Bilbao - El colapso de los accesos al aeropuerto de El Prat en Barcelona, pocas horas después de conocerse las condenas a los líderes del procés, ha quedado como el gran símbolo de las movilizaciones de respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo. Esta protesta, en la que participaron nada menos que 10.000 personas según el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, fue promovida por Tsunami Democràtic, la plataforma de nuevo cuño que está centralizando buena parte de estas acciones en Catalunya a través de las redes sociales. El propio Marlaska confirmó ayer que el Ministerio que dirige ya está tratando de descubrir quién está detrás de una organización eminentemente opaca.

“Por supuesto que hay investigaciones, tenemos unos servicios de Inteligencia eficaces y terminaremos sabiendo quién está detrás de estos movimientos del Tsunami Democràtic”, aseguró en una entrevista en TVE. El pasado lunes, tras hacerse público el fallo, esta plataforma convocó a los ciudadanos a concentrarse en el centro de Barcelona a la espera de unas indicaciones que llegaron a la una del mediodía. A través de sus canales en Telegram y Twitter, que cuentan con en torno a 150.000 miembros, llamó a acudir al aeropuerto para bloquear su actividad, lo que fue secundado por miles de personas que se dirigieron hacia allí incluso a pie. Los choques con los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional se reprodujeron durante toda la tarde hasta que los convocantes dieron por concluida la movilización. “Damos la acción por finalizada con éxito y los objetivos alcanzados”, dijeron. La guinda fue el comunicado leído por el exentrenador del Barça Pep Guardiola que difundieron por la noche a través de medios internacionales.

El origen de Tsunami Democràtic se remonta al pasado 2 de septiembre, cuando surgió en la forma de cuenta en Twitter que llamaba a “recuperar la iniciativa” y a usar la “desobediencia civil” y la “no violencia” para responder a la sentencia del procés. Al instante, dirigentes de todas las formaciones y entidades independentistas se hicieron eco del perfil, dándole notoriedad. En los días siguientes, impulsaron varias acciones para darse a conocer: centenares de sus activistas colgaron carteles por toda Catalunya y ocuparon varias oficinas bancarias que a su entender “financian la represión”. Su aparición eclipsó asimismo el protagonismo de los Comités de Defensa de la República (CDR), caracterizados por su estructura anarquizante y reacios a supeditarse a estrategias institucionales. La Guardia Civil detuvo el 23 de septiembre a nueve miembros de los CDR acusados de preparar acciones violentas con explosivos.

Tsunami Democràtic carece de portavoces visibles que puedan acabar pagando las protestas en la calle con un proceso judicial como el que ha costado una condena de nueve años de prisión al exlíder de la ANC Jordi Sànchez y al presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. Éste fue el primero que usó la expresión “tsunami democrático” en su declaración ante el Tribunal Supremo. Su defensa de la vía de la desobediencia civil no violenta es también el eje que inspira a la plataforma. Tsunami resume sus reivindicaciones en “derechos, libertad y autodeterminación” y su idea es promover acciones de “desobediencia civil” de forma “no violenta”.