Juan Carlos I reciba hoy por la mañana un cálido recibimiento en este municipio turístico en el que también pasa buena parte del año el expresidente Mariano Rajoy. Esta acogida de la población y de su alcalde del Partido Popular, que ya ha manifestado su alegría por la visita del emérito, contrasta con las sacudidas que ha provocado en la política el regreso de quien fuera jefe de Estado durante casi cuatro décadas en las instituciones españolas.

críticas en el gobierno Las formaciones que conforman el Gobierno español se mostraron ayer molestas con este regreso del emérito por motivos de ocio. La socialista Pilar Llop, ministra de Justicia, expresó que a la ciudadanía “le gustaría recibir explicaciones sobre todo lo que ha sucedido” en relación a los hechos delictivos del anterior jefe de Estado.

Más contundentes fueron en Podemos, cuya líder Ione Belarra afirmó que Juan Carlos I “solo debería volver a España para rendir cuentas a la Justicia”. La también ministra de Derechos Sociales ve “humillante” para la democracia que le libre de ello la inviolabilidad de la Corona.

El discurso contrario fue el exhibido por el nuevo presidente de Galicia, Alfonso Rueda, que llegó a afirmar que la visita del emérito es “una buena noticia” para la promoción turística de la comunidad.