Pedro Sánchez se ha comprometido con el traspaso íntegro del Ingreso Mínimo Vital, ha aceptado de entrada varias enmiendas parciales del PNV, y han alcanzado un acuerdo sobre los interinos. ¿Puede dar ya por zanjada la crisis en la relación con el Gobierno español y algunos de sus ministerios?—Es una legislatura complicada en la que día a día van surgiendo temas y polémicas, pero también se van produciendo colaboraciones. El acuerdo sobre el Ingreso Mínimo Vital es muy importante para la ciudadanía, y eso ya pone un gran peso en el acuerdo presupuestario. La semana que viene se tienen que ver más acuerdos ya en comisión sobre las enmiendas. Y hay otras cuestiones alrededor del Presupuesto. No es tanto un tema de cifras concretas, sino el desbloqueo de varias actuaciones. Dentro del Presupuesto hay una parte muy importante que no es enmendable, los fondos europeos, que vendrán del diálogo sobre los proyectos con el Gobierno vasco; y también habrá que desbloquear el Tren de Alta Velocidad. Tenemos que formalizar ya protocolos y convenios de entrada a las capitales. Sería un paso importante. Espero que sea posible antes de fin de año y de la conclusión del Presupuesto.

¿Detecta un cambio de actitud en el Gobierno español y empieza a tratar como socio prioritario al PNV, como decía la ministra Montero?

—Yo sí veo un interés en llegar a acuerdos con nosotros, un interés que han incrementado en las últimas semanas. Pero vienen temas muy importantes que vamos a tener que acordar. La ley sanitaria que se ha anunciado y va a sustituir el entramado que había hasta ahora es un tema muy delicado para Euskadi, porque es una competencia que hemos tenido desde el principio. Les interesa un acuerdo porque en ese tema podemos ser un agente desestabilizador. Pero no queremos serlo, nos interesa un acuerdo y que la ley se haga a gusto de todos. Otro asunto, también muy importante y sobre las pensiones, son las EPSV de empresa. El Gobierno español va a legislar, pero nosotros tenemos un sistema y tendremos que ver cómo encaja con nuestro modelo sin chirriar, como ocurre con el IMV.

¿Qué importancia tienen para el PNV las enmiendas parciales que pactó el jueves?

—Hemos acordado una competencia de profundo contenido foral, la convocatoria y designación de los secretarios e interventores municipales. Vamos a regular todo el proceso tras haberlo denegado el Estado una y otra vez. También son importantes las tasas del vehículo eléctrico. Tal y como estaban tasados los coches que llevan baterías por su peso, podría ser perjudicial para el mercado del puerto de Pasaia. Y hemos adelantado una circunstancia que iba a llegar en junio: la modificación de la Ley del Deporte, para que no atrape en medio los procesos electorales del Athletic, o un club humilde como el Amorebieta no pase a sociedad anónima deportiva. Casi apostaría que el único partido al que se le han aceptado enmiendas en ponencia ha sido el nuestro. Podrían haber entrado más ahora, porque tenemos algunas más acordadas.

¿De qué temas habla?

—El problema ha sido de tipo administrativo, porque el Gobierno español se ha pillado los dedos y no ha tenido tiempo para incluirlos ya en la ponencia, pero entrarán sin duda en las comisiones de la semana que viene. Y hay otra serie de asuntos que estamos discutiendo ahora y que iremos anunciando. Hay temas de inversión en tecnología e infraestructuras en las enmiendas (se han pactado algunas sobre Irun). Unas hemos pensado en transaccionarlas y otras las estamos discutiendo. Pero insisto, más allá del Presupuesto, hay un cierto ecosistema más allá del Ingreso Mínimo Vital y que se refiere a desbloquear temas, como buscar una solución para el Tren de Alta Velocidad. Confío en que, con el conocimiento de la nueva secretaria de Estado, que lleva muchos años en esto, pueda ser así.

¿No da el TAV por desbloqueado? Sí se ha hablado ya del soterramiento en Bilbao y Gasteiz, y de una encomienda de gestión para que el Gobierno vasco avance la obra...

—Quiero ver que cerremos al menos un protocolo, firmado y publicado. Tenemos que pasar ya a textos concretos. Primero, a través de un protocolo y, al poco tiempo, un convenio. Y queremos ver hasta dónde llega la encomienda de gestión.

¿Ha sido la presión del PNV la que ha provocado estos movimientos sobre el TAV? Pudo parecer que quedó fuera de juego con la reunión entre el consejero Arriola (PSE) y la ministra...

—La reunión del alcalde estaba prevista desde hace casi dos meses, y el alcalde avisó al consejero de que se iba a producir. Lo que no entiendo es que el consejero contraprograme esa reunión, sabiendo que esa reunión iba a decidir si de verdad había ámbitos para avanzar con respecto al PNV. Lo que nos importa es que las cosas funcionen y se hagan, no sacar pecho. Lo que espero es que haya un acuerdo pronto. La reunión fue muy positiva.

Cuando habla de contraprogramar, ¿se refiere a que hubo un intento de restar protagonismo al PNV?

—No es conveniente ahondar en esto, porque lo único que puede hacer es provocar de nuevo una cascada de declaraciones. El episodio ya ha pasado. Punto final. Detalles podría dar muchos, pero no lo voy a hacer.

¿El apeadero provisional en Basauri pone en riesgo el soterramiento en la entrada a Bilbao?

—Nunca podrá ser así porque, si no, no daremos nuestro consentimiento.

¿Hasta qué punto va a presionar el PNV con el TAV y puede peligrar su apoyo a los Presupuestos?

—A una negociación nunca voy trazando rayas. Veo cuáles son las posibilidades que tengo y si merece la pena o no. Si públicamente voy poniendo rayas, puedo complicar una negociación que podría ser positiva. No voy a hacer eso.

Hay quien puede pensar que el acuerdo está prácticamente hecho, o que el PNV no quiere dejar que caigan los Presupuestos y por eso va a ser más pragmático...

—Pueden caer, porque podríamos votar en contra de una sección, pero pasar el rubicón de la enmienda a la totalidad ya es un paso importante. Es mucho más difícil que unos Presupuestos caigan. Y el interés en que los Presupuestos puedan salir adelante lo tenemos todos, porque es un momento complicado: vienen los fondos europeos, la economía va a tener un crecimiento menor que el fijado en un principio, y tampoco hay una alternativa en estos momentos que para Euskadi pudiera ser mejor. Por lo tanto, claro que vamos a intentar que el Presupuesto salga adelante. Las otras partes, empezando por el Gobierno, también tienen que ser sensibles a lo que propongamos. Y si la legislatura se prolonga, tendremos que hablar de las EPSV y la ley sanitaria. Mejor será que el PNV tenga influencia y sea decisivo en la conformación de mayorías.

¿Al PNV le basta el compromiso del Gobierno español sobre el IMV, o antes de votar los Presupuestos quiere ver los papeles para comprobar que esa voluntad se concreta?

—Los papeles ya los he visto. Y están firmados por los ministerios implicados, aunque evidentemente hay que celebrar una Comisión Mixta. Quedan los últimos retoques de los gobiernos, pero las bases de la transferencia están fijadas negro sobre blanco.

¿Le consta que Escrivá no lo volverá a bloquear, ha hablado con él?

—Está acordado también por parte de Escrivá. No tengo por qué dudar. Lo solucionan cuando les aprieta.

¿Ha estado el PNV en la cocina del compromiso de Sánchez para habilitar un fondo de ayudas para las víctimas del amianto?

—Sí, claro. De hecho, hemos presentado una enmienda de cinco millones que era un crédito abierto. Otros grupos han presentado 25 o 40. Yo imagino que, al final, se optará por una de las enmiendas y nos sumaremos todos si es que el Gobierno al final acepta. Nosotros lo estamos peleando y creo que al final se va a conseguir. Han caído enmiendas que afectaban al capítulo de gastos e ingresos.

¿Al PNV se le ha caído alguna, como la rebaja del IVA de las peluquerías?

—Sí. No lo sé de manera certera porque necesito que me pasen el listado (la entrevista se realizó el viernes), pero no me extrañaría. El problema es que el reglamento habilita al Gobierno español a vetar las que suponen disminución de ingresos.

En esta ocasión, ¿ha notado que el margen negociador es menor? Hay tantos grupos que se disputan el acuerdo y la influencia que puede provocar que el PNV tenga que medir sus aspiraciones o haya un menor margen para negociar.

—Ya hemos conseguido unas cuantas cosas para Euskadi, pasando por el IMV, competencias sobre interventores, la tasa en el puerto de Pasaia... Evidentemente se va a conseguir más. Mi visión es desbloquear asuntos, que temas que parecían imposibles se desbloqueen y la ciudadanía vea que las cosas funcionan. A veces, sin necesidad de partidas, un decreto o la retirada de un recurso es más efectivo. Sobre todo, en un Presupuesto como este, en que el grueso del dinero está en los fondos de resiliencia europeos que no se pueden enmendar, hay que pelear con buenos proyectos, y es bueno tener relación con el Gobierno y capacidad de interlocución.

Sánchez también podría lograr los apoyos que necesita con otros grupos, como el PDeCAT o EH Bildu...

—(Interrumpe) Bueno, con EH Bildu creo que se le han quitado un poco las ganas. Intentará hacer acuerdos con ellos, pero la performance de Arnaldo Otegi el otro día (la declaración de reconocimiento a las víctimas de ETA y posteriormente su apuesta por excarcelar a los presos) provocó que se pasara de la euforia a la depresión por parte de algunos. Yo lo vi en vivo y en directo. Vi el ánimo de todos. Incluso en el ámbito periodístico.

Pero, teniendo en cuenta que Sánchez podría contar con esos votos, ¿le sigue interesando a pesar de ello que el PNV esté en la ecuación?

—El PNV no es solo sus votos, sino también la credibilidad que aporta. El Gobierno tiene que mandar determinados mensajes a la sociedad y la economía. Y sabe que nuestra posición puede sumar o descolgar a otros grupos. Además, en una coalición de izquierdas abigarrada, el PNV aporta un plus que le conviene al Gobierno central de cara a las instituciones europeas, porque conocen nuestra política progresista en lo social y centrada en lo económico.

¿El acuerdo que han alcanzado PNV y ERC con el Gobierno español sobre los interinos tiene algo que ver con los Presupuestos?

—Todo tiene que ver con todo. Lo ideal hubiera sido que nos dejaran absoluta libertad para ir disminuyendo la interinidad y que el Parlamento Vasco pudiera establecer esa normativa, pero hoy por hoy no está establecido así.

"Al PSOE se le han quitado un poco las ganas con EH Bildu, ha pasado de la euforia a la depresión con Otegi"

"Tenemos que acordar la ley sanitaria y que la propuesta de EPSV de empresas no chirríe con nuestro modelo"

"Veo que en el Gobierno español ha incrementado el interés en llegar a acuerdos con nosotros"