- El Gobierno español considera que la renuncia del rey Felipe VI a la herencia de su padre, Juan Carlos I, “que personalmente le pudiera corresponder”, es “una decisión respetable y contundente, que supone una declaración de confianza en las instituciones”.

El Ejecutivo español responde, de esta forma y echando nuevamente un capote a Felipe VI, a una pregunta presentada en el Congreso por el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, en referencia a una supuesta donación de 100 millones de dólares al rey emérito por Arabia Saudí.

En su iniciativa, Iñarritu recordaba que el pasado 4 de marzo “el diario Tribune de Genéve publicó una información relativa a la existencia de cuentas bancarias de un ciudadano español con 100 millones de dólares en Suiza”, en referencia a una supuesta donación de 100 millones de dólares al rey emérito por Arabia Saudí y de la supuesta donación de 65 millones de euros de Juan Carlos I a Corinna Larsen. En este sentido, el diputado de EH Bildu preguntaba si “han informado las autoridades helvéticas a las autoridades españolas sobre estos hechos”, y si “conoce el gobierno esta información”.

El Gobierno de Pedro Sánchez asegura, en su respuesta, que “es consciente de la importancia de la transparencia y de la necesidad de seguir confiando en las instituciones del Estado”, aunque pone mucho en valor la respuesta de Felipe VI. Añade que, “como no puede ser de otra manera”, “se continuará colaborando con las autoridades judiciales cuando estas lo requieran, en las investigaciones ya iniciadas tanto por ellas como por la Fiscalía” en relación a las supuestas donaciones al rey emérito. El Gobierno lo componen PSOE y Unidas Podemos, y este último partido sí defiende investigar al rey emérito en el Congreso.

Por último, en lo que se refiere a la inmunidad del rey emérito y de la monarquía, el Gobierno precisa que “los privilegios e inmunidades de los que gozan los representantes de las instituciones del Estado se encuentran definidos en la Constitución española, y corresponde a los jueces y tribunales definir su alcance en caso de duda”.

El detonante que llevó a Felipe VI a renunciar a la herencia del rey emérito fue la declaración de Corinna Larsen en la que justificaba el hallazgo de un ingreso de 65 millones de euros a su nombre, desde la cuenta en Suiza de una fundación panameña, como un “regalo no solicitado” que recibió de Juan Carlos I en el año 2012 por el “cariño” que este le profesaba.

Su abogado Robin Rathmell aseguró que el dinero fue declarado como donación y cuenta con la documentación que lo acredita, lo que dejaba al rey emérito en la complicada situación de explicar el origen de una cuantía tan importante. Posteriormente, Rathmell aseguró que el regalo era para Alexander Kyril zu Sayn-Wittgenstein, de 18 años, el hijo de Corinna, a quien según diversas informaciones Juan Carlos I “lo quería como a un hijo”.

Según publicó el pasado mes de marzo el diario británico The Telegraph, Felipe de Borbón figuraba como “segundo beneficiario” de la fundación panameña Lucum, donde, presuntamente, el rey saudí Abdul Aziz Al Saud ingresó 100 millones de dólares en 2008 al monarca emérito Juan Carlos por su mediación en las obras del AVE a La Meca. Sin embargo, la Casa Real emitía un comunicado en el desvinculaba a su hijo, el rey Felipe VI, de “ningún activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad pudieran no estar en plena y estricta consonancia con la legalidad”, en referencia a la sociedad instrumental Lucum.

“Es una decisión respetable; supone una declaración de confianza en las instituciones”

Respuesta al diputado Jon Iñarritu