- Además de secretaria general del PSE, Idoia Mendia es vicelehendakari segunda del Gobierno vasco y consejera de Trabajo y Empleo, un Departamento que se antoja clave para combatir las secuelas de la pandemia.

Esta misma semana han presentado un plan de reactivación de la economía. Son 13.250 millones de euros ¿De dónde va a salir tal cantidad de dinero?

—Este plan se abrirá a la participación de las diputaciones, de Eudel y de los agentes económicos y sociales. Dos partidos diferentes presentamos una estrategia para recuperar social y económicamente a Euskadi. Ese plan va a nacer del esfuerzo presupuestario que va a hacer el Gobierno vasco a lo largo de los próximos cuatro años y de una priorización de gasto y de un alineamiento de las prioridades con el resto de las instituciones.

Señalan, además, que son recursos propios, que no hay dinero procedente de Europa.

—Exacto. Ante el desconocimiento de cómo van a llegar los 140.000 millones de euros de Europa a España y cómo se repartirán entre las comunidades, lo que el Gobierno vasco va a hacer es alinear sus proyectos estratégicos con lo que marca Europa. Si luego de Europa nos viene dinero, va a ser un empujón importante, porque vamos a estar en línea con lo que Europa quiere que sea el futuro de la economía.

El objetivo es volver a poner la tasa de paro por debajo del 10% e incentivar 135.000 empleos. Son retos demasiados optimistas, y todo para quedarnos donde estábamos.

—Hay que ver de dónde venimos, de una larga recesión. Para la legislatura 2016-2020, el Gobierno vasco se puso como reto que el paro descendiera por debajo del 10%. Estábamos terminando la legislatura en esos parámetros, pero la pandemia nos ha llevado otra vez al casillero de inicio. Ahora el objetivo no es solo descender el paro por debajo del 10%, sino crear empleo de calidad, luchar contra la temporalidad y, por lo tanto, lograr estabilidad en el empleo. Y acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres, una cosa en la que en Euskadi estamos peor que en el resto de España.

Usted ha hablado de apuesta inequívoca por el empleo juvenil. Es evidente que los jóvenes lo pasan mal pero, ¿los mayores a los que les ha pillado esta ola tendrán capacidad de subsistir?

—Estamos trabajando en esos dos vectores, pero hay que hacerlo mejor todavía. Hay personas que perdieron su empleo en la anterior gran crisis y no pudieron recuperarlo, personas mayores de 55 años que ahora sus empresas se van a digitalizar y se deben formar para no perder su empleo, y luego están los jóvenes. No podemos perder el talento joven. Ya no solo desde el punto de vista de las cotizaciones, pero es que, además, no podemos dejar que les hagan una oferta mejor en otra comunidad o en el extranjero y se nos vayan a marchar. Están muy bien formados y tenemos que engancharlos para que se queden aquí.

ELA y LAB parece que no están por la labor de ir a la mesa de diálogo social. ¿Se hace complicado sacar adelante planes de este calado sin el apoyo de los sindicatos mayoritarios?

—Lo primero que hice al llegar al Departamento de Trabajo y Empleo fue reunirme con todos los sindicatos. Con ELA y LAB también, que son una alta representación del sindicalismo vasco, y los he invitado a participar en todos los foros de diálogo. Sé que las posiciones son muy distantes, pero yo creo que se debe iniciar un camino para atraerlos a la mesa social porque todas las voces importan y suman. Y saben que tienen abierta la puerta del Gobierno.

Ayuda que el Gobierno tenga mayoría absoluta. Por lo menos, ya saben que no tendrán problemas para sacar adelante los Presupuestos. Pero, por otro lado, ¿no temen caer en la tentación que eso puede generar, el tener una mayoría absoluta?

—Somos un Gobierno de mayoría absoluta, pero de mano tendida. Somos conscientes de que tenemos esa mayoría que nos permite sacar adelante las leyes, pero también somos conscientes de que la pandemia ha dado una lección de humildad a todo el mundo. Además, sería bueno que en las cuestiones más troncales de país fuéramos capaces de alcanzar acuerdos con otras fuerzas políticas. Igual en esta legislatura, y siendo un Gobierno en mayoría, podemos alcanzar más acuerdos. Lo veremos€

Vayamos a otro foco de la actualidad, ¿que le parece el espectáculo que se está produciendo en Madrid con dimes y diretes entre la administración central y la autonómica?

—El espectáculo lo está dando el PP. Le acusaban a Pedro Sánchez de ser un dictador constitucional cuando lo que estaba haciendo era tratar de luchar contra la pandemia. Cuando ahora las autonomías tienen capacidad, si es necesario, de decretar el estado de alarma de acuerdo a sus necesidades, acusan al Gobierno de España de no comprometerse y mirar hacia otro lado. Lo que no es comprensible es jugar con la salud de los ciudadanos con el fin de derrocar a un gobierno legítimo. Y el PP está jugando con la salud de los madrileños. Debe haber una denuncia de la irresponsabilidad máxima de un partido que, además, ha gobernado España.

¿En qué punto nos encontramos en Euskadi con respecto a la pandemia?

—Como en el resto de España, tenemos que ser muy responsables y procurar seguir los consejos. Pasaremos momentos complicados, aunque afortunadamente la curva está bajando y la respuesta es favorable. Hasta que no haya vacuna, hay que extremar la precaución.

¿Está respondiendo la sanidad pública vasca? ¿Y la ciudadanía vasca?

—Debe ser una cosa de dos. Creo que se están haciendo las cosas bien, pero no solo tiene que haber medios por parte de las instituciones, sino también mucha responsabilidad por parte de los ciudadanos. Y hay veces que se nos olvida eso en los momentos de ocio. Vamos a tener que cambiar los hábitos, por lo menos hasta que tengamos la vacuna.

EH Bildu se ha mostrado dispuesto a negociar los Presupuestos del Estado con el Gobierno español. Hay un acercamiento en el Estado que no se da en Euskadi. Y ahí está foto de Mertxe Aizpurua con la vicepresidenta Carmen Calvo. ¿Por qué en Euskadi no?

—Creo que en el Congreso se está dando una circunstancia que si gobernaría el PP coparía titulares a cinco columnas, pero como gobierna el PSOE no le dan importancia. Los partidos nacionalistas, e incluso los independentistas, están implicados en la gobernabilidad de España y me parece bien. EH Bildu se está haciendo una enmienda a la totalidad de sus 40 años de historia. Nunca habían utilizado sus escaños en el Congreso para preocuparse por la situación de los trabajadores o por la sanidad. Utilizaban sus escaños para la bandera y la patria. Ahora han decidido hacer política y me parece algo positivo. Es una buena noticia.

¿Qué le pareció la intervención del secretario de las Juventudes Socialistas de Euskadi Víctor Trimiño cuando pidió no blanquear el pasado de EH Bildu? ¿Era un toque de atención a la dirección del PSOE?

—Llevo muchos años en el partido y he vivido debates muy calientes. Eso es lo bueno que tiene el Partido Socialista, que te permite tener tus ideas. Es difícil blanquear un pasado con una mochila con 900 muertos. Otra cosa es que los socialistas nunca hemos renunciado a hacer política. Así lo han hecho concejales socialistas en los tiempos difíciles en pueblos con mayoría de Herri Batasuna. Nuestro compromiso era y es con la sociedad. Si en los años de plomo no renunciamos a hacer política, ahora que ETA ha desaparecido, vamos a seguir haciendo política. Ahora bien, EH Bildu debe explicar por qué decide hacer política en Madrid y le da tanto vértigo acordar aquí. Creo que se puede ser alternativa de gobierno y estar en un acuerdo. El PSE no renuncia a ser alternativa al PNV, pero no quita que, si las circunstancias del país lo requieren, arrimemos el hombro.

El Tribunal Constitucional ha avalado la ley vasca de abusos policiales. ¿Arrancará sin ningún contratiempo más?

—Es una deuda con nuestra historia y con muchos que han sufrido vulneraciones de derechos humanos y sufrimientos injustos. Han estado olvidados muchos años. Las víctimas deben ser todas iguales porque el sufrimiento es el mismo, otra cosa es no confundir el origen de la violencia, por lo que no se pueden equiparar. Es una ley ajustada a derecho y el Constitucional nos ha dado la razón.

El Parlamento Vasco y muchos partidos en el Congreso han abogado por un cambio de la política penitenciaria. ¿Acercar presos cerraría el círculo de la violencia?

—En los años de Rajoy, cuando ETA había cesado su actividad terrorista, no se avanzó nada. No se movió ningún preso ni se hizo ninguna política de reinserción. Hay que trabajar la reinserción y Rajoy no lo supo hacer. Sin embargo, cuando llegó Pedro Sánchez se empezó a hacer. Se analizó caso a caso y los presos empezaron a dar pasos en el reconocimiento del daño causado. Se están dando pasos y se hace una política inteligente y ajustada a derecho y, sobre todo, encaminada al objetivo de la convivencia.

Otro frente abierto es el del nuevo estatus. El lehendakari ha señalado que es más necesario que nunca porque el Estatuto de Gernika no tiene nada que ver con la situación actual. ¿Cuál es su posición?

—En el pacto de gobierno hay un acuerdo para que se cumpla el Estatuto y vayamos avanzando en las transferencias. Se va actualizar el calendario de las transferencias y la voluntad de ambos gobiernos es acordar. Con respecto al nuevo estatus, hay que seguir lo que nos marca el actual Estatuto. Debe ser aprobado en el Parlamento por una amplia mayoría, y lo más plural posible. Se ha avanzado mucho camino, pero la verdad es que ahora la prioridad es responder a la pandemia y a la derivada económica que deja, sobre todo referente al empleo.

Hay un debate abierto sobre la monarquía y el PSOE parece haberse convertido en un fiel defensor de la institución. Más allá de la opinión de Felipe González, ¿qué cree que les pasa por la cabeza a los veteranos militantes socialistas?

—El PSOE es el único partido que queda de los padres de la Constitución y hay que defender el pacto constitucional. El PSOE es federal y republicano, pero es un partido serio y mantiene su palabra. Y en 1978 dio su palabra a una Constitución que sirvió de encuentro tras muchos años de dictadura y sufrimiento. Ahora mismo, y al igual que sucede con el nuevo estatus, las prioridades que ha dejado la pandemia son otras. Además, lo importante es que somos una democracia parlamentaria.

¿Qué opina de que se hayan quitado los nombres de Largo Caballero e Indalecio Prieto a dos calles de Madrid? La propuesta fue de Vox pero la apoyaron PP y Ciudadanos.

—Dice mucho de la ruindad y la falta de principios que tienen algunos partidos cuando están en el poder.

Algo sucede en Catalunya cuando los dos últimos presidentes han dejado el cargo de forma traumática, uno, Carles Puigdemont, huido y procesado por la justicia española y otro, Quim Torra, inhabilitado.

—Catalunya necesita unas elecciones que permita que tengan un gobierno fuerte y centrado en las cuestiones que preocupan a los catalanes. Un gobierno que gobierne para todos y que sepa encontrarse con el diferente. Catalunya necesita que tras las elecciones haya partidos que pongan encima de la mesa lo que les une y no lo que les separa. Creo que están dejando pasar muchos trenes porque la Catalunya institucional está paralizada. Si se mueve, es por una sociedad civil muy emprendedora.

Por último, ¿cuál fue el factor que la llevó a dar el paso de entrar en el Ejecutivo vasco? ¿Se lo pidieron las bases socialistas para que hubiera una mayor visibilidad del partido?

—No es una cuestión personal, ni de rentabilidad política, sino de compromiso. Hace cuatro años se vislumbraba la salida de la recesión y empezaba una fase de crecimiento económico, pero la situación del partido no era buena. Ante una crisis profunda en el PSOE, y tratando de buscar el sitio de los socialistas en Euskadi, consideré que me debía centrar en el partido. Ahora el partido está en una buena situación tanto a nivel federal como en Euskadi, pero la situación de Euskadi no es buena. Yo no me quedaría tranquila en mi casa sin comprometerme con el país. Por eso di el paso de mojarme y comprometerme con la situación de Euskadi.

"Se están haciendo bien las cosas contra la pandemia, pero debe haber medios por parte de las instituciones y responsabilidad de los ciudadanos"

"El PSOE es federal, republicano y tiene palabra, y en 1978 dio su palabra a una Constitución que sirvió de encuentro tras la dictadura"

"He entrado el Gobierno porque ahora que el partido está bien no podía dejar de comprometerme cuando la situación no es buena"

"Somos un Gobierno de mayoría absoluta, pero de mano tendida; sería bueno alcanzar acuerdos en las cuestiones troncales de país"